Bejuco y Monsieur Periné: una conexión entre biodiversidad y ritmos del Pacífico
En el marco de la COP16, la agrupación tumaqueña Bejuco y la banda Monsieur Periné presentaron su colaboración titulada “Jardín del Paraíso”, en la que se mezclan ritmos del Pacífico con la música andina. El bajista de Bejuco habló sobre los ritmos de su región y su conexión con la naturaleza.
Samuel Sosa Velandia
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo se dio esta colaboración con Monsieur Periné para crear “Jardín del Paraíso”?
La juntanza se propició gracias a que nosotros hemos realizado algunos trabajos para Save the Children, y la WWF tenía la intención de generar un contenido en función de la biodiversidad. A este programa se unió Save the Children, y Monsieur Periné, a través de su líder, Catalina, hizo la composición de la letra, y como nosotros ya habíamos trabajado con Save the Children, nos comentaron acerca de la iniciativa y nos pareció genial. Entonces logramos vincularnos a la parte de la composición de la canción y algunos arreglos incorporando elementos del Pacífico.
¿Cuáles son los sonidos que se destacan en esa composición?
Tiene dos grandes ramas: en el comienzo está el tema andino y nosotros le incorporamos el elemento de sonido del Pacífico, agregando instrumentos como la marimba tradicional, el bombo y el guasá, que es toda la línea de percusión tradicional del Pacífico, para lograr la intención de conjugar estas dos grandes zonas del país y encontrarlas en un tema, la parte andina con la parte del Pacífico. Queríamos resaltar la biodiversidad de ese jardín que es nuestra casa común, que es este país que tanto queremos.
¿Usted qué relación encuentra entre naturaleza o biodiversidad y la música?
Lo que nosotros hacemos específicamente con la música es hablar de nuestras vivencias, y en ellas, específicamente en el Pacífico, estamos muy relacionados con la naturaleza y la biodiversidad. Nosotros estamos rodeados de mar, de muchos ríos, de selva, de allí sacamos nuestro sustento y en nuestras canciones siempre le hemos cantado a eso, a la labor de la gente en el campo, de la gente que pesca. Llevar esas narrativas de la cotidianidad a la música es una manera también de dar a conocer cuál es la relación que como seres humanos tenemos con la biodiversidad y con la naturaleza.
Hablando de paraíso, ¿la música es para usted uno?
Claro que sí. Es una manera de hacer reflexión, de llevar mensajes, de relajarse, de compartir, de mover emociones, y creo que un paraíso logra generar todas esas sensaciones, y la música lo es.
Hablemos sobre la importancia del territorio y las personas que lo habitan para Bejuco...
Es clave, porque uno de nuestros propósitos ha sido llevar las voces de quienes están en el territorio, dar a conocer las prácticas ancestrales, por ejemplo el uso de las bebidas tradicionales y el uso de prácticas milenarias que hoy todavía se conservan. Nuestra intención es mantener viva la música de raíz del Pacífico, a pesar de haberle agregado algunos elementos contemporáneos y hacerle fusión con el afrobeat de Nigeria, con la finalidad de llegar a otros públicos más jóvenes. Sentimos que la música resalta y da a conocer muchas prácticas que en este transcurso nos hemos dado cuenta de que todavía son muy desconocidas y a la gente le despiertan muchísima curiosidad. Ha sido interesante ese proceso de mostrar lo que cotidianamente vivimos en los lugares más apartados y que hay una riqueza de gran valor por explorar y dar a conocer.
Bejuco también suena y se fusiona con ritmos modernos, como el afrobeat, ¿cómo ha sido ese encuentro entre lo tradicional y lo moderno?
Después de un proceso de exploración bien intenso, y gracias al acompañamiento de nuestro productor Diego Gómez, logramos encontrar un matrimonio perfecto, desde el punto de vista rítmico, entre la tradicionalidad que veníamos trabajando y el afrobeat de Nigeria, sin perder la esencia. Se logra conjugar la forma de cantar y encontramos similitudes en la manera de interpretar algunos instrumentos, como la parte de percusión. A nuestro juicio, ha sido un encuentro perfecto y una mixtura que ha logrado conjugarse de buena manera y ha tenido muy bonita aceptación.
¿Cómo fue su acercamiento a estos ritmos?
Desde lo tradicional, que es herencia africana, nosotros somos nacidos, criados y toda la vida hemos vivido en el Pacífico, que es territorio negro, somos descendientes directos de África, tenemos esa música de los tambores y la percusión que trajeron al Pacífico, y desde siempre hemos vivido con ellos, las festividades tradicionales se amenizan con estos ritmos, por lo que la parte tradicional siempre ha estado allí desde nuestros principios. Ya conocer un poco más de los ritmos como el afrobeat, sí fue resultado del ejercicio de exploración que hicimos más o menos hacia 2020, donde pudimos conocer a maestros como Fela Kuti y Tony Allen, y llegar a interiorizarlo más, y mucho de eso fue gracias al maestro Diego Gómez e Iván Benavides, que conocen un poco más de la música del mundo, y nos permitieron abrir el espectro y conocer a estos artistas nigerianos para incorporarlo a lo que hacemos, lo que hemos denominado afro pacific beat, que es la mezcla entre la música tradicional del Pacífico Sur de Colombia y el afro beat de Nigeria.
¿Cuál es su sonido favorito de todos esos ritmos del Pacífico?
Sin lugar a duda, lo que nosotros llamamos el bambuco viejo hecho en el Pacífico, por esa cadencia que tiene, la forma de cantar, porque nos sabe a la selva, nos lleva al mar, nos lleva al canto de los pájaros, a la manera como se comunicaban nuestros ancestros a pesar de la distancia a través de gritos y llamados largos. Ese es el que más me llama la atención.
Bejuco está próximo a cumplir 10 años desde su formación en 2015, ¿cómo se imagina la próxima década?
Nos imagino creciendo más. Nosotros empezamos como música tradicional, luego evolucionamos a la música fusión y eso nos ha permitido no solamente darnos a conocer a nivel local, sino a nivel regional en algunos sectores de Colombia y ya hemos tenido la oportunidad de visitar otros países inclusive. Creo que ese es el camino que debemos seguir recorriendo, que nuestra música se siga masificando y así poder tocar en Europa o África. Eso es lo que aspiramos para Bejuco y las músicas tradicionales, que se vuelvan un movimiento global sin perder la esencia que las caracteriza.
¿Cómo se dio esta colaboración con Monsieur Periné para crear “Jardín del Paraíso”?
La juntanza se propició gracias a que nosotros hemos realizado algunos trabajos para Save the Children, y la WWF tenía la intención de generar un contenido en función de la biodiversidad. A este programa se unió Save the Children, y Monsieur Periné, a través de su líder, Catalina, hizo la composición de la letra, y como nosotros ya habíamos trabajado con Save the Children, nos comentaron acerca de la iniciativa y nos pareció genial. Entonces logramos vincularnos a la parte de la composición de la canción y algunos arreglos incorporando elementos del Pacífico.
¿Cuáles son los sonidos que se destacan en esa composición?
Tiene dos grandes ramas: en el comienzo está el tema andino y nosotros le incorporamos el elemento de sonido del Pacífico, agregando instrumentos como la marimba tradicional, el bombo y el guasá, que es toda la línea de percusión tradicional del Pacífico, para lograr la intención de conjugar estas dos grandes zonas del país y encontrarlas en un tema, la parte andina con la parte del Pacífico. Queríamos resaltar la biodiversidad de ese jardín que es nuestra casa común, que es este país que tanto queremos.
¿Usted qué relación encuentra entre naturaleza o biodiversidad y la música?
Lo que nosotros hacemos específicamente con la música es hablar de nuestras vivencias, y en ellas, específicamente en el Pacífico, estamos muy relacionados con la naturaleza y la biodiversidad. Nosotros estamos rodeados de mar, de muchos ríos, de selva, de allí sacamos nuestro sustento y en nuestras canciones siempre le hemos cantado a eso, a la labor de la gente en el campo, de la gente que pesca. Llevar esas narrativas de la cotidianidad a la música es una manera también de dar a conocer cuál es la relación que como seres humanos tenemos con la biodiversidad y con la naturaleza.
Hablando de paraíso, ¿la música es para usted uno?
Claro que sí. Es una manera de hacer reflexión, de llevar mensajes, de relajarse, de compartir, de mover emociones, y creo que un paraíso logra generar todas esas sensaciones, y la música lo es.
Hablemos sobre la importancia del territorio y las personas que lo habitan para Bejuco...
Es clave, porque uno de nuestros propósitos ha sido llevar las voces de quienes están en el territorio, dar a conocer las prácticas ancestrales, por ejemplo el uso de las bebidas tradicionales y el uso de prácticas milenarias que hoy todavía se conservan. Nuestra intención es mantener viva la música de raíz del Pacífico, a pesar de haberle agregado algunos elementos contemporáneos y hacerle fusión con el afrobeat de Nigeria, con la finalidad de llegar a otros públicos más jóvenes. Sentimos que la música resalta y da a conocer muchas prácticas que en este transcurso nos hemos dado cuenta de que todavía son muy desconocidas y a la gente le despiertan muchísima curiosidad. Ha sido interesante ese proceso de mostrar lo que cotidianamente vivimos en los lugares más apartados y que hay una riqueza de gran valor por explorar y dar a conocer.
Bejuco también suena y se fusiona con ritmos modernos, como el afrobeat, ¿cómo ha sido ese encuentro entre lo tradicional y lo moderno?
Después de un proceso de exploración bien intenso, y gracias al acompañamiento de nuestro productor Diego Gómez, logramos encontrar un matrimonio perfecto, desde el punto de vista rítmico, entre la tradicionalidad que veníamos trabajando y el afrobeat de Nigeria, sin perder la esencia. Se logra conjugar la forma de cantar y encontramos similitudes en la manera de interpretar algunos instrumentos, como la parte de percusión. A nuestro juicio, ha sido un encuentro perfecto y una mixtura que ha logrado conjugarse de buena manera y ha tenido muy bonita aceptación.
¿Cómo fue su acercamiento a estos ritmos?
Desde lo tradicional, que es herencia africana, nosotros somos nacidos, criados y toda la vida hemos vivido en el Pacífico, que es territorio negro, somos descendientes directos de África, tenemos esa música de los tambores y la percusión que trajeron al Pacífico, y desde siempre hemos vivido con ellos, las festividades tradicionales se amenizan con estos ritmos, por lo que la parte tradicional siempre ha estado allí desde nuestros principios. Ya conocer un poco más de los ritmos como el afrobeat, sí fue resultado del ejercicio de exploración que hicimos más o menos hacia 2020, donde pudimos conocer a maestros como Fela Kuti y Tony Allen, y llegar a interiorizarlo más, y mucho de eso fue gracias al maestro Diego Gómez e Iván Benavides, que conocen un poco más de la música del mundo, y nos permitieron abrir el espectro y conocer a estos artistas nigerianos para incorporarlo a lo que hacemos, lo que hemos denominado afro pacific beat, que es la mezcla entre la música tradicional del Pacífico Sur de Colombia y el afro beat de Nigeria.
¿Cuál es su sonido favorito de todos esos ritmos del Pacífico?
Sin lugar a duda, lo que nosotros llamamos el bambuco viejo hecho en el Pacífico, por esa cadencia que tiene, la forma de cantar, porque nos sabe a la selva, nos lleva al mar, nos lleva al canto de los pájaros, a la manera como se comunicaban nuestros ancestros a pesar de la distancia a través de gritos y llamados largos. Ese es el que más me llama la atención.
Bejuco está próximo a cumplir 10 años desde su formación en 2015, ¿cómo se imagina la próxima década?
Nos imagino creciendo más. Nosotros empezamos como música tradicional, luego evolucionamos a la música fusión y eso nos ha permitido no solamente darnos a conocer a nivel local, sino a nivel regional en algunos sectores de Colombia y ya hemos tenido la oportunidad de visitar otros países inclusive. Creo que ese es el camino que debemos seguir recorriendo, que nuestra música se siga masificando y así poder tocar en Europa o África. Eso es lo que aspiramos para Bejuco y las músicas tradicionales, que se vuelvan un movimiento global sin perder la esencia que las caracteriza.