Las caras de la explotación sexual infantil en Colombia
María Paula Cárdenas habló de su libro “Delincuencia y prostitución infantil: cara a cara”, en el que propone estrategias para abordar la violencia infantil mediante la identificación de factores de riesgo y la colaboración con instituciones privadas y públicas.
¿Qué la llevó a escribir su libro sobre delincuencia y prostitución infantil?
Este trabajo surge a raíz de una propuesta que me hizo mi abuelo, Horacio Gómez. Él me invitó a escribir porque siempre ha sido un tema que me ha interesado desde que era joven. Hacer esta investigación fue absolutamente maravilloso. Pude transformar todas estas ideas abstractas en cifras concretas para proponer soluciones más realistas. Considero que Colombia tiene un gran potencial, aunque ha enfrentado situaciones difíciles. Creo que identificar problemas y proponer soluciones, especialmente para niños y adolescentes, es un pequeño paso hacia un mejor futuro.
¿Cómo fue todo el trabajo de campo?
Este trabajo se basó en una investigación de varios meses, que incluyó entrevistas a niños y sus familiares. El objetivo fue acercarse a comprender las realidades que los llevaban a tomar ciertas decisiones. El libro se divide en tres partes: la primera parte es el diagnóstico, la segunda es un análisis detallado de lo que está ocurriendo en varias regiones y por qué, y la tercera parte estructuró todos los datos en cifras concretas y en propuestas claras que cualquier persona pueda entender al leer el libro.
¿Qué datos pudo observar en su investigación?
Las estadísticas son estremecedoras. Por ejemplo, 29.000 niños y adolescentes ingresan al sistema de responsabilidad penal para adolescentes en un año. Si profundizas en la situación, te das cuenta de que organizaciones criminales muy poderosas, como el Clan del Golfo y otras que controlan diferentes barrios y regiones, se aprovechan de la vulnerabilidad de estos niños y sus familias. Les exigen a las familias que entreguen a sus hijos bajo amenazas, o los mismos niños toman la decisión al ver la necesidad de sus familias.
¿Y en cuanto a la prostitución infantil?
En cuanto a la prostitución infantil, es un tema bastante tabú del que no se ha hablado mucho en Colombia. Recientemente, con el caso del norteamericano y las dos niñas en Medellín, este asunto empezó a ser más visible, pero antes realmente no se le había prestado la atención que merece. Aunque las autoridades y los jueces de la república están librando esa lucha, las organizaciones criminales que explotan a los niños y niñas suelen estar lideradas por los mismos padres o familiares, quienes las comercializan a través de plataformas como Facebook e Instagram.
¿Las plataformas cómo responden?
Es una discusión bastante interesante porque, como mucha gente sabe, quienes están a la cabeza de Meta y sus plataformas se han visto envueltos en varios juicios en los últimos dos años. Siempre se les pide rendir cuentas, principalmente por el manejo de los datos personales. Cuando se les hacen preguntas sobre su conocimiento de redes de maltrato o prostitución infantil a través de Instagram o Facebook, ellos responden que las estadísticas indican la existencia de más de uno o dos millones de cuentas de menores de edad que están siendo gestionadas por sus propios padres. Además, señalan que en un 80 % de estas cuentas (especialmente de niñas) las madres utilizan la plataforma para monetizar mediante imágenes y concertar citas para encuentros.
¿Cómo analiza esta situación?
La situación actual es compleja debido a la indiferencia generalizada frente al constante flujo de estas noticias. En cuanto a la prostitución, ocultar el problema y ofrecer soluciones superficiales solo disfraza la realidad. En Medellín, por ejemplo, las restricciones impuestas a las áreas de trabajo de las trabajadoras sexuales las desplazan a zonas más peligrosas, aumentando los riesgos de acoso y delitos graves. Es crucial abordar el problema de raíz y, mientras se implementan soluciones a largo plazo, hay que comenzar a crear centros de rehabilitación y ofrecer apoyo concreto a las mujeres afectadas.
¿Cuáles son las estrategias para enfrentar a la violencia en la infancia?
Creo que hay varias líneas de acción importantes. Primero, es esencial identificar las situaciones o circunstancias a las que se ven expuestos los niños en su vida diaria. Esto implica hacer un diagnóstico de lo que está ocurriendo en los barrios y hogares. En segundo lugar, es crucial trabajar en conjunto con la Policía y la Fiscalía, así como con instituciones de responsabilidad social, como las fundaciones que existen y pueden servir como redes de soporte. Además, el apoyo de diversas entidades, fundaciones e instituciones de la sociedad puede contribuir a fortalecer este trabajo.
¿Qué mejoras se pueden implementar desde el ámbito público?
Es necesario fortalecer la profesionalización dentro de las instituciones públicas. El SENA, por ejemplo, desempeña un papel crucial en este proceso. Aunque el sistema de subsidios en Colombia es efectivo, requiere más tecnicismo, un aumento de presupuesto y una mejor gestión de los recursos. Muchas personas desconocen los subsidios a los que pueden acceder, por lo que es fundamental mejorar la visibilidad de estos recursos y el acompañamiento disponible. Más allá de incrementar los subsidios, el enfoque debe estar en mejorar el sistema, asegurando un apoyo continuo a los menores desde su infancia hasta su graduación y su posterior integración laboral.
¿Qué la llevó a escribir su libro sobre delincuencia y prostitución infantil?
Este trabajo surge a raíz de una propuesta que me hizo mi abuelo, Horacio Gómez. Él me invitó a escribir porque siempre ha sido un tema que me ha interesado desde que era joven. Hacer esta investigación fue absolutamente maravilloso. Pude transformar todas estas ideas abstractas en cifras concretas para proponer soluciones más realistas. Considero que Colombia tiene un gran potencial, aunque ha enfrentado situaciones difíciles. Creo que identificar problemas y proponer soluciones, especialmente para niños y adolescentes, es un pequeño paso hacia un mejor futuro.
¿Cómo fue todo el trabajo de campo?
Este trabajo se basó en una investigación de varios meses, que incluyó entrevistas a niños y sus familiares. El objetivo fue acercarse a comprender las realidades que los llevaban a tomar ciertas decisiones. El libro se divide en tres partes: la primera parte es el diagnóstico, la segunda es un análisis detallado de lo que está ocurriendo en varias regiones y por qué, y la tercera parte estructuró todos los datos en cifras concretas y en propuestas claras que cualquier persona pueda entender al leer el libro.
¿Qué datos pudo observar en su investigación?
Las estadísticas son estremecedoras. Por ejemplo, 29.000 niños y adolescentes ingresan al sistema de responsabilidad penal para adolescentes en un año. Si profundizas en la situación, te das cuenta de que organizaciones criminales muy poderosas, como el Clan del Golfo y otras que controlan diferentes barrios y regiones, se aprovechan de la vulnerabilidad de estos niños y sus familias. Les exigen a las familias que entreguen a sus hijos bajo amenazas, o los mismos niños toman la decisión al ver la necesidad de sus familias.
¿Y en cuanto a la prostitución infantil?
En cuanto a la prostitución infantil, es un tema bastante tabú del que no se ha hablado mucho en Colombia. Recientemente, con el caso del norteamericano y las dos niñas en Medellín, este asunto empezó a ser más visible, pero antes realmente no se le había prestado la atención que merece. Aunque las autoridades y los jueces de la república están librando esa lucha, las organizaciones criminales que explotan a los niños y niñas suelen estar lideradas por los mismos padres o familiares, quienes las comercializan a través de plataformas como Facebook e Instagram.
¿Las plataformas cómo responden?
Es una discusión bastante interesante porque, como mucha gente sabe, quienes están a la cabeza de Meta y sus plataformas se han visto envueltos en varios juicios en los últimos dos años. Siempre se les pide rendir cuentas, principalmente por el manejo de los datos personales. Cuando se les hacen preguntas sobre su conocimiento de redes de maltrato o prostitución infantil a través de Instagram o Facebook, ellos responden que las estadísticas indican la existencia de más de uno o dos millones de cuentas de menores de edad que están siendo gestionadas por sus propios padres. Además, señalan que en un 80 % de estas cuentas (especialmente de niñas) las madres utilizan la plataforma para monetizar mediante imágenes y concertar citas para encuentros.
¿Cómo analiza esta situación?
La situación actual es compleja debido a la indiferencia generalizada frente al constante flujo de estas noticias. En cuanto a la prostitución, ocultar el problema y ofrecer soluciones superficiales solo disfraza la realidad. En Medellín, por ejemplo, las restricciones impuestas a las áreas de trabajo de las trabajadoras sexuales las desplazan a zonas más peligrosas, aumentando los riesgos de acoso y delitos graves. Es crucial abordar el problema de raíz y, mientras se implementan soluciones a largo plazo, hay que comenzar a crear centros de rehabilitación y ofrecer apoyo concreto a las mujeres afectadas.
¿Cuáles son las estrategias para enfrentar a la violencia en la infancia?
Creo que hay varias líneas de acción importantes. Primero, es esencial identificar las situaciones o circunstancias a las que se ven expuestos los niños en su vida diaria. Esto implica hacer un diagnóstico de lo que está ocurriendo en los barrios y hogares. En segundo lugar, es crucial trabajar en conjunto con la Policía y la Fiscalía, así como con instituciones de responsabilidad social, como las fundaciones que existen y pueden servir como redes de soporte. Además, el apoyo de diversas entidades, fundaciones e instituciones de la sociedad puede contribuir a fortalecer este trabajo.
¿Qué mejoras se pueden implementar desde el ámbito público?
Es necesario fortalecer la profesionalización dentro de las instituciones públicas. El SENA, por ejemplo, desempeña un papel crucial en este proceso. Aunque el sistema de subsidios en Colombia es efectivo, requiere más tecnicismo, un aumento de presupuesto y una mejor gestión de los recursos. Muchas personas desconocen los subsidios a los que pueden acceder, por lo que es fundamental mejorar la visibilidad de estos recursos y el acompañamiento disponible. Más allá de incrementar los subsidios, el enfoque debe estar en mejorar el sistema, asegurando un apoyo continuo a los menores desde su infancia hasta su graduación y su posterior integración laboral.