“Para formar lectores, los libros deben ser parte de la cotidianidad de los niños”
María Fernanda Paz Castillo habló del reciente reconocimiento de Cataplum como la mejor editorial de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe con el premio BOP Bologna 2024. También abordó el proceso de selección y publicación de libros y ofreció consejos para aquellos que deseen incursionar en el mundo de la edición de libros infantiles.
Diana Camila Eslava
La editorial Cataplum se coronó como la mejor editorial para niños en 2024...
Este prestigioso reconocimiento, el Bologna Prize Best Children’s Publishing of the Year (BOP), fue otorgado por la Feria Internacional del Libro para Niños de Bologna, la más importante del mundo en su categoría. La selección de ganadores se realizó mediante la votación de todos los expositores de la feria, a partir de una lista de cinco editoriales por región, que fue elaborada por un grupo diverso de libreros, editores y especialistas en literatura infantil. Este año, Cataplum fue galardonada como la mejor editorial de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe. Este logro significó una alegría inmensa y representó un incentivo para seguir haciendo lo que hacemos.
¿Cómo empezó Cataplum? ¿Qué hitos considera los más importantes de la editorial?
Cataplum comenzó como un sueño que se ha ido concretando en el tiempo. El primer libro, Adiós, de Candelario Obeso, ilustrado por Juan Camilo Mayorga, ambos autores colombianos, ganó la beca del Ministerio de Cultura de Colombia para Libro Ilustrado en 2016 y fue un hito importante. Y como este, hemos tenido muchos logros en nuestra trayectoria, como puede ser tener un estand por primera vez en la Feria del Libro de Bogotá en 2018 o en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara desde ese mismo año. Así como premios, becas y reconocimientos que han ido recibiendo nuestros libros. Pero realmente cada libro es y ha sido un hito para la editorial, porque nos ha llevado a recorrer nuevos caminos, incorporar voces en nuestro catálogo, llegar a nuevos lectores y conocer nuevos mediadores.
¿Cómo es el proceso de escoger un libro y llevarlo hasta las estanterías?
Es un proceso complejo que, a mi modo de ver, requiere mucha experiencia. Muchas personas creen que a los editores nos mueve la intuición, pero en realidad la intuición no es más que experiencia y conocimiento. Es difícil saber a qué libro le puede ir bien o no. El trabajo comienza con un equipo conformado por los autores, la dirección de arte y la dirección editorial que, en el caso de Cataplum, hago yo. Normalmente es un proceso largo, lleno de ires y venires, de propuestas, hasta que se va consolidando el proyecto y todo el equipo se pone de acuerdo. Una vez el libro se imprime, comienza la distribución en librerías, las exportaciones a otros países, la promoción del libro, el boca a boca y los lanzamientos.
Cuéntenos sobre su trayectoria. ¿Qué la ha traído hasta este punto?
Durante muchos años he estado involucrada en la creación de libros para niños. Entre los momentos más significativos de mi carrera se encuentra mi experiencia en el Museo de Arte Contemporáneo Alejandro Otero en Venezuela. Allí adquirí un amplio conocimiento en diseño y arte. Además, trabajé como investigadora de libros en el Banco del Libro en Caracas y como promotora de lectura y formadora de mediadores tanto en Venezuela como en Colombia. Después de trabajar en empresas importantes del sector editorial decidí aventurarme en la edición independiente. Tomar esta decisión no fue fácil, pues era consciente de las responsabilidades administrativas que conlleva dirigir una empresa editorial. Sin embargo, luego de haber pasado por distintas etapas en mi trayectoria profesional, opté por este camino como una evolución natural en mi carrera.
¿Qué la motivó a dedicarse a trabajar en libros para niños?
Es una pregunta que me hago recurrentemente, y la respuesta siempre tiene mucho de irracional. Pienso la vida en términos de libros; a menudo, cuando surge un tema o una discusión adulta, termino imaginando cómo podría convertirse en un libro para niños y niñas. Hacer este tipo de libros es, para mí, un compromiso con la formación de lectores, que es el objetivo principal de Cataplum con su catálogo. Publicar literatura para los más jóvenes es también, en este momento, un acto de resistencia.
¿Quiénes han sido para usted mentores o figuras inspiradoras a lo largo de tu carrera?
He tenido la enorme suerte de trabajar con personas e instituciones de las que he aprendido mucho. María Elena Maggi, editora venezolana, fue mi primera maestra y con ella aprendí muchísimo, sobre todo la seriedad con la que se debe enfrentar un proyecto editorial y también la ética. También he aprendido de otras personas como Maité Dutant, así como de las dos directoras de arte Camila Cesarino y Ana Palmero. Junto a ellas he obtenido valiosos conocimientos sobre imagen, diseño, color y producción. En cuanto a la inspiración, las editoriales dedicadas exclusivamente a la creación de libros para niños han sido una fuente de aprendizaje. Además, he extraído valiosas lecciones de los niños, los lectores y los mediadores.
En un país donde se lee poco, montar una editorial puede ser un reto...
Cataplum tiene la alegría de estar en muchas bibliotecas públicas y privadas de Colombia. A nosotros nos interesa la circulación no solo en Colombia, sino también en toda Latinoamérica, pues nuestros libros son pensados para los niños y las niñas de esta parte del mundo. Se lee poco en este país porque aún falta mucho en cuanto a la dotación de las bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares de las instituciones públicas. Para formar lectores, los libros deben ser parte de la cotidianidad de los niños y las niñas, sobre todo en la escuela. El principal reto de tener una editorial colombiana e independiente es la circulación, que los libros realmente lleguen a las manos de sus potenciales lectores.
¿Qué consejo le daría a alguien que está empezando en el mundo de la edición de libros para niños?
Es crucial que se formen bastante, que lean con una intención crítica los libros disponibles en el mercado. Deben analizar las decisiones editoriales tomadas en esos libros y estar cercanos a los niños. Es esencial estudiar sobre infancia, arte, literatura, diseño y muchas otras áreas de conocimiento. Más que lanzarse a montar una editorial cuando aún están en proceso de aprendizaje, lo verdaderamente importante es dedicarse a aprender. Habrá tiempo suficiente para establecer una editorial, que además implica una carga administrativa considerable.
La editorial Cataplum se coronó como la mejor editorial para niños en 2024...
Este prestigioso reconocimiento, el Bologna Prize Best Children’s Publishing of the Year (BOP), fue otorgado por la Feria Internacional del Libro para Niños de Bologna, la más importante del mundo en su categoría. La selección de ganadores se realizó mediante la votación de todos los expositores de la feria, a partir de una lista de cinco editoriales por región, que fue elaborada por un grupo diverso de libreros, editores y especialistas en literatura infantil. Este año, Cataplum fue galardonada como la mejor editorial de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe. Este logro significó una alegría inmensa y representó un incentivo para seguir haciendo lo que hacemos.
¿Cómo empezó Cataplum? ¿Qué hitos considera los más importantes de la editorial?
Cataplum comenzó como un sueño que se ha ido concretando en el tiempo. El primer libro, Adiós, de Candelario Obeso, ilustrado por Juan Camilo Mayorga, ambos autores colombianos, ganó la beca del Ministerio de Cultura de Colombia para Libro Ilustrado en 2016 y fue un hito importante. Y como este, hemos tenido muchos logros en nuestra trayectoria, como puede ser tener un estand por primera vez en la Feria del Libro de Bogotá en 2018 o en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara desde ese mismo año. Así como premios, becas y reconocimientos que han ido recibiendo nuestros libros. Pero realmente cada libro es y ha sido un hito para la editorial, porque nos ha llevado a recorrer nuevos caminos, incorporar voces en nuestro catálogo, llegar a nuevos lectores y conocer nuevos mediadores.
¿Cómo es el proceso de escoger un libro y llevarlo hasta las estanterías?
Es un proceso complejo que, a mi modo de ver, requiere mucha experiencia. Muchas personas creen que a los editores nos mueve la intuición, pero en realidad la intuición no es más que experiencia y conocimiento. Es difícil saber a qué libro le puede ir bien o no. El trabajo comienza con un equipo conformado por los autores, la dirección de arte y la dirección editorial que, en el caso de Cataplum, hago yo. Normalmente es un proceso largo, lleno de ires y venires, de propuestas, hasta que se va consolidando el proyecto y todo el equipo se pone de acuerdo. Una vez el libro se imprime, comienza la distribución en librerías, las exportaciones a otros países, la promoción del libro, el boca a boca y los lanzamientos.
Cuéntenos sobre su trayectoria. ¿Qué la ha traído hasta este punto?
Durante muchos años he estado involucrada en la creación de libros para niños. Entre los momentos más significativos de mi carrera se encuentra mi experiencia en el Museo de Arte Contemporáneo Alejandro Otero en Venezuela. Allí adquirí un amplio conocimiento en diseño y arte. Además, trabajé como investigadora de libros en el Banco del Libro en Caracas y como promotora de lectura y formadora de mediadores tanto en Venezuela como en Colombia. Después de trabajar en empresas importantes del sector editorial decidí aventurarme en la edición independiente. Tomar esta decisión no fue fácil, pues era consciente de las responsabilidades administrativas que conlleva dirigir una empresa editorial. Sin embargo, luego de haber pasado por distintas etapas en mi trayectoria profesional, opté por este camino como una evolución natural en mi carrera.
¿Qué la motivó a dedicarse a trabajar en libros para niños?
Es una pregunta que me hago recurrentemente, y la respuesta siempre tiene mucho de irracional. Pienso la vida en términos de libros; a menudo, cuando surge un tema o una discusión adulta, termino imaginando cómo podría convertirse en un libro para niños y niñas. Hacer este tipo de libros es, para mí, un compromiso con la formación de lectores, que es el objetivo principal de Cataplum con su catálogo. Publicar literatura para los más jóvenes es también, en este momento, un acto de resistencia.
¿Quiénes han sido para usted mentores o figuras inspiradoras a lo largo de tu carrera?
He tenido la enorme suerte de trabajar con personas e instituciones de las que he aprendido mucho. María Elena Maggi, editora venezolana, fue mi primera maestra y con ella aprendí muchísimo, sobre todo la seriedad con la que se debe enfrentar un proyecto editorial y también la ética. También he aprendido de otras personas como Maité Dutant, así como de las dos directoras de arte Camila Cesarino y Ana Palmero. Junto a ellas he obtenido valiosos conocimientos sobre imagen, diseño, color y producción. En cuanto a la inspiración, las editoriales dedicadas exclusivamente a la creación de libros para niños han sido una fuente de aprendizaje. Además, he extraído valiosas lecciones de los niños, los lectores y los mediadores.
En un país donde se lee poco, montar una editorial puede ser un reto...
Cataplum tiene la alegría de estar en muchas bibliotecas públicas y privadas de Colombia. A nosotros nos interesa la circulación no solo en Colombia, sino también en toda Latinoamérica, pues nuestros libros son pensados para los niños y las niñas de esta parte del mundo. Se lee poco en este país porque aún falta mucho en cuanto a la dotación de las bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares de las instituciones públicas. Para formar lectores, los libros deben ser parte de la cotidianidad de los niños y las niñas, sobre todo en la escuela. El principal reto de tener una editorial colombiana e independiente es la circulación, que los libros realmente lleguen a las manos de sus potenciales lectores.
¿Qué consejo le daría a alguien que está empezando en el mundo de la edición de libros para niños?
Es crucial que se formen bastante, que lean con una intención crítica los libros disponibles en el mercado. Deben analizar las decisiones editoriales tomadas en esos libros y estar cercanos a los niños. Es esencial estudiar sobre infancia, arte, literatura, diseño y muchas otras áreas de conocimiento. Más que lanzarse a montar una editorial cuando aún están en proceso de aprendizaje, lo verdaderamente importante es dedicarse a aprender. Habrá tiempo suficiente para establecer una editorial, que además implica una carga administrativa considerable.