Karen Arboleda: “Todas las mujeres trans somos lideresas por naturaleza”

La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras estableció que el 9 de abril de cada año se conmemoraría el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado. Una de ellas nos contó su historia y cómo convirtió la violencia en paz, resistencia y colectividad.

Samuel Sosa Velandia
09 de abril de 2024 - 12:00 p. m.
Karen Arboleda fue candidata al Concejo de Medellín por el movimiento feminista Electas y es cocreadora de la Liga para la Dignidad en Salud Trans.
Karen Arboleda fue candidata al Concejo de Medellín por el movimiento feminista Electas y es cocreadora de la Liga para la Dignidad en Salud Trans.
Foto: Karen Arboleda
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¿Qué significa este día?

Para mí es una oportunidad más para nacer, porque nazco todos los días cuando me levanto, lo hago desde antes y después de los crímenes que se vivieron en la Operación Orión, que es por ese momento que se me reconoció como víctima del conflicto armado. Es un día más para mí, en el que estoy viva y en el que sigo aprendiendo a vivir con esas violencias que convertí en asuntos políticos.

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Después de más de 20 años fue reconocida como víctima del conflicto, ¿por qué tuvo que pasar tanto tiempo para eso?

Vivo en la Comuna 13, y desde que tengo uso de conciencia vi a los grupos al margen de la ley operar en la zona, pero la violencia me tocó con la Operación Orión. Por todo ese contexto a nosotros prácticamente nos alimentaba más el miedo y no queríamos hablar; en especial yo, que soy una mujer trans. Siempre el temor estuvo presente, no quería que fuéramos víctimas del desplazamiento forzoso, porque en mi casa y en el barrio todavía habitaba mi familia, pero luego que murió mi papá y mi mamá pensé en que ya no tenía más que perder y que no era justo que otras personas estuvieran haciendo lo que quisieran y que las verdaderas víctimas estuviéramos calladas. Era y es hora de hablar.

Todo ocurrió cuando era una niña. ¿Tenía conciencia de lo que implicaba la guerra?

Sobre mi cuerpo, sobre mi vida, sobre mi identidad como mujer trans, se ejecutaron ocho violencias, que representaron cuatro delitos por los cuales la Unidad de Víctimas me reconoció como una. Todos éramos conscientes de lo que estaba pasando y el rumor de que iba a haber una operación, pero nadie le prestaba atención porque llevábamos años acostumbrados a estar bajo el mando de otras personas. Sin embargo, con esto aprendí que los rumores pueden ser ciertos, las personas desaparecidas y muertas fueron una realidad. Soy una sobreviviente, ya hice mi catarsis.

Hablemos de esa catarsis…

Aunque nunca me he sentido nada diferente de lo que es una mujer, desde los 15 años inicié mi lucha por identidad y me tuve que enfrentar a varios grupos armados que trataban de silenciar mi voz, porque desde pequeña fui una lideresa. En realidad, todas las mujeres trans somos lideresas por naturaleza, porque solo el hecho de defender nuestras identidades nos hace cuerpos marchantes y políticos, y hubo un momento en el que dije: “Ya no voy a llorar más, voy a buscar justicia”. El Estado muchas veces nos quiere brutas y que no sepamos que somos seres garantes de derechos, y es gracias al activismo, a los talleres, los seminarios y la colectividad que me doy cuenta de que soy una víctima y que merecía derechos.

¿Cómo define la memoria?

La memoria es recordar a todas aquellas personas que pusieron sus cuerpos en las calles y que sus voces fueron calladas. Es hacerlas presentes en cada espacio y que sean nuestro motivo para resistir, existir y persistir. Tengo una compañera que desapareció en medio del trabajo sexual y no hay ni un solo espacio en el que nosotras no la recordemos, porque, aunque todavía encontremos su cuerpo, su recuerdo está latente y no vamos a olvidar lo que pasó, ya que esa es nuestra motivación para encontrar la justicia.

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¿Cómo define la solidaridad?

Es lo que le hace falta al Estado hacia nosotras. La solidaridad es no revictimizar a quienes contaron la verdad, es atender a esas mujeres que están esperando reparación desde hace años y que están viviendo en la calle, ejerciendo sexo por supervivencia. Nos deberían priorizar, porque hay una deuda histórica con nosotras, nos han violentado nuestras identidades, nuestros cuerpos y nuestras existencias.

¿Cree que el Estado ha incumplido los Acuerdos de Paz?

Si bien el Gobierno del Cambio se abrió a la diversidad, porque hay que agradecerlo con el Ministerio de Igualdad y los nombramientos que se han hecho a personas de la población LGBT, aún no existen garantías para nuestras hermanas, y la paz no se logra sin justicia. Nosotras somos nuestras propias psicólogas, nuestra propia red de apoyo y cuidadoras. Muchas viven en la calle, porque no tienen para pagar un hotel, ni tampoco tienen para comer, y eso no es paz, seguimos afuera luchando y sin respuestas.

¿Cuál es el valor de la hermandad entre las mujeres trans?

Eso es lo que le llamamos la familia social, en donde están las madres y las hermanas. Lo materno son esas mujeres como la madre Charlotte, que nos aporta su conocimiento, que lucha por generar espacios para nosotras y nos recibe en sus hogares. Y las hermanas somos todas las que nos apañamos y acompañamos, porque sabemos que afuera el mundo es hostil y nos quieren separar. A nosotras no nos cuida el Estado, sino nos cuidamos entre nosotras, reconociendo el amor, la historia, el liderazgo y las causas de cada una.

¿Qué la emociona de este mundo?

Escribir poesía, cantar, hacer teatro, pero sobre todo salir a la calle y estar con mis hermanas. Que podamos hacer un sancocho comunitario, llevarles comida a las trabajadoras sexuales, poner música en un bafle y ponernos a bailar, sin importar nada, es lo que me llena el alma. Espero siempre ayudar y brindar soluciones a quienes las necesiten y que mi labor siempre permita dignificar la vida de alguien más.

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¿Qué sueña para su vida?

Tener mi casa y estudiar derecho para poder convertirme en una fiscal. Estoy cansada de que nos archiven nuestros casos y que haya tanta indolencia, no quiero permitir que eso siga sucediendo, que no haya que buscar a alguien que firme, sino que sea yo la que encuentre la justicia.

Samuel Sosa Velandia

Por Samuel Sosa Velandia

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com

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