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Honoré de Balzac fue uno de los precursores del realismo francés. Estaba convencido de que su labor de novelista era comparable con la de un historiador. Consideraba que a través de la observación minuciosa de la sociedad, la literatura podía presentar una pintura incluso más real y verosímil que la historia o la crónica. Justamente, en la Comedia humana, esta obra monumental compuesta por ensayos, cuentos y relatos que combinan el realismo con el romanticismo e incluso la fantasía y la filosofía, el autor decimonónico presentó, entre 1829 y 1850, una especie de historia natural de la sociedad.
Precisamente, la académica Nora Catelli se refiere a la función de la novela en la historia y en el devenir social de la siguiente manera: “En realidad lo que hacen tanto las grandes novelas realistas como los folletines que empezaron a hacerse populares a principios del siglo XIX es incluir una dimensión de la vida individual —de cualquier vida individual, por más miserable o anónima que sea— y propinarle una trayectoria indisoluble ligada a la historia. La noción de que las vidas individuales (no las castas) están vinculadas al devenir histórico como tal es característica del siglo XIX”. (En La literatura admirable, dir. Jordi Llovet, Pasado y Presente, 2018, p. 400).
Balzac nació en Tours, Francia, el 20 de mayo de 1799. Estudio leyes y trabajó algún tiempo como abogado en París. Sin embargo, era tal su pasión por la literatura, que pronto abandonó el Derecho y se dedicó de lleno a las letras. No tuvo éxito; en cambio, cosechó varios fracasos no solo en el ámbito literario sino también en los negocios. Finalmente, con la publicación de El último chuan (1829) logró cierto reconocimiento y desde ese momento empezó a dejar huella con sus obras posteriores. Su fama dentro de los círculos intelectuales se fue incrementando cada vez más. Murió en 1850.
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En esta historia de la literatura me voy a referir a Papá Goriot, publicada por primera vez en 1835. Es una novela que refleja el sentimiento del siglo XIX con la entrada enérgica del realismo como movimiento literario y sociológico. Presenta una sociedad a la que, a toda costa, se trata de adaptar a la hojarasca de cambios políticos, sociales y económicos. A partir de la vida en una pensión de París, el autor nos presenta una especie de microcosmos de la sociedad. De hecho, los personajes de la novela constituyen la mayor riqueza de esta obra, porque cada uno de ellos representa uno de los múltiples problemas que atormentan a la sociedad. La pensión es la casa de una aristócrata venida a menos, que se ve en la obligación de alquilar las habitaciones para poder sobrevivir.
Es 1819, en la pensión Vauquer viven varios pensionados permanentes y otros que solo vienen almorzar. Uno de los huéspedes es, precisamente, el protagonista de la novela: el papá Goriot. Él vive en la pensión porque ya no tiene dinero para vivir por su cuenta, ya que todo lo ha gastado en sus dos hijas, Anastasia y Delfina. De otra parte, está Eugenio Rastignac, estudiante de Derecho, quien quiere pertenecer a la alta sociedad de París, pues él proviene de la provincia. Otro de los personajes principales es Vautrin, también llamado Jacques Collin, un convicto que se ha escapado de la cárcel, y que funcionará en la novela como antagonista.
A partir de estos personajes centrales, la novela se desarrolla dentro de tres líneas argumentales: las vivencias del joven estudiante, el destino y abandono de un padre que se ha arruinado a causa de sus hijas y las intrigas del malvado Vautrin para robar y aprovecharse de cualquier persona o situación. Por ejemplo: Vautrin le explica a Rastignac que solamente hay dos maneras de ascender socialmente: la virtud o la corrupción. A partir de estas premisas ambivalentes le dice al estudiante que la segunda es más fácil. Por eso lo insta a que, por medio de la conquista de algunas mujeres, intrigas y toda clase de artimañas, logre conseguir el dinero que le permita entrar en la clase social alta. Pero Eugenio tiene otros preceptos morales y sus propias incertidumbres éticas no le ayudan a lograr su propósito.
Es una trama entretenida, dinámica, emotiva, muy descriptiva y llena de metáforas que incorpora en la narración a partir de sendos juegos lingüísticos y costumbristas. Presenta visos de novela policíaca en algunos apartes, es sumamente realista y con constantes llamados al lector que hacen de la obra un permanente cuestionamiento. Son varios los sentimientos que rezuma la novela: angustia hacia el abandono filial; admiración a los ancianos y los valores tradicionales; crítica a la creciente burguesía y al ansia de dinero, entre otros.
En suma, este autor no solamente se propuso una forma de retratar a la sociedad de la manera más auténtica posible, sino que en el proceso inventó una nueva teoría sobre la forma de novelar. Cierro con una reflexión de Gabriel Oliver, quien cita al mismo Balzac al referirse a la novela: “… este drama no es ni una ficción ni una novela. All is true, es tan verdad que todo el mundo puede encontrar en sí mismo todos los elementos, quizá en su corazón. Hay aquí un pequeño matiz que ya nos hace entrever qué verdad trata Balzac de plasmar en su obra” (Lecciones de literatura universal, Cátedra, 2012, p. 548) .