¿Cómo nació el pódcast “Los hombres sí lloran”?
A los 42 años empecé a experimentar una crisis de la mediana edad. No me di cuenta de inmediato qué era eso, pero a medida que pasó el tiempo y que empecé a hablarlo, a hacer trabajo de introspección y también terapia, entendí lo que me estaba pasando. Cuando lo compartí con las personas a las que quiero, con amigos, incluso con personas que conocía hace muy poco tiempo, me llamó la atención que prácticamente todos me decían que estaban pasando por algo similar. Investigué y me di cuenta de que la crisis de la mediana edad es algo que existe y que afecta a todos los hombres. Me pregunté, entonces, ¿por qué no había escuchado de eso antes? ¿O por qué nadie hablaba de esto? Sentí que había una necesidad de crear una conversación honesta, directa, sencilla y dinámica, en donde pudiésemos quitar los tabús que hay alrededor de lo que significa ser un hombre de la mediana edad.
Mencione, por favor, un momento de la primera temporada del pódcast que lo haya impactado...
Comencé a hablar de esto sin saber si sería un pódcast. No sabía muy bien lo que iba a ser. La idea se formó cuando entró mi amigo Dani Posada a ser el productor y mi esposa, Mónica, me dio su apoyo. Luego entró a jugar la plataforma para el cuidado de la salud mental Selia, y empezó a agarrar forma. Lo único que siempre quise con esto fue generar conversaciones. Hubiese acuerdos o no, el punto era hablar sobre el tema y lo que significa ser hombre en la sociedad actual. Me impresionó mucho, y me sigue impresionando, cuando vi que estamos en los primeros lugares de pódcast en Colombia, y cuando llegamos a los 80 mil seguidores en Instagram.
¿Qué respuestas y nuevas preguntas han surgido con esos diálogos?
Lo primero fue entender que esta sensación que tenía era algo que le ha pasado a todos y que todos necesitábamos ayuda. Ver los mensajes de diferentes personajes que decían cosas como: “Nunca lo había pensado” o que habían sacado la primera cita con un terapeuta, ha sido muy emocionante. También está el tema de que, de parte y parte, entre hombres y mujeres oyentes hay diferentes corrientes. Por un lado, están quienes apoyan estas conversaciones y piensan en romper el paradigma de lo que significa el machismo, ser hombre y mujer. En la otra cara de la moneda están quienes consideran que los hombres tenemos que ser esa figura dura, el proveedor, no hablar de nuestros sentimientos y salir siempre como los guerreros. De cualquier forma, aquí no estamos diciendo que tengamos la razón. Considero que hay una nueva masculinidad que será mucho más positiva para la sociedad, pero es un trabajo de todos encontrarla.
¿Cómo ha influido el área en la que trabaja en su percepción de lo que es ser hombre?
Me he tenido que enfrentar a muchos de esos paradigmas en mi carrera, pero creo que todos, de una forma u otra, lo hemos tenido que hacer. El patriarcado es algo que nos ha afectado a todos históricamente, no solamente a las mujeres, y pasa que por el trabajo que hago se espera que sea un tipo determinado de hombre o de persona. En este medio es muy fácil creer que el éxito es igual a no tener ningún problema en la vida. Eso ha sido muy divertido de ver, porque hay preguntas como “¿Y este tipo de qué se queja?”. Pero, justamente, esa es una de las razones para ponerme en primera persona y decir que esta vida, que muchos consideran “perfecta”, tiene sus falencias, dolores, tristezas y miedos. Si de alguna forma todos podemos sentir que estamos en el mismo barco, nos hacemos un gran bien. La verdad es que las cifras son aterradoras. Ocho de cada diez suicidios son masculinos. El 75 % de las personas que buscan terapia son mujeres, no hombres. Algo no está funcionando. La conversación no está en la calle, ni en las casas, y ahí es donde debe estar. Para mí, que soy padre, es fundamental que mi hijo sepa que puede hablar de sus emociones y que ojalá cada vez haya una sociedad en donde sea más seguro hacerlo.
¿Cuál de las conversaciones ha sido una difícil?
Lo que pasa es que todas tienen algo. Por ejemplo, tengo conversaciones con amigos muy cercanos, y son personales, y se vuelven muy emocionales. También hay otras que tal vez son un poco más profesionales, con personas del mundo de la salud. Tuve una conversación con mi terapeuta, otra con Henry May sobre la educación públicos colegios, y hay otros diálogos que son sumamente divertidos como el de Tatán Mejía. Para mí es complicado decir que estoy haciendo un pódcast, porque estoy es teniendo conversaciones. Es el formato y la etiqueta que se le pone, pero estoy hablando con personas que quiero, admiro y que me interesan sus historias.
¿Qué temáticas ha notado que son más complicadas de abordar?
Hay muchos lugares comunes, pero, para los que somos padres, un tema es la angustia y el miedo que nos genera el futuro, nuestros hijos, la estabilidad económica, la relación de pareja a medida que pasan los años en el matrimonio, envejecer, que tengas barriga, se te caiga el pelo, que ya no puedas correr igual, entre otros. Parecen cosas como muy obvias, pero no lo hablamos lo suficiente. Tenemos mucho miedo al futuro. También nos afecta mucho levantarse, abrir una red social y sentir que el mundo se va a acabar el día mañana y pensar, ¿yo qué estoy haciendo y por qué? ¿Cómo se me ocurre traer hijos al mundo? Son muchas las preguntas que están ahí, pero cuando le preguntas a un hombre cómo está, siempre dirá que bien, cuando puede estar cargado de tristezas o angustias.
¿Cómo se imagina estos diálogos en el futuro?
Quisiera hablar con personas en otros países y empezar a poder comparar socialmente si el panorama cambia o no. Por mi experiencia, he visto que las cosas son iguales, pero quiero poner sobre la mesa que esto es algo generalizado. A veces la gente puede preguntarse “¿qué tipo de angustia puede tener alguien que vive en Estados Unidos o en Suiza?” y resulta que son muchas como las nuestras. Quiero hablar con muchos profesionales para empezar a tocar temas fisiológicos, los cambios que hay en el cuerpo y en la mente a medida que uno va creciendo. También quiero traer a profesionales de la espiritualidad o gente que tenga un enfoque más espiritual. Quiero que tengamos muchas referencias y muchos puntos de vista. He pensado que esto me gustaría también que eventualmente derivara en una charla, en un espacio abierto donde podamos todos compartir y comunicar. Quiero que sea una fundación también. Ese ha sido uno de mis sueños, porque hay también un paradigma y es que la terapia es solo para quienes pueden pagarla y quisiera poder abrir esta conversación y poder ayudar a otros a acceder a esto.
¿Por qué cree que nos cuesta imaginar esas angustias de personas en países diferentes al nuestro?
Porque siempre pensamos que la única preocupación que tenemos en el mundo es la económica. Si nos dicen que una persona en Suiza tiene su vida resuelta, mientras que nosotros, los latinos, no, pensamos en ¿de qué se podrá quejar una persona como esa? La vida tiene muchas más aristas. La salud mental es un tema enorme y vemos, por ejemplo, muchos casos de suicidio en los países nórdicos. Tal vez es porque consideramos que lo único importante es lo económico, pero aquí es donde es evidente que la salud es lo que debe prevalecer y lo que debemos cuidar, no solamente física, sino emocional.
Mencionó que su sueño es que este proyecto derive en una fundación, ¿qué otros sueños tiene?
Mis sueños son muy sencillos, si se quiere. Son poder seguir compartiendo con mis hijos, seguir trabajando en algo que amo y vivir tranquilo. Los sueños no son una gran escala, sino que se van haciendo poco a poco. Pero con esto, lo que me doy cuenta es que sí hay una materia prima muy importante para trabajar, y creo que es la salud mental. Quisiera trabajar en esto, sea a través de esta plataforma o de otra forma, que hace que tu voz tenga más eco. Me encanta haber encontrado un propósito para utilizar correctamente esa voz. Estaba en un punto en el que me cuestionaba para qué hacía lo que estaba haciendo y tener la oportunidad de usar mi voz para esta causa me ha dado tranquilidad.
¿Si se encontrara con usted mismo de hace 20 años qué le diría?
Me diría que todo va a estar bien, que simplemente siga hablando, que me siga cuidando. Creo que lo he ido haciendo. Lo que pasa es que hace 20 años tal vez no tenía tan claro el propósito. Creo que una de las cosas que uno entiende con esta crisis de la mediana edad es la importancia de tener un propósito muy claro.
¿Qué consejo le daría a una persona que en sus veinte busca su propósito?
Tal vez le diría que es muy difícil dar consejos, porque la experiencia de cada uno es muy particular, es muy única. Pero un consejo que siempre doy es encontrar un hobby. Para mí, haber encontrado la bicicleta, por ejemplo, creo que sí que me salvó la vida en algún momento. Nos han metido en la cabeza que lo único que tenemos que hacer es encontrar un trabajo y hacer plata. Considero que el propósito realmente es encontrar algo que nos apasione y por lo que no nos tengan que pagar. Trabajo es trabajo, los hobbies y las pasiones son cosas completamente diferentes.
