Kafka, el inmenso escritor, picoteó en el corazón de varias mujeres. Quizá le interesaba más el sentimiento como experimento. Y muy poco el sentimiento que lleva a la relación carnal. Murió en 1924, con mucho talento literario pero con escasa experiencia lúbrica. Quizá su tormento vital le ayudó a anular o a disminuir la energía sexual. Como se nota, no lo aseguro. Es un tal vez.
Ese corazón kafkiano anduvo por varios tiempos y por varias damas. No demasiadas. Los historiadores parecen estar de acuerdo en que, esencialmente, fueron cuatro:...