Los efectos de incentivar el cine en los espectadores
El agregado audiovisual de la Embajada de Francia en Colombia, Arnaud Miquel, quien lleva dos años viviendo en Bogotá, habló sobre la estrategia de formación de públicos “Otros ojos”, inspirada en el modelo francés de “Educación a la imagen” (“Education à l’image”), que busca consolidarse en los países andinos.
Mateo Medina Escobar
¿Cuál es su labor en la Embajada de Francia?
Soy agregado audiovisual para los países andinos desde la Embajada de Francia, es decir, que trabajo aquí en Bogotá, desde la Embajada, y tengo un cargo regional. Estoy encargado de los países andinos, que para nosotros son Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela. Mi función es facilitar las creaciones entre estos cinco países en el ámbito audiovisual, con una relación con Francia. Hablo casi todos los días con los profesionales de estas naciones y con sus respectivos ministerios de Cultura.
¿Cómo se originó la estrategia de formación “Otros ojos”?
En Francia hay un sistema que existe desde hace más de 30 años. Es un programa que se llama “Educación a la imagen”, que se creó entre los ministerios de Cultura y el de Educación, las colectividades territoriales, es decir, las secretarías de Cultura de cada región, y con los profesionales del cine. Esto ha permitido que, a través de una política pública, los niños puedan ir a ver películas durante su tiempo escolar y tener una formación en el cine. Luego de hablar con todos nuestros aliados, llegamos a esta propuesta llamada “Otros ojos”, que busca crear una dinámica de cine, en su creación y de una nueva generación de espectadores para el cine andino. Este programa está dividido en tres direcciones que son: nuevas historias, nuevos talentos y nuevos espectadores.
¿De qué constará el primer seminario regional de “Otros ojos”?
Vamos a hacer el primer seminario los días 7, 8 y 9 de octubre. Invitamos a representantes de cada uno de los países andinos, representantes de los ministerios de Cultura y de Educación, personas de la sociedad y profesionales de la industria para que se junten, se conozcan e intercambien ideas. A partir de eso vamos a ver cómo se podría crear este prototipo de política pública en la región. La idea es explicar cómo funciona el sistema francés e implementarlo junto con los demás programas que ya existen en estos países.
¿Cómo trae su experiencia fuera del continente a los contextos de Colombia y los otros países de la región?
Cada país y cada experiencia son diferentes. Cuando trabajé para el Festival de Cine de Animación de Annecy, Francia, que es una institución pública y privada al mismo tiempo, tuve el reto de manejar recursos económicos y de tener un papel en la política pública. Durante el año trabajábamos con los niños de los territorios y con las empresas. El objetivo era crear una dinámica que funcionara para todo el mundo. Allí pude ver que con una política pública podemos apoyar la cultura y la diversidad. Además, de reconocer el interés del lado pedagógico que es beneficioso para los profesionales y que sirve después a las familias. Desde la Embajada de Francia existe una dinámica similar, más que todo en Colombia, en donde la política pública le da importancia a la cultura.
¿En qué momento surgió su interés por el cine?
La respuesta está conectada con esto que venimos hablando. Soy del campo, de una pequeña ciudad en Francia. Claro que podía ir al cine, pero no era tan cerca de mi casa. Entonces, para mí, era más fácil ver películas en televisión. Con mi colegio tuve la oportunidad de participar en este programa de “Educación a la imagen”. Fui a la sala de cine para ver películas de Orson Welles, así como de otros países como Turquía y China, y para mí fue una experiencia interesante el descubrir otros mundos y filmes que claramente no iba a ver en la televisión. Por eso fue algo muy importante en mi carrera, y siempre que hay la posibilidad apoyo el gusto por el cine a los espectadores. Es una semilla que después va a crecer y dar algo más.
Vive en Bogotá desde hace dos años, ¿qué es lo que más le gusta y qué le disgusta de vivir aquí?
Lo que más me gusta es el interés por la cultura, bien sea el cine, la música o cualquier otro arte. Para nosotros es un placer trabajar en un país que está tan conectado con lo cultural, que además de tener una riqueza grande, también está abierta a otras culturas como la nuestra. Ahora, lo que no me gusta es que puede haber cuatro estaciones durante un mismo día. En cualquier momento puedes pasar del calor al frio; se me hace hasta chistoso.
¿Qué es lo que más extraña de Francia?
A los amigos, por supuesto, y a la familia, pero lo bueno de trabajar en un país como Colombia es que es bastante fácil que vengan a visitarme. Además de eso, soy una persona nocturna y, por ejemplo, mi costumbre en Francia era ir a ver películas a las 10:00 de la noche y después me regresaba caminando a casa, a la medianoche. Pero en Colombia no hay muchas funciones a esas horas, y pues también está el tema de la seguridad.
¿Cuál es su labor en la Embajada de Francia?
Soy agregado audiovisual para los países andinos desde la Embajada de Francia, es decir, que trabajo aquí en Bogotá, desde la Embajada, y tengo un cargo regional. Estoy encargado de los países andinos, que para nosotros son Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela. Mi función es facilitar las creaciones entre estos cinco países en el ámbito audiovisual, con una relación con Francia. Hablo casi todos los días con los profesionales de estas naciones y con sus respectivos ministerios de Cultura.
¿Cómo se originó la estrategia de formación “Otros ojos”?
En Francia hay un sistema que existe desde hace más de 30 años. Es un programa que se llama “Educación a la imagen”, que se creó entre los ministerios de Cultura y el de Educación, las colectividades territoriales, es decir, las secretarías de Cultura de cada región, y con los profesionales del cine. Esto ha permitido que, a través de una política pública, los niños puedan ir a ver películas durante su tiempo escolar y tener una formación en el cine. Luego de hablar con todos nuestros aliados, llegamos a esta propuesta llamada “Otros ojos”, que busca crear una dinámica de cine, en su creación y de una nueva generación de espectadores para el cine andino. Este programa está dividido en tres direcciones que son: nuevas historias, nuevos talentos y nuevos espectadores.
¿De qué constará el primer seminario regional de “Otros ojos”?
Vamos a hacer el primer seminario los días 7, 8 y 9 de octubre. Invitamos a representantes de cada uno de los países andinos, representantes de los ministerios de Cultura y de Educación, personas de la sociedad y profesionales de la industria para que se junten, se conozcan e intercambien ideas. A partir de eso vamos a ver cómo se podría crear este prototipo de política pública en la región. La idea es explicar cómo funciona el sistema francés e implementarlo junto con los demás programas que ya existen en estos países.
¿Cómo trae su experiencia fuera del continente a los contextos de Colombia y los otros países de la región?
Cada país y cada experiencia son diferentes. Cuando trabajé para el Festival de Cine de Animación de Annecy, Francia, que es una institución pública y privada al mismo tiempo, tuve el reto de manejar recursos económicos y de tener un papel en la política pública. Durante el año trabajábamos con los niños de los territorios y con las empresas. El objetivo era crear una dinámica que funcionara para todo el mundo. Allí pude ver que con una política pública podemos apoyar la cultura y la diversidad. Además, de reconocer el interés del lado pedagógico que es beneficioso para los profesionales y que sirve después a las familias. Desde la Embajada de Francia existe una dinámica similar, más que todo en Colombia, en donde la política pública le da importancia a la cultura.
¿En qué momento surgió su interés por el cine?
La respuesta está conectada con esto que venimos hablando. Soy del campo, de una pequeña ciudad en Francia. Claro que podía ir al cine, pero no era tan cerca de mi casa. Entonces, para mí, era más fácil ver películas en televisión. Con mi colegio tuve la oportunidad de participar en este programa de “Educación a la imagen”. Fui a la sala de cine para ver películas de Orson Welles, así como de otros países como Turquía y China, y para mí fue una experiencia interesante el descubrir otros mundos y filmes que claramente no iba a ver en la televisión. Por eso fue algo muy importante en mi carrera, y siempre que hay la posibilidad apoyo el gusto por el cine a los espectadores. Es una semilla que después va a crecer y dar algo más.
Vive en Bogotá desde hace dos años, ¿qué es lo que más le gusta y qué le disgusta de vivir aquí?
Lo que más me gusta es el interés por la cultura, bien sea el cine, la música o cualquier otro arte. Para nosotros es un placer trabajar en un país que está tan conectado con lo cultural, que además de tener una riqueza grande, también está abierta a otras culturas como la nuestra. Ahora, lo que no me gusta es que puede haber cuatro estaciones durante un mismo día. En cualquier momento puedes pasar del calor al frio; se me hace hasta chistoso.
¿Qué es lo que más extraña de Francia?
A los amigos, por supuesto, y a la familia, pero lo bueno de trabajar en un país como Colombia es que es bastante fácil que vengan a visitarme. Además de eso, soy una persona nocturna y, por ejemplo, mi costumbre en Francia era ir a ver películas a las 10:00 de la noche y después me regresaba caminando a casa, a la medianoche. Pero en Colombia no hay muchas funciones a esas horas, y pues también está el tema de la seguridad.