Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cuénteme cómo se dio su participación en la fiesta de Boiler Room, una de las más importantes de la industria, que tuvo lugar en Bogotá el pasado 8 de agosto.
La invitación se dio gracias a la gestión de mi equipo de trabajo. Ellos hicieron toda la tarea de “mailing” y de contacto para mostrar el proyecto, que gracias a que ya estaba consolidado, fue que nos dieron la oportunidad de presentar y exponer el género en Bogotá. La noticia llegó cuando estábamos de gira por Europa y desde allá planeamos todo el set, en el que quisimos contar la historia de la guaracha a través de las canciones y en orden cronológico.
¿Cómo fue ese día de la presentación? ¿Qué sentía y qué pasó por su cabeza?
Estaba muy feliz porque fue una oportunidad para darle visibilidad al género y a todos mis colegas, porque aunque no se haya publicado el video todavía, ya hay reacciones que me dejan contento, pero que también me hacen consciente de la responsabilidad que tengo al haber estado ahí con tanta exposición. Veníamos de haber estado en Valencia, España, en donde tuve mi última presentación, viajamos el martes en la noche para estar en Medellín y tuve solo el miércoles para descansar, porque la presentación fue al otro día. Pero la emoción de estar ahí, con la gente, sobrellevó todos esos inconvenientes.
Esta no es su primera vez en un escenario en el que se creía que la guaracha no pertenecía o no tenía un lugar, ya estuvo en el Estéreo Picnic de 2023, por ejemplo. ¿Qué ha significado para usted romper esas fronteras musicales y hasta sociales?
La responsabilidad que tenemos los artistas colombianos de cambiar los estigmas que hay sobre el país es bastante grande. Esa es casi que nuestra bandera y nuestro deber, y más cuando tenemos el privilegio de mostrarle a la gente música nueva. Para el Boiler Room, tuve la oportunidad de investigar a los colegas que me acompañaron en el cartel, porque no tenían nada que ver con mi proyecto, y me di cuenta de que hay una esfera muy grande por fuera de lo que concibo, lo que, no solo me hace abrir el panorama, sino también entender que para todos los artistas hay un espacio y un público. Incluso, pude comprender que la guaracha no es el único género diferente, que hay otros que, en su estructura y sonido, están más alejados de lo que es comercial en el mundo, pero que aun así estamos tomando buenas decisiones al escoger de qué manera divertimos a la gente.
Hablemos de cómo ha sido abrirse un lugar en la industria con la guaracha, que es un género que sobrevive a los estigmas del clasismo.
Dentro de todo ha sido hasta divertido, porque hemos aprendido a transformar todos esos comentarios y esa violencia que nos afectaba. Cuando hablamos de la guaracha nos referimos a algo netamente colombiano, y eso tiene mucho significado para mí, porque nos convertimos en un motor social y laboral, y le estamos dando visibilidad al país de otra manera. El haber crecido en ese ambiente hostil nos enseñó a sobrellevar esos errores y críticas destructivas de los demás, que también nos demuestran que como sociedad nos falta mucho por aprender. Sin embargo, para mí, lo más importante, es seguir dándole valor a lo que se hace acá, que incluso ha sido capaz de meterse en un ambiente gobernado por los americanos y los europeos, como lo es la electrónica. Nosotros hemos hackeado a la industria metiéndole un producto nuevo, que tiene muchos seguidores, que tiene muchos números que lo respaldan en las plataformas y que no pueden negar, que es un fenómeno.
¿Cuál cree que es la virtud de la guaracha? ¿Qué es lo que la ha hecho interesante para Colombia y el mundo?
Hablando de lo musical, considero que puede ser su velocidad y su sonido alegre y divertido, gracias a la composición con instrumentos latinos usados en el vallenato o la salsa, que hacen la ecuación perfecta para que sea un producto de alto valor. Asimismo, que la guaracha sea en español, ha permitido derribar la barrera de géneros como el techno o el trance, que son generalmente en inglés, y que no entendíamos. Pero ahora tenemos algo que sí comprendemos.
Al buscar su nombre en internet, muchos medios de comunicación y seguidores lo han bautizado como “el rey de la guaracha”. ¿Cómo se siente con ese título?
Nunca le he hecho mucha apología o fuerza a replicar eso dentro de mis gritos de guerra, porque estandarizarme así solo genera rivalidad. Además, creo que también es un tema de egos: el que para uno es el rey, para el otro puede ser el príncipe o el mendigo. Obviamente, he aprendido a recibir con gratitud y humildad los buenos gestos de la gente, quienes me han llamado así; sin embargo, creo que a veces cuando se ponen esas etiquetas se rompe la mirada de que el artista también es humano.
Ya que mencionó el ego: ¿cómo convive con él? ¿Ha sentido que en algún momento “la fama se le subió a la cabeza”?
No, la verdad espero que nunca llegue ese momento. Soy una persona muy espiritual y siempre le pido a la vida, a Dios y al Universo, que entre más grande me haga, más humilde sea. Yo he tenido la oportunidad de estar rodeado de personas que están muy aterrizadas en el momento de vida que estamos, y eso me ayuda. Yo nunca me he desconectado de mi barrio, voy a las discotecas en donde hace nueve años empezó todo. No me interesa andar con un esquema de seguridad todo el tiempo, me gusta estar con la gente que me apoya.
¿Qué lección le ha dejado la música?
Creo que la mayor lección ha sido la de devolverme la confianza en mí mismo. La validación social sí ayuda a que tú mismo empieces a validar cosas que no considerabas tan importantes. La música me ha permitido ser la mejor versión de Mateo para construir un buen personaje como Fumaratto, porque no puedo hacer nada si yo no he crecido como persona. Eso me costó, porque cuando alguien que no ha tenido nada y lo tiene todo, toma decisiones apresuradas y muy emocionales, pero estos nueve años de carrera me han hecho madurar y solidificar mi proyecto de vida.
¿Hay diferencias entre Mateo y Fumaratto?
Fumaratto ha determinado la disciplina y la forma de exteriorizar las emociones de Mateo. Y aunque los dos no difieren en muchas cosas y son casi la misma persona, ha sido difícil separar el personaje en cuanto que todos los días estoy inmerso en él, porque es mi trabajo. He tenido que aprender a definir los espacios de ambos.
¿Y qué ha sido lo más difícil de este oficio?
Justamente, encontrar el equilibrio para ser hermano, hijo y nieto. Las oportunidades son delimitadas en ciertos espacios y fechas, lo que me ha hecho generar una duda constante de cuándo es adecuado para irme. También ha sido difícil escoger bien cómo invertir el tiempo, que así suene cliché: el tiempo es tiempo y no retorna.
¿Quiénes los inspiran o son sus referentes?
Además de mis papás, hay un artista británico que se llama James Hype, de quien me llama mucho la atención la forma en que ha desarrollado su carrera artística. En su canal de YouTube hace casi que un video semanal en el que narra cómo es su trabajo, desde que se monta al avión hasta que llega a la discoteca. Es decir, que, muestra a la persona detrás del artista, lo cual me inspira para generar productos que enganchen a la gente, y que no sea solo la música, sino humanizar el oficio para que lleguen a más personas.
¿Qué sueña?
Tengo claro que quiero conseguir, más que recursos económicos, oportunidades para expresar todo lo que he construido hasta ahora. No quiero hablar de algo en específico, porque lo que deseo es materializar y manifestar esas posibilidades, que mezcladas con el talento, hacen que ocurran milagros.