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“Las personas con discapacidad queremos vivir en una sociedad incluyente”

Sentir Colombiano es una agrupación que ha traspasado distintas fronteras sociales y culturales, reuniendo a personas con y sin discapacidades visuales mediante la música. Andrés Jaramillo, su fundador, habló de este proyecto, que surgió de su propia historia y sentir.

Samuel Sosa Velandia
01 de abril de 2024 - 12:00 p. m.
Andrés Jaramillo lleva más de 30 años dedicado a la música e inició en este arte gracias a su padre.
Andrés Jaramillo lleva más de 30 años dedicado a la música e inició en este arte gracias a su padre.
Foto: Andrés Jaramillo
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¿Cómo nació el proyecto de Sentir Colombiano?

Yo soy músico de cuna; mi padre me heredó esta forma de ganarme la vida. Sin embargo, después de quedar ciego y vivir ciertas experiencias de exclusión laboral, me vi en la necesidad de crear un proyecto musical que tuviera ese enfoque de inclusión, en el que estuviéramos personas con y sin discapacidad. Iniciamos tres músicos y ya somos 13 personas en escena, más el personal logístico y el productor audiovisual, que sumamos 22.

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¿Por qué le puso ese nombre a la agrupación?

Para nosotros, como personas con discapacidad visual, es muy importante el sentir. La música es un lenguaje universal, un lenguaje del alma. Esta palabra nos permite plasmar nuestros sentimientos hechos canciones. El “colombiano”, por supuesto, es un homenaje a nuestra tierra, porque amamos nuestro folclor y estamos comprometidos con ser representantes de nuestro país.

¿Qué ha sido lo más desafiante de este proyecto musical?

Son muchos los retos, desde poder agruparnos como músicos hasta enfrentarnos a una sociedad que es muy hostil. Sin embargo, de lo más complejo ha sido cambiar la perspectiva de la gente, porque en algunos de los lugares en donde hemos trabajado, cuando nos ven lo primero que dicen es: “Son ángeles”, “son divinos”, “son seres de luz”, pero realmente lo que queremos es estar vinculados a una sociedad incluyente, por eso decidimos estar con personas con y sin discapacidad, para que el arte sea nuestra manera de enfrentarnos a esas dinámicas sociales.

¿Y ha logrado generar empatía y sensibilización con su música?

Sí. Como dice nuestra canción insignia, que se llama Sentir colombiano: “La música es mi escudo, mi espada y mi bandera” y de esta manera hemos tenido la oportunidad de sensibilizar, cambiar imaginarios y generar una visión distinta hacia los procesos de inclusión social y cultural.

¿Qué pasó por su mente cuando perdió la visión?

Fue un giro de vida total, porque este mundo está hecho para los que ven. Todo lo expresamos y lo identificamos con la mirada. Entonces, entrar a hacer parte de un mundo en el que yo venía acostumbrado a hacer las cosas de manera autónoma, a depender de alguien más, fue un cambio radical. Tuve que empezar a utilizar más los sentidos y me pude adaptar a esto gracias a las personas que estuvieron a mi lado. Pero no puedo negar que emocionalmente uno sí se siente derrumbado, en especial, porque cuando ocurrió tenía tres hijas muy pequeñas; la menor solo tenía ocho días de nacida. Además, me encontré con muchos obstáculos en el mundo laboral.

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¿Sintió algún cambio en su entorno social y familiar a raíz de lo ocurrido?

Mi familia siempre estuvo conmigo, a pesar de que fue un tiempo muy fuerte. Todo se vivió en etapas. Primero, todos vivieron el sentimiento conmigo: llorábamos. Luego, llegaron las palabras de apoyo y motivación. Pero también hubo otro momento en el que mi estrés y mi situación propiciaron ambientes tensos. Estuve en una situación precaria y cuando salía a la calle a tocar, la gente me daba $1.000 o $2.000 y me decían que me fuera para la casa, pero yo no les recibía porque mi deseo era trabajar, fue entonces cuando comenzaron a reconocerme por mi labor y mi talento; muchas personas se acercaron y me ayudaron. Mi vida laboral fue mejorando y me fui llenando de motivación y entusiasmo.

¿Cómo fue ese primer encuentro con su guitarra tras perder la visión?

Lo primero que puedo decir es que la música fue mi refugio. Ahí pude plasmar mis acciones, sentimientos y pensamientos. Cuando llegué a tocar la guitarra y al saber que no podía ver los trastes y hacer algunas cosas, me permitió sentirla, vivirla y disfrutarla más. Sin embargo, los cambios sí se sienten, pues ya no hay la misma precisión y todo se hace más difícil.

¿Hay alguna canción que pueda definir su historia de vida?

Me llegan a la mente tantas canciones que me encantan. No obstante, hay una que ya mencioné y que yo escribí: Sentir colombiano. Esta obra expresa lo que hemos venido siendo y haciendo en el camino; además, deja en claro que la música es el único lenguaje universal que hay en la tierra.

Hablemos de alguien importante en su proceso: su perro guía…

Yo he sido amante de los perros toda la vida. En ellos encuentro un refugio emocional. Cuando ingresé a un centro de rehabilitación, un amigo me habló de los perros guías y me interesé de inmediato. Inicié el proceso y me fue muy bien porque fueron más o menos dos años y medio de espera, cuando pueden ser casi cinco o siete. He sido usuario de tres perritas: Atenea, Gema y Arya. La primera duró conmigo dos años, pero por cuestiones de salud no continuó, luego llegó Gema, que tiene 14 años y está jubilada, pero aún está con nosotros. Actualmente, tengo a Arya, un pastor alemán y va a cumplir dos años. Ha sido maravilloso tenerla porque he vuelto a sentir el viento en la cara y ya no pienso en los obstáculos, porque ella los sortea. Es como una parte de mi cuerpo y tenemos una conexión única. Cuando voy con el bastón digo que voy en mi Renault y cuando voy con mi perrita voy en mi “perrari”.

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¿Está de acuerdo con la creencia de que los perros son los mejores amigos del ser humano?

Por supuesto. Y lo complementaría con la frase que dice “cuanto más conozco el mundo, más quiero a mis perros”.

Samuel Sosa Velandia

Por Samuel Sosa Velandia

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com

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