La menopausia ya no es un tabú
María Elvira Samper y Yolanda Ruíz hablaron sobre la importancia de conversar abiertamente sobre la menopausia y el impacto de trabajar juntas de nuevo. Además, compartieron reflexiones sobre los hitos en sus carreras periodísticas y los avances y desafíos para las mujeres en el periodismo.
Diana Camila Eslava
Comencemos hablando de su nuevo podcast Menopáusicas ¡y qué! ¿De qué se trata?
Ruíz: Menopáusicas y qué es un proyecto que quiere quitar el velo sobre un tema que se ha considerado tabú, que es la menopausia y el proceso de envejecimiento de las mujeres. Queremos hablar del montón de proyectos que las mujeres tenemos en esta etapa y quitarle la mala carga para decir: sí, menopáusicas, ¿y qué?
Samper: Agregaría que no solamente vamos a hablar del tema: las vidas de las mujeres no se terminan ahí, no tenemos fecha de vencimiento. Este programa no es solo para mujeres, aquí los hombres encontrarán respuestas a muchas dificultades que de golpe tienen con sus parejas ahora. Esto es para todos porque necesitamos información, aprendizajes y conversación.
¿Cómo ha sido la experiencia de volver a grabar y del recibimiento que ha tenido esta conversación que a veces es tan difícil para algunas personas?
Samper: Para empezar, quiero decir que Yolanda y yo nos hacíamos mucha falta. El proyecto fue ideado por ella y yo me le uní feliz. Son conversaciones con las que estamos aprendiendo, pero al mismo tiempo nos estamos divirtiendo porque nos emociona salir de la intoxicación diaria de avalanchas de noticias que a veces nos abruman, para hablar de las vidas de las mujeres. Que no se nos olvide que somos la mitad de la población, que en las universidades la población femenina es mayor que la masculina, y que todavía las que estamos, y sobre todo yo, que soy la Matusalén del proyecto, tenemos muchas cosas todavía para decir. Que los jóvenes nos enseñan, pero que también los jóvenes pueden aprender de nosotros.
Ruíz: Como dice María, para mí primero está la felicidad de volver a trabajar juntas, que era como un pendiente. Luego está la posibilidad de aprender algo nuevo. Yo creo que el periodismo se puede hacer en cualquier formato y que hoy hay que estar en el escenario digital. Se puede hacer un buen proyecto periodístico y, al encontrar este espacio, me parece que podemos abrir la puerta a unos temas distintos. De modo que ha sido muy positivo y la respuesta de la gente ha sido impresionante. Honestamente, estoy sorprendida porque sabíamos que estábamos apostando a un proyecto interesante que le podía llegar a mucha gente, pero no me imaginé que a este nivel. Muchas mujeres menopáusicas han reaccionado, pero también muchas mujeres y hombres jóvenes. Es una conversación que teníamos pendiente, pero, por fortuna, la logramos abrir.
En el programa se nota mucha complicidad entre ustedes, ¿en dónde nació esa amistad?
Samper: Cuando a Rodrigo Pardo y a mí nos botaron de El Tiempo y cerraron la revista Cambio, Yolanda, que estaba organizando la nueva parrilla de RCN, nos tiró el anzuelo y nos rescató. Trabajamos doce años en el programa “La Noche”, el que hoy maneja Juan Carlos Iragorri. Fue un tiempo en el que aprendí mucho de ella. Me parece que es una mujer supremamente equilibrada, yo a veces soy un poquito desbocada, pero creo que nos complementamos y trabajamos muy bien. Ese trabajo de equipo, porque no éramos solo nosotras dos, sino también otros compañeros de mesa, fue muy enriquecedor y estoy feliz de recuperarlo de alguna forma.
Ruíz: Nos conocimos por el año 2010 para trabajar en RCN. A partir de ahí se generó una relación de trabajo. Para mí, María Elvira y Rodrigo eran una especie de asesores permanentes, como los sabios de la tribu, aquellos a los que acudía para tener orientación y demás. Yo era la directora, pero María Elvira nos enseñaba siempre a todos, además, nació una amistad absolutamente hermosa que va más allá del trabajo. Y eso me encanta.
¿Cuáles creen que han sido los momentos más significativos de su carrera periodística?
Samper: Pues yo resumiría mis grandes momentos en tres hitos. El primero fue estar en la fundación de la revista Semana a comienzos de los 80. Empezamos con muy pocos recursos y trabajamos con las uñas; éramos cuatro gatos que escribíamos de lo divino y lo humano. Fue un proceso de aprendizaje muy interesante. Otro momento importante fue haber estado en la creación de QAP donde ya no solo era empleada, sino también dueña. Fue un experimento muy interesante y creo, modestia aparte, que significó un antes y un después. Un momento negativo o frustrante fue el cierre de la revista Cambio. Aunque las razones que se dieron fueron económicas y no por ineptitud o malas políticas, fue una experiencia difícil.
Ruíz: En mi caso, uno de los momentos difíciles fue durante mis prácticas en RCN Radio. Fue la primera vez que me enfrenté a un medio de comunicación real y me sentí completamente desbordada. Pensé que quizás me había equivocado de carrera y recuerdo que lloré mucho. Además, coincidió con mi embarazo, lo que lo hizo aún más complicado. Sin embargo, esa experiencia fue muy formativa y me marcó. Otro hito importante fue mi paso por la revista Cromos, donde me nombraron jefe de redacción siendo muy joven. Fue un reto significativo y también un gran aprendizaje. Cada momento en el que uno aprende algo nuevo es valiosísimo. Cada etapa ha traído sus propios desafíos y aprendizajes, y esta también los tiene.
¿Cuál creen que ha sido el mayor avance que ha tenido el periodismo para las mujeres durante su trayectoria?
Samper: Aunque aún queda mucho por hacer, las mujeres han avanzado en el periodismo. Cuando yo fui directora transitoria mientras se solucionaba una crisis en el noticiero de las siete, Margarita Vidal dirigió un noticiero y María Teresa Herrán otro. En mi época, las grandes reporteras de guerra eran mujeres. Yo misma dirigí en Semana y fui editora de Cambio. Aunque todavía hay mucho por mejorar, no podemos negar que hemos avanzado. Es cierto que persiste la discriminación salarial, sin embargo, cada vez hay más en cargos visibles y de responsabilidad en los medios de comunicación.
Ruíz: Sí, comparto esa opinión. De hecho, creo que el periodismo es uno de los sectores que se ha abierto más rápidamente a la participación de las mujeres, aunque con dificultades. La discriminación salarial, como señala María Elvira, sigue siendo un problema significativo, y yo misma la he experimentado. El periodismo ha visto un aumento en la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad, como editoras, jefas de redacción y reporteras. Sin embargo, también debemos mencionar problemas como el acoso, tanto por parte de fuentes como de jefes. Este tema aún no se ha debatido con amplitud. Además, el matoneo y la agresividad en el sector, que afectan a periodistas de ambos géneros, son problemas que también enfrentamos. Hay mucho por avanzar.
¿Qué es lo que más han amado de esta profesión y lo que menos les ha gustado?
Samper: la virtualidad ha sido lo que menos me ha gustado. Un consejo de redacción por Zoom no enriquece tanto como una sala de redacción. A mí me parece que hace falta más presencialidad, más contacto: es allí donde se aprende. El periodismo es un oficio, entonces se aprende haciendo el oficio, como los artesanos, como los orfebres, como los carpinteros. Y eso es algo que perdimos a raíz de la pandemia. Eso fue lo que más trabajo me costó: hacer radio desde mi casa, muerta del frío y esperando a que me dieran el turno, allí se perdió toda esa dinámica que teníamos en la cabina.
Ruíz: Lo que más me gusta del periodismo es que es un trabajo que cambia todos los días y la posibilidad de estar en la primera línea de los acontecimientos. Todos los días hay un reto diferente. Hay que aprender de economía, política, medio ambiente, de todos los temas, y a mí me encanta aprender y me encanta tener el cerebro funcionando. Entonces, el periodismo es variado y distinto, además de que nos pone a mirar los hechos desde un lugar privilegiado porque nos podemos meter en los procesos, hablar con los protagonistas. Todo eso es apasionante. Lo que tal vez no me gusta es que el periodismo absorbe mucho tiempo: a veces no nos damos cuenta hasta dónde perdemos espacios de vida personal, de crecimiento, de descanso y de familia.
¿En este momento a qué se dedican? ¿Qué las hace más felices?
Ruíz: Yo no me he retirado. Yo salí de un trabajo que es la dirección de noticias de RCN, y mucha gente me dice “ahora estás feliz jubilada”, pero en este momento escribo columna para El Espectador, para El País en su edición América Colombia, y soy corresponsable del consultorio ético de la Fundación GABO. Además, tengo el proyecto digital en mi canal de YouTube, Yolanda Ruiz Periodista, y hago un programa los lunes ahí que se llama Contexto de Opinión. Estoy escribiendo un libro. Es decir, cositas para entretenerme. También me gusta pajarear, tomar fotografías de pájaros, leer muchísimo, disfrutar un poco de la naturaleza.
Samper: En el último año y medio, estuve con Juan David Laverde en un proyecto de podcast que debe estar por salir pronto porque ha sido un camello. Es una serie documental de 12 capítulos sobre la historia del ELN, que creímos que era importante dado que era la última guerrilla colombiana que estaba en un proceso de negociación con todas las trabas que tiene. Este trabajo me demuestra que estoy viva. Y lo que más me hace feliz es mi nieta, la que le da el sentido a mi vida.
Comencemos hablando de su nuevo podcast Menopáusicas ¡y qué! ¿De qué se trata?
Ruíz: Menopáusicas y qué es un proyecto que quiere quitar el velo sobre un tema que se ha considerado tabú, que es la menopausia y el proceso de envejecimiento de las mujeres. Queremos hablar del montón de proyectos que las mujeres tenemos en esta etapa y quitarle la mala carga para decir: sí, menopáusicas, ¿y qué?
Samper: Agregaría que no solamente vamos a hablar del tema: las vidas de las mujeres no se terminan ahí, no tenemos fecha de vencimiento. Este programa no es solo para mujeres, aquí los hombres encontrarán respuestas a muchas dificultades que de golpe tienen con sus parejas ahora. Esto es para todos porque necesitamos información, aprendizajes y conversación.
¿Cómo ha sido la experiencia de volver a grabar y del recibimiento que ha tenido esta conversación que a veces es tan difícil para algunas personas?
Samper: Para empezar, quiero decir que Yolanda y yo nos hacíamos mucha falta. El proyecto fue ideado por ella y yo me le uní feliz. Son conversaciones con las que estamos aprendiendo, pero al mismo tiempo nos estamos divirtiendo porque nos emociona salir de la intoxicación diaria de avalanchas de noticias que a veces nos abruman, para hablar de las vidas de las mujeres. Que no se nos olvide que somos la mitad de la población, que en las universidades la población femenina es mayor que la masculina, y que todavía las que estamos, y sobre todo yo, que soy la Matusalén del proyecto, tenemos muchas cosas todavía para decir. Que los jóvenes nos enseñan, pero que también los jóvenes pueden aprender de nosotros.
Ruíz: Como dice María, para mí primero está la felicidad de volver a trabajar juntas, que era como un pendiente. Luego está la posibilidad de aprender algo nuevo. Yo creo que el periodismo se puede hacer en cualquier formato y que hoy hay que estar en el escenario digital. Se puede hacer un buen proyecto periodístico y, al encontrar este espacio, me parece que podemos abrir la puerta a unos temas distintos. De modo que ha sido muy positivo y la respuesta de la gente ha sido impresionante. Honestamente, estoy sorprendida porque sabíamos que estábamos apostando a un proyecto interesante que le podía llegar a mucha gente, pero no me imaginé que a este nivel. Muchas mujeres menopáusicas han reaccionado, pero también muchas mujeres y hombres jóvenes. Es una conversación que teníamos pendiente, pero, por fortuna, la logramos abrir.
En el programa se nota mucha complicidad entre ustedes, ¿en dónde nació esa amistad?
Samper: Cuando a Rodrigo Pardo y a mí nos botaron de El Tiempo y cerraron la revista Cambio, Yolanda, que estaba organizando la nueva parrilla de RCN, nos tiró el anzuelo y nos rescató. Trabajamos doce años en el programa “La Noche”, el que hoy maneja Juan Carlos Iragorri. Fue un tiempo en el que aprendí mucho de ella. Me parece que es una mujer supremamente equilibrada, yo a veces soy un poquito desbocada, pero creo que nos complementamos y trabajamos muy bien. Ese trabajo de equipo, porque no éramos solo nosotras dos, sino también otros compañeros de mesa, fue muy enriquecedor y estoy feliz de recuperarlo de alguna forma.
Ruíz: Nos conocimos por el año 2010 para trabajar en RCN. A partir de ahí se generó una relación de trabajo. Para mí, María Elvira y Rodrigo eran una especie de asesores permanentes, como los sabios de la tribu, aquellos a los que acudía para tener orientación y demás. Yo era la directora, pero María Elvira nos enseñaba siempre a todos, además, nació una amistad absolutamente hermosa que va más allá del trabajo. Y eso me encanta.
¿Cuáles creen que han sido los momentos más significativos de su carrera periodística?
Samper: Pues yo resumiría mis grandes momentos en tres hitos. El primero fue estar en la fundación de la revista Semana a comienzos de los 80. Empezamos con muy pocos recursos y trabajamos con las uñas; éramos cuatro gatos que escribíamos de lo divino y lo humano. Fue un proceso de aprendizaje muy interesante. Otro momento importante fue haber estado en la creación de QAP donde ya no solo era empleada, sino también dueña. Fue un experimento muy interesante y creo, modestia aparte, que significó un antes y un después. Un momento negativo o frustrante fue el cierre de la revista Cambio. Aunque las razones que se dieron fueron económicas y no por ineptitud o malas políticas, fue una experiencia difícil.
Ruíz: En mi caso, uno de los momentos difíciles fue durante mis prácticas en RCN Radio. Fue la primera vez que me enfrenté a un medio de comunicación real y me sentí completamente desbordada. Pensé que quizás me había equivocado de carrera y recuerdo que lloré mucho. Además, coincidió con mi embarazo, lo que lo hizo aún más complicado. Sin embargo, esa experiencia fue muy formativa y me marcó. Otro hito importante fue mi paso por la revista Cromos, donde me nombraron jefe de redacción siendo muy joven. Fue un reto significativo y también un gran aprendizaje. Cada momento en el que uno aprende algo nuevo es valiosísimo. Cada etapa ha traído sus propios desafíos y aprendizajes, y esta también los tiene.
¿Cuál creen que ha sido el mayor avance que ha tenido el periodismo para las mujeres durante su trayectoria?
Samper: Aunque aún queda mucho por hacer, las mujeres han avanzado en el periodismo. Cuando yo fui directora transitoria mientras se solucionaba una crisis en el noticiero de las siete, Margarita Vidal dirigió un noticiero y María Teresa Herrán otro. En mi época, las grandes reporteras de guerra eran mujeres. Yo misma dirigí en Semana y fui editora de Cambio. Aunque todavía hay mucho por mejorar, no podemos negar que hemos avanzado. Es cierto que persiste la discriminación salarial, sin embargo, cada vez hay más en cargos visibles y de responsabilidad en los medios de comunicación.
Ruíz: Sí, comparto esa opinión. De hecho, creo que el periodismo es uno de los sectores que se ha abierto más rápidamente a la participación de las mujeres, aunque con dificultades. La discriminación salarial, como señala María Elvira, sigue siendo un problema significativo, y yo misma la he experimentado. El periodismo ha visto un aumento en la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad, como editoras, jefas de redacción y reporteras. Sin embargo, también debemos mencionar problemas como el acoso, tanto por parte de fuentes como de jefes. Este tema aún no se ha debatido con amplitud. Además, el matoneo y la agresividad en el sector, que afectan a periodistas de ambos géneros, son problemas que también enfrentamos. Hay mucho por avanzar.
¿Qué es lo que más han amado de esta profesión y lo que menos les ha gustado?
Samper: la virtualidad ha sido lo que menos me ha gustado. Un consejo de redacción por Zoom no enriquece tanto como una sala de redacción. A mí me parece que hace falta más presencialidad, más contacto: es allí donde se aprende. El periodismo es un oficio, entonces se aprende haciendo el oficio, como los artesanos, como los orfebres, como los carpinteros. Y eso es algo que perdimos a raíz de la pandemia. Eso fue lo que más trabajo me costó: hacer radio desde mi casa, muerta del frío y esperando a que me dieran el turno, allí se perdió toda esa dinámica que teníamos en la cabina.
Ruíz: Lo que más me gusta del periodismo es que es un trabajo que cambia todos los días y la posibilidad de estar en la primera línea de los acontecimientos. Todos los días hay un reto diferente. Hay que aprender de economía, política, medio ambiente, de todos los temas, y a mí me encanta aprender y me encanta tener el cerebro funcionando. Entonces, el periodismo es variado y distinto, además de que nos pone a mirar los hechos desde un lugar privilegiado porque nos podemos meter en los procesos, hablar con los protagonistas. Todo eso es apasionante. Lo que tal vez no me gusta es que el periodismo absorbe mucho tiempo: a veces no nos damos cuenta hasta dónde perdemos espacios de vida personal, de crecimiento, de descanso y de familia.
¿En este momento a qué se dedican? ¿Qué las hace más felices?
Ruíz: Yo no me he retirado. Yo salí de un trabajo que es la dirección de noticias de RCN, y mucha gente me dice “ahora estás feliz jubilada”, pero en este momento escribo columna para El Espectador, para El País en su edición América Colombia, y soy corresponsable del consultorio ético de la Fundación GABO. Además, tengo el proyecto digital en mi canal de YouTube, Yolanda Ruiz Periodista, y hago un programa los lunes ahí que se llama Contexto de Opinión. Estoy escribiendo un libro. Es decir, cositas para entretenerme. También me gusta pajarear, tomar fotografías de pájaros, leer muchísimo, disfrutar un poco de la naturaleza.
Samper: En el último año y medio, estuve con Juan David Laverde en un proyecto de podcast que debe estar por salir pronto porque ha sido un camello. Es una serie documental de 12 capítulos sobre la historia del ELN, que creímos que era importante dado que era la última guerrilla colombiana que estaba en un proceso de negociación con todas las trabas que tiene. Este trabajo me demuestra que estoy viva. Y lo que más me hace feliz es mi nieta, la que le da el sentido a mi vida.