“Las redes sociales tienen el poder de dominar la comunicación de las sociedades”
El jefe de la cartera de tecnología de la información y comunicaciones, quien ha ocupado el cargo desde 2023, habló sobre las redes sociales y los retos de estar al frente de este Ministerio.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo ha visto el impacto de las redes sociales en la infancia en Colombia?
Está probado científicamente que el uso de redes sociales en menores de 14 años genera ansiedad, depresión, bajo autoestima y problemas incluso de ciberacoso, porque la gente, por lo que se conoce como el síndrome del impostor, es mucho más agresiva cuando no está en persona. Eso lo vemos en X todos los días con los adultos, pero los adultos son adultos, los niños no, por eso esto lleva al suicidio y otros grandes problemas que tenemos a través de las redes sociales, como el “grooming” (un adulto se hace pasar por una niña o por un niño para pedirles contenido sexual y después lo publican). Hemos tomado las decisiones de apoyar el proyecto de ley para prohibir el uso de redes sociales en menores de edad, porque consideramos que hay un riesgo real y latente no solo psicológico, sino físico cuando los niños entran a redes sociales.
¿Cómo se ha aproximado a estas plataformas?
Las uso mucho porque en la vida pública estas son un gran mecanismo de difusión y de información y, usadas responsablemente, son de utilidad. Sin embargo, para los niños no es lo mismo, precisamente por la edad y por su nivel de madurez mental. Tengo algunas redes sociales, menos TikTok. No las uso mucho, pero sí me sirven para enterarme, comunicarme y son un gran vehículo para democratizar la información. No tengo nada contra las redes sociales, solo que hay cosas que se requieren para determinadas personas en determinadas edades, y la tecnología bien manejada es muy buena, pero también hay que usarla con responsabilidad.
¿Cree que hay algo que los colombianos podamos cambiar en el corto o mediano plazo sobre nuestra aproximación a las redes sociales?
No lo veo fácil, no creo que podamos cambiar algo a mediano plazo, porque al final esto es una sociedad y las redes sociales son parte del reflejo de ella y cambiarla es imposible a corto plazo. Nosotros hacemos esfuerzos grandes con escuelas de padres, con CiberPaz, que es un proyecto con el que llegamos a un millón de colombianos en formación de redes sociales y de tecnología en los colegios y en las comunidades. Hacemos muchos esfuerzos por educar a la gente. Sin embargo, estos procesos educativos son procesos de mediano y de largo plazo. Sería mentir decir que uno cree que en el corto plazo uno va a poder resolver el problema de polarización de las redes sociales, porque al final del día las redes sociales no son las que están polarizadas, es la sociedad. Las redes sociales no cambiarán hasta que no cambiemos la sociedad que tenemos y ese es un esfuerzo que requiere muchas más estrategias que no solo son de Mintic.
¿Recuerda cuándo y cómo fue la primera vez que usó redes sociales?
Creo que cuando estaba en el Congreso estaba de moda Twitter y abrimos una cuenta para empezar a comunicar e informar. Creo que me uní en el 2013 o 2014, cuando empezó esa fiebre de Twitter, aunque primero fue Facebook, luego Twitter y, por último, Instagram. Así fue un poco cómo empecé a usar redes sociales. Facebook más para el tema social y Twitter para los aspectos públicos y políticos.
¿Cómo cree que ha cambiado su percepción de las redes sociales y las tecnologías de comunicación con el desarrollo tan rápido que hemos visto en los últimos años?
Lo que he visto es que realmente las redes sociales masifican la información, crean vehículos multiplataforma. Es decir, antes uno solo se podía comunicar por radio, televisión y por prensa, medios a los cuales era muy difícil acceder y dar una opinión como un ciudadano del común, eran medios un poco excluyentes. No todo el mundo tenía acceso a una entrevista de radio, una televisión, eso cambió con las redes sociales, democratizó la información, hizo que se construyeran redes mucho más rápidas. Uno podría decir que incluso profundizó en muchas partes la democracia, en otras la golpeó, pero la comunicación al final del día es la posibilidad de tener redes. Por supuesto, las redes sociales también aumentaron la polarización por lo que hablo del síndrome del impostor, porque la gente es más agresiva cuando está detrás de una pantalla, pero también permitió que gente del común, hoy pueda dar su opinión y construir redes masivas y cambiar gobiernos, elegir presidentes. Hoy las redes sociales tienen el poder de dominar un poco la comunicación de las sociedades.
¿Cuáles son los retos a nivel personal que le ha traído su cargo como ministro?
Lograr que los equipos de gobierno se muevan es uno de los desafíos más grandes. Hay demasiada burocracia, lentitud y miedo de muchos funcionarios a querer hacer las cosas. Cuando llegué al Ministerio venían de un escándalo de corrupción muy grande, que era el de los centros poblados. El Mintic tenía una mala imagen, muchos investigados, a otros los habían sacado, había como una parálisis producto de los escándalos. Y lograr otra vez que el equipo ganara confianza, tuviera resultados rápidos y ejecutara, fue todo un reto. El otro también es mostrar resultados positivos en medio de un gobierno que tiene una posición muy fuerte. Estamos llenos de noticias negativas y poder contar algo positivo en medio de tanto amarillismo y de tanto negativismo que hay en Colombia y en el mundo no es fácil.
¿Qué reflexión personal le ha dejado su recorrido por Colombia como ministro?
La reflexión es que vale la pena trabajar por el país. Este es un territorio de gente buena, trabajadora y agradecida. Hay muchas necesidades, muchos problemas y realmente trabajar desde el Gobierno y trabajar por los demás vale la pena, porque uno sí puede ver de manera concreta cómo una acción que uno hace con recursos públicos, con el esfuerzo de uno y de un equipo de trabajo, puede cambiar la vida de muchas personas. Eso es transformador.
¿Cómo se imagina a Colombia en 15 años?
Me imagino un país próspero, donde los derechos de los colombianos se respeten y los podamos ejercer libremente. Un país para los niños, donde puedan vivir, caminar y morirse viejitos, no como hoy, con tantos problemas que tenemos. Sobre todo, un país en paz. Creo que tenemos que llegar algún día a que este sea un país donde podamos vivir tranquilos. No solo nos matemos los unos a los otros, sino que no seamos lobos para nosotros mismos, como diría Hobbes. Yo creo que tenemos que llegar a ser una verdadera nación en 15 años.
¿Cómo ha visto el impacto de las redes sociales en la infancia en Colombia?
Está probado científicamente que el uso de redes sociales en menores de 14 años genera ansiedad, depresión, bajo autoestima y problemas incluso de ciberacoso, porque la gente, por lo que se conoce como el síndrome del impostor, es mucho más agresiva cuando no está en persona. Eso lo vemos en X todos los días con los adultos, pero los adultos son adultos, los niños no, por eso esto lleva al suicidio y otros grandes problemas que tenemos a través de las redes sociales, como el “grooming” (un adulto se hace pasar por una niña o por un niño para pedirles contenido sexual y después lo publican). Hemos tomado las decisiones de apoyar el proyecto de ley para prohibir el uso de redes sociales en menores de edad, porque consideramos que hay un riesgo real y latente no solo psicológico, sino físico cuando los niños entran a redes sociales.
¿Cómo se ha aproximado a estas plataformas?
Las uso mucho porque en la vida pública estas son un gran mecanismo de difusión y de información y, usadas responsablemente, son de utilidad. Sin embargo, para los niños no es lo mismo, precisamente por la edad y por su nivel de madurez mental. Tengo algunas redes sociales, menos TikTok. No las uso mucho, pero sí me sirven para enterarme, comunicarme y son un gran vehículo para democratizar la información. No tengo nada contra las redes sociales, solo que hay cosas que se requieren para determinadas personas en determinadas edades, y la tecnología bien manejada es muy buena, pero también hay que usarla con responsabilidad.
¿Cree que hay algo que los colombianos podamos cambiar en el corto o mediano plazo sobre nuestra aproximación a las redes sociales?
No lo veo fácil, no creo que podamos cambiar algo a mediano plazo, porque al final esto es una sociedad y las redes sociales son parte del reflejo de ella y cambiarla es imposible a corto plazo. Nosotros hacemos esfuerzos grandes con escuelas de padres, con CiberPaz, que es un proyecto con el que llegamos a un millón de colombianos en formación de redes sociales y de tecnología en los colegios y en las comunidades. Hacemos muchos esfuerzos por educar a la gente. Sin embargo, estos procesos educativos son procesos de mediano y de largo plazo. Sería mentir decir que uno cree que en el corto plazo uno va a poder resolver el problema de polarización de las redes sociales, porque al final del día las redes sociales no son las que están polarizadas, es la sociedad. Las redes sociales no cambiarán hasta que no cambiemos la sociedad que tenemos y ese es un esfuerzo que requiere muchas más estrategias que no solo son de Mintic.
¿Recuerda cuándo y cómo fue la primera vez que usó redes sociales?
Creo que cuando estaba en el Congreso estaba de moda Twitter y abrimos una cuenta para empezar a comunicar e informar. Creo que me uní en el 2013 o 2014, cuando empezó esa fiebre de Twitter, aunque primero fue Facebook, luego Twitter y, por último, Instagram. Así fue un poco cómo empecé a usar redes sociales. Facebook más para el tema social y Twitter para los aspectos públicos y políticos.
¿Cómo cree que ha cambiado su percepción de las redes sociales y las tecnologías de comunicación con el desarrollo tan rápido que hemos visto en los últimos años?
Lo que he visto es que realmente las redes sociales masifican la información, crean vehículos multiplataforma. Es decir, antes uno solo se podía comunicar por radio, televisión y por prensa, medios a los cuales era muy difícil acceder y dar una opinión como un ciudadano del común, eran medios un poco excluyentes. No todo el mundo tenía acceso a una entrevista de radio, una televisión, eso cambió con las redes sociales, democratizó la información, hizo que se construyeran redes mucho más rápidas. Uno podría decir que incluso profundizó en muchas partes la democracia, en otras la golpeó, pero la comunicación al final del día es la posibilidad de tener redes. Por supuesto, las redes sociales también aumentaron la polarización por lo que hablo del síndrome del impostor, porque la gente es más agresiva cuando está detrás de una pantalla, pero también permitió que gente del común, hoy pueda dar su opinión y construir redes masivas y cambiar gobiernos, elegir presidentes. Hoy las redes sociales tienen el poder de dominar un poco la comunicación de las sociedades.
¿Cuáles son los retos a nivel personal que le ha traído su cargo como ministro?
Lograr que los equipos de gobierno se muevan es uno de los desafíos más grandes. Hay demasiada burocracia, lentitud y miedo de muchos funcionarios a querer hacer las cosas. Cuando llegué al Ministerio venían de un escándalo de corrupción muy grande, que era el de los centros poblados. El Mintic tenía una mala imagen, muchos investigados, a otros los habían sacado, había como una parálisis producto de los escándalos. Y lograr otra vez que el equipo ganara confianza, tuviera resultados rápidos y ejecutara, fue todo un reto. El otro también es mostrar resultados positivos en medio de un gobierno que tiene una posición muy fuerte. Estamos llenos de noticias negativas y poder contar algo positivo en medio de tanto amarillismo y de tanto negativismo que hay en Colombia y en el mundo no es fácil.
¿Qué reflexión personal le ha dejado su recorrido por Colombia como ministro?
La reflexión es que vale la pena trabajar por el país. Este es un territorio de gente buena, trabajadora y agradecida. Hay muchas necesidades, muchos problemas y realmente trabajar desde el Gobierno y trabajar por los demás vale la pena, porque uno sí puede ver de manera concreta cómo una acción que uno hace con recursos públicos, con el esfuerzo de uno y de un equipo de trabajo, puede cambiar la vida de muchas personas. Eso es transformador.
¿Cómo se imagina a Colombia en 15 años?
Me imagino un país próspero, donde los derechos de los colombianos se respeten y los podamos ejercer libremente. Un país para los niños, donde puedan vivir, caminar y morirse viejitos, no como hoy, con tantos problemas que tenemos. Sobre todo, un país en paz. Creo que tenemos que llegar algún día a que este sea un país donde podamos vivir tranquilos. No solo nos matemos los unos a los otros, sino que no seamos lobos para nosotros mismos, como diría Hobbes. Yo creo que tenemos que llegar a ser una verdadera nación en 15 años.