Liternatura: soñar otro mundo posible
El pasado fin de semana se realizó en Honda (Tolima) el primer festival de Liternatura, evento que reúne la literatura y la naturaleza.
Andrés Osorio Guillott
Encuentro y comunidad. El encuentro de mundos, ideas y sueños. Una comunidad que se congrega alrededor de preguntas, preocupaciones y apuestas en común. La pasión por la literatura y la pasión, curiosidad y angustia por la naturaleza.
El pasado junio, el grupo de científicos de la Comisión de la Tierra publicó un informe en I en el que anunciaron que el planeta presenta una crisis en siete de las ocho medidas que se utilizan para calcular el bienestar de la vida en el mundo. La lucha por salvarnos ya es contrarreloj y los canales para generar consciencia y construir hábitos de cuidado del medio ambiente son cada vez mayores en vista de la problemática que enfrentamos.
Puede leer: “El cine es de las experiencias más hermosas que puede tener el ser humano”
Aunque la naturaleza en la literatura data de siglos atrás, todo parece indicar que en los años venideros su protagonismo tomará mayor relevancia por la angustia y la crisis que rodean la crisis climática. En el mundo anglosajón se habla del nature writing como un género que le dio preponderancia a la naturaleza, ya sea como protagonista, espacio o influencia para el autor. Henry David Thoreau, Walt Whitman, Herman Melville, Jack London y Goethe, entre otros, incluyeron en sus obras todo tipo de referencias a la flora y fauna del planeta.
En Colombia, quizá, la obra más sonada para hablar de naturaleza en la literatura es La vorágine, de José Eustasio Rivera, novela publicada en 1924. Este pequeño repaso es solo para dar cuenta de que no estamos hablando de algo nuevo, sino de un género que parece coger fuerza y se proyecta como una posible tendencia en el mundo literario. como una muestra más de que las artes y sus creaciones se dan por la influencia de su tiempo, de las preguntas y los problemas que estos traen.
Sara Jaramillo Klinkert, autora de libros como Donde cantan las ballenas o Escrito en la piel del jaguar, fue una de las invitadas a la primera edición del festival Liternatura, que se realizó en Honda (Tolima). En diálogo con este diario, aseguró que “la ‘liternatura’ se viene haciendo desde hace muchos años, lo que pretende entonces un festival como el que recién se llevó a cabo en Honda es visibilizar autores y obras para orientar a los lectores que buscan este tipo de textos e interesar a aquellos que no saben ni siquiera que existen. Yo, por ejemplo, he sido una buscadora incansable de obras que aborden temáticas de naturaleza y recuerdo que en el mundo hispanohablante era difícil encontrarlas porque, mientras que en inglés estaban etiquetadas bajo el género de nature writing, en español no teníamos una palabra que las denominara y nos ayudara a encontrarlas”.
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Ignacio Piedrahíta, escritor y geólogo, habló sobre la forma en que la ciencia y la literatura pueden converger para divulgar el conocimiento por medio de una historia. “Hay un conocimiento científico que está andando ahí. Hay cosas que se encuentran, se van cambiando ciertos paradigmas, nuevas teorías acerca de la Tierra, de las relaciones entre los seres. Mucho de ese conocimiento se queda en revistas científicas, se divulga, sí, pero quedan faltando historias a partir de ese conocimiento. Esas historias, que aunque es válido no se tendrían que quedar en personas en torno a lo natural, en mi caso, se trata de crearlas directamente con la entidad natural. Qué puede hacer el río como entidad natural”.
Gabi Martínez, escritor español y director del Festival Liternatura, también habló para El Espectador y señaló que “somos las personas y las sociedades el relato que nos contamos. Si nos contamos un relato de huir del planeta para vivir en el espacio exterior porque creemos que aquí ya no tenemos nada que hacer porque se irá a pique, pues haremos cohetes y montaremos ese tipo de historias para emigrar, pero si nos contamos un relato en el que sea posible trabajar en comunidad para convivir con las otras naturalezas que no sean las humanas, conseguiremos posiblemente salir adelante. Potenciar estos relatos que por algún motivo han sido subestimados es importante. Hemos hablado solamente de una literatura bucólica o infantil, a veces épica, pero ha sido marginada la naturaleza y si la rescatamos para los grandes relatos será pertinente, pues recuperaremos las grandes historias que ya existen y generar unas nuevas que sean consecuentes con los tiempos que vivimos”.
Es precisamente un tiempo en el que empezamos a pensar y crear relatos que se alejan del antropocentrismo, que buscan otras maneras de concebirnos y relacionarnos con un mundo que no solo nos pertenece a nosotros. Los diálogos y el llamado al trabajo en comunidad son importantes en ese conjunto en el que las obras literarias podrían hacernos creer que es posible vivir y soñar con otro mundo posible, otro en el que dejemos la arrogancia de creernos el principio, centro y fin del planeta.
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Encuentro y comunidad. El encuentro de mundos, ideas y sueños. Una comunidad que se congrega alrededor de preguntas, preocupaciones y apuestas en común. La pasión por la literatura y la pasión, curiosidad y angustia por la naturaleza.
El pasado junio, el grupo de científicos de la Comisión de la Tierra publicó un informe en I en el que anunciaron que el planeta presenta una crisis en siete de las ocho medidas que se utilizan para calcular el bienestar de la vida en el mundo. La lucha por salvarnos ya es contrarreloj y los canales para generar consciencia y construir hábitos de cuidado del medio ambiente son cada vez mayores en vista de la problemática que enfrentamos.
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Aunque la naturaleza en la literatura data de siglos atrás, todo parece indicar que en los años venideros su protagonismo tomará mayor relevancia por la angustia y la crisis que rodean la crisis climática. En el mundo anglosajón se habla del nature writing como un género que le dio preponderancia a la naturaleza, ya sea como protagonista, espacio o influencia para el autor. Henry David Thoreau, Walt Whitman, Herman Melville, Jack London y Goethe, entre otros, incluyeron en sus obras todo tipo de referencias a la flora y fauna del planeta.
En Colombia, quizá, la obra más sonada para hablar de naturaleza en la literatura es La vorágine, de José Eustasio Rivera, novela publicada en 1924. Este pequeño repaso es solo para dar cuenta de que no estamos hablando de algo nuevo, sino de un género que parece coger fuerza y se proyecta como una posible tendencia en el mundo literario. como una muestra más de que las artes y sus creaciones se dan por la influencia de su tiempo, de las preguntas y los problemas que estos traen.
Sara Jaramillo Klinkert, autora de libros como Donde cantan las ballenas o Escrito en la piel del jaguar, fue una de las invitadas a la primera edición del festival Liternatura, que se realizó en Honda (Tolima). En diálogo con este diario, aseguró que “la ‘liternatura’ se viene haciendo desde hace muchos años, lo que pretende entonces un festival como el que recién se llevó a cabo en Honda es visibilizar autores y obras para orientar a los lectores que buscan este tipo de textos e interesar a aquellos que no saben ni siquiera que existen. Yo, por ejemplo, he sido una buscadora incansable de obras que aborden temáticas de naturaleza y recuerdo que en el mundo hispanohablante era difícil encontrarlas porque, mientras que en inglés estaban etiquetadas bajo el género de nature writing, en español no teníamos una palabra que las denominara y nos ayudara a encontrarlas”.
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Gabi Martínez, escritor español y director del Festival Liternatura, también habló para El Espectador y señaló que “somos las personas y las sociedades el relato que nos contamos. Si nos contamos un relato de huir del planeta para vivir en el espacio exterior porque creemos que aquí ya no tenemos nada que hacer porque se irá a pique, pues haremos cohetes y montaremos ese tipo de historias para emigrar, pero si nos contamos un relato en el que sea posible trabajar en comunidad para convivir con las otras naturalezas que no sean las humanas, conseguiremos posiblemente salir adelante. Potenciar estos relatos que por algún motivo han sido subestimados es importante. Hemos hablado solamente de una literatura bucólica o infantil, a veces épica, pero ha sido marginada la naturaleza y si la rescatamos para los grandes relatos será pertinente, pues recuperaremos las grandes historias que ya existen y generar unas nuevas que sean consecuentes con los tiempos que vivimos”.
Es precisamente un tiempo en el que empezamos a pensar y crear relatos que se alejan del antropocentrismo, que buscan otras maneras de concebirnos y relacionarnos con un mundo que no solo nos pertenece a nosotros. Los diálogos y el llamado al trabajo en comunidad son importantes en ese conjunto en el que las obras literarias podrían hacernos creer que es posible vivir y soñar con otro mundo posible, otro en el que dejemos la arrogancia de creernos el principio, centro y fin del planeta.
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