El Magazín Cultural
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“Hay que exigirles a los gobiernos que la gratuidad también signifique calidad”

El empresario colombiano habló del festival Top Show Colombo, Afro Edition, que se llevará a cabo el 18 de mayo en la Media Torta, de Bogotá. También reflexionó sobre la importancia de ofrecer cultura gratuita de calidad y cómo esto ha sido una parte crucial de su carrera.

Diana Camila Eslava
17 de mayo de 2024 - 12:00 p. m.
Julio Correal es empresario del sector de la organización de conciertos, festivales y eventos masivos en Colombia.
Julio Correal es empresario del sector de la organización de conciertos, festivales y eventos masivos en Colombia.
Foto: Cortesía

Empecemos hablando del Top Show Colombo, Afro Edition...

Esta es la tercera edición del Top Show, que este año gira en torno a la música afro con artistas como Mabiland, Tostao ft., Exótico Pal Mundo, Mauro Castillo, Herencia de Timbiquí y Howard Gospel Choir (de Estados Unidos). Este evento es organizado por el Instituto Colombo Americano y la Embajada de Estados Unidos, con el apoyo de USAID y el Ministerio de las Culturas, entre otros. Ha ganado mucha fuerza año tras año debido a la alta calidad de los artistas, un aspecto crucial en la curaduría de este festival. En esta ocasión vamos a celebrar este evento el sábado 18 de mayo, en la Media Torta, con entrada gratuita.

¿Cómo nace este festival?

Pues mira, el Colombo Americano comenzó hace unos cinco o seis años con una serie de conciertos en su sala Tayrona, que es muy bonita y le caben unas 500 personas. Ahí empezamos con conciertos de rock de mujeres y de bandas alternativas. Esto nos motivó a pensar en un show más grande, con más público, que llegara a una gran cantidad de gente como una muestra cultural de intercambio con la embajada americana. La primera edición fue urbana, la segunda fue de folclor y la tercera, que es la actual, es afro. La idea es continuar. Son shows gratuitos que han llegado a teatros como “El Ensueño”, en la localidad de Ciudad Bolívar, por ejemplo.

¿Qué tienen en cuenta para hacer el cambio del enfoque curatorial cada año?

El primer año fue urbano porque queríamos reflejar la tendencia de lo que estaba sucediendo en ese momento y por eso se decidió ese enfoque. Al año siguiente quisimos buscar el folclor en su esencia más pura, así que incluimos presentaciones de joropo llanero, champeta y artistas como Systema Solar. En esta versión, dado el gran talento que existe en la costa Pacífica, decidimos enfocarnos en artistas como Mabiland, Herencia de Timbiquí, Mao Castillo y Tostao. Es decir, contamos con una serie de exponentes de la música afrocolombiana muy interesantes, que están dando mucho de qué hablar en la industria musical.

Usted ha hablado de la importancia de la cultura gratuita y ha dedicado mucho de su trabajo a este campo...

La cultura gratuita siempre me ha llamado la atención. En la época en la que viajaba con Aterciopelados veía cómo en todas las ciudades del mundo se apoyaban esas iniciativas, y pensé: ¿por qué no en Bogotá? Lo gratuito no necesariamente tiene que ser malo. Debemos acostumbrarnos a exigirles a nuestros gobiernos que la gratuidad también signifique calidad. La idea es que las personas que no tienen los recursos para disfrutar de un concierto de alta calidad puedan ver esos espectáculos en plaza pública y divertirse como debe ser.

Usted fue uno de los pioneros de los grandes conciertos y festivales en Colombia. ¿Cuáles eran las expectativas cuando comenzó?

La verdad es que en ese entonces las expectativas eran muy buenas, porque el rock en español estaba de moda en toda Latinoamérica y llegó a permear España. Bandas como Los Amigos Invisibles, Los Fabulosos Cadillacs, Aterciopelados y artistas como Julieta Venegas lograron llegar al continente europeo también. Entonces había muy buenas oportunidades, pero era necesario generar una comunidad y un mercado donde ofrecer a diferentes artistas que estuvieran creciendo, como el caso de Systema Solar, La Derecha y La Etnia, que merecían tener una hoja de vida más poderosa para conquistar otros mercados.

¿Y cómo han evolucionado esas expectativas?

Pues lo interesante de mi recorrido es que he adquirido la credibilidad necesaria para que sigan confiando en iniciativas como las plazas de Bolívar, los conciertos gratuitos, Rock al Parque, Estéreo Picnic y Hot en Paraíso, por supuesto. Eso me da la oportunidad de idear más cosas que se pueden hacer en Bogotá. De hecho, estoy detrás de un gran festival de músicas del mundo para ver si podemos llevarlo a cabo. Queremos que sea gratuito.

¿Cómo se mantiene motivado y creativo en un campo tan dinámico y competitivo?

Lo que más me motiva es no ver a un artista frustrado porque su música no fue recibida, porque no pudo vivir de su arte y ahora tiene que realizar otra actividad. Lo que más me interesa es que los artistas talentosos puedan vivir de su talento. Tengo 65 años y solo me queda cumplir sueños. Realmente, para mí es una gran satisfacción personal trabajar por estas iniciativas. Estoy siempre listo para ofrecer mi talento y conocimiento para brindar más espectáculos al pueblo colombiano, lo cual me parece fantástico. Aún hay mucho por hacer y mucho más que el público colombiano merece experimentar. Mi motivación proviene de cumplir mis sueños y mantenerme al día con lo que sucede tanto a nivel nacional como global en el mundo de la música.

¿Cuál es su proceso para identificar eventos o artistas que puedan tener un impacto cultural significativo?

Ese proceso se basa en lo que aún no ha llegado a este país, en lo que la gente necesita conocer sobre el world music. Pero también me me gusta descubrir nuevos artistas y brindarles oportunidades. Siempre estoy dispuesto a escuchar a nuevos talentos. Tengo un correo abierto para todos aquellos que quieran enviar su material y que deseen que yo lo escuche y les dé una opinión. No puedo aceptar todo, pero creo que he desarrollado un criterio acertado basado en mi experiencia. Esta parte también es muy importante para mí. La industria de la música siempre me ha mantenido muy motivado. La música es pura pasión. Y esa pasión es inevitable. Cuando tienes un proyecto, te despiertas pensando en él y te acuestas pensando en él. Esto te exige vivir al máximo para lograr hacer realidad ese sueño.

¿Qué reflexión le ha dejado todo este camino creativo en su vida?

La reflexión personal que aprendí con los Guns N’ Roses en el 92: el “personal satisfaction”. La satisfacción personal de haber hecho todo bien, de tratar bien a los artistas, al público, de hacer algo por mi ciudad, que es Bogotá. La satisfacción de hacer algo por los músicos de este país. No pararé en mi afán de abrir puertas y ventanas para que el mundo entero se dé cuenta de la impresionante riqueza musical que tiene Colombia. Por eso te digo: Colombia es música.

Diana Camila Eslava

Por Diana Camila Eslava

Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador. Con experiencia en comunicación y gestión cultural, así como en consultoría empresarial en transformación digital. @CamilaEslava_deslava@elespectador.com

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