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¿Cuál fue su primer acercamiento a la música?
Vengo de una familia muy artística e intelectual. Mi madre no tuvo formación musical oficial, pero cantaba muy bien y componía canciones; siempre estuve rodeada de música. En casa se escuchaban los discos de opereta de mi abuelo. Mi primera actuación fue a los 8 años. A mi mamá le pidieron que llevara a una niña a un programa de la Radio Nacional, y yo canté dos canciones mientras ella tocaba la guitarra. Esa fue mi primera experiencia con la música grabada.
¿Por qué escogió como profesión la ingeniería de sonido?
Cuando empecé a tocar el piano, pero eso ocurrió relativamente tarde porque mis padres primero me consiguieron un acordeón. Se notaba que quería más, que necesitaba un instrumento más grande, así que finalmente me consiguieron un piano. Aprendí rápidamente y mi interés musical se desarrolló. Cuando llegó la edad de elegir qué estudiar, me di cuenta de que en Colombia podía optar por estudiar música, tal vez piano o algo relacionado, o considerar una carrera en Matemáticas o en Acústica. Pensé en estudiar dos carreras, pero no veía la conexión entre ambas. En el Colegio Andino encontré información sobre carreras en Alemania y, a través de conversaciones con mis profesores, descubrí que existía una carrera que combinaba música e Ingeniería de Sonido. Me pareció interesante que un mismo profesional pudiera ser un músico bien formado y, al mismo tiempo, un ingeniero de sonido con conocimientos de acústica y de tecnología. Por eso, decidí aplicar para estudiar esa carrera en Alemania.
¿Cuáles son los referentes musicales que la conmueven?
A los 14 años, mi héroe musical era Beethoven. Leía mucho sobre él, ya que en esa época no había tanta música disponible y los conciertos eran escasos. Me interesaba no solo su música, sino también sus pensamientos, como los que expresaba en el “Testamento de Heiligenstadt”, que memoricé en español. Sus frases sobre la creación y la divinidad me impresionaban profundamente. Beethoven no solo era un revolucionario, sino también un filósofo que hablaba sobre la fuerza de la creación. Estas enseñanzas me acompañaron desde muy joven. También me interesaron mucho la música de Bach y la de Mozart. Estos tres compositores fueron mis grandes referentes y me llevaron a desarrollar un fuerte interés por la música clásica.
Después de tantos años de trabajo, ¿cómo concibe la música?
Como productora, entiendo la ejecución musical y puedo ayudar a los músicos a mejorar su trabajo, asegurando que la obra se interprete como fue concebida por el compositor. No se trata solo de que el músico sienta que su interpretación fue perfecta, sino de que refleje la intención original. Puedo ofrecer una perspectiva externa y ayudar a los músicos a afinar detalles para que su obra suene de la mejor manera posible.
¿Cómo vivió la transición de la era analógica a la digital?
He tenido una vida muy ocupada y llena de experiencias. Uno de los momentos culminantes en el desarrollo de la Ingeniería de Sonido fue la transición de la grabación analógica a la digital. Recuerdo cuando la música se editaba cortando cintas con tijeras y cómo eso cambió con el avance digital, donde ya no se necesitaba romper el material. En el mundo digital, los sonidos se graban en computadora y se editan sin dañar la grabación original. Participar como pionera en esos primeros años de transición fue fascinante. Tuvimos que inventar nuevas técnicas y entender cómo funcionaban. Aún hoy, hay técnicas que implementé en esa época y que todavía se utilizan. A lo largo de los años, también viví otros cambios en la industria, como la evolución de las casas discográficas: en el año 2000, muchas de las grandes discográficas perdieron influencia, dando paso a un número creciente de sellos más pequeños que ahora tienen un papel relevante y realizan un trabajo excelente. He estado involucrada en esta evolución de los últimos 40 años en la música grabada, y ha sido una jornada muy interesante y fascinante para mí.
¿Cuál es el camino de la evolución en los formatos de grabación?
El panorama de la grabación de música, incluyendo la clásica, está evolucionando hacia formatos “inmersivos”. Esto implica dejar atrás las técnicas tradicionales en estéreo, que distribuyen el sonido entre dos parlantes. En el mundo digital actual, donde la experiencia “inmersiva” se extiende a medios como el cine y los videojuegos, es necesario desarrollar un audio que refleje esa inmersión. Aunque aún son visiones a futuro, sería fascinante que estas tecnologías se hicieran realidad, mejorando la forma en que interactuamos con la música y con el arte.
¿Cómo se involucró usted con la docencia?
Los primeros 20 años de mi carrera los pasé como ingeniera de sonido y productora musical en Philips, trabajando con grandes intérpretes de música clásica. Aprendí muchísimo y tuve la fortuna de colaborar con algunos de los artistas más destacados de la época, como pianistas, directores de orquesta y coros. Hacia el año 2000, al finalizar mi tiempo en Philips, me di cuenta de que había acumulado una gran cantidad de conocimientos sobre cómo se graban los grandes ensambles, como orquestas y óperas. Noté que las estructuras de la industria estaban cambiando y que los presupuestos para grabaciones se estaban reduciendo. Esto me llevó a reflexionar sobre cómo conservar y transmitir esas técnicas de grabación que había aprendido a lo largo de 80 años de historia musical. Decidí que debía ser una de las personas encargadas de preservar ese legado para las futuras generaciones de estudiantes de audio en todo el mundo. Estas técnicas no se pueden encontrar fácilmente en libros, son habilidades que se aprenden a través de la práctica y la experiencia. Esa misión me llevó a la docencia y estoy muy contenta con lo que hemos logrado con mis estudiantes, tanto en Colombia como en otros lugares.