Milan Kundera vivió en París desde 1975, año en el que asumió su exilio de Checoslovaquia, su país natal y al que dejó para siempre al renunciar a su nacionalidad.
Sucedió así el último abandono de Milan Kundera: el del mundo y este tiempo. Y con su abandono debemos reconocer que asistimos, una vez más, a la pregunta de qué viene para nosotros, de qué queda y a quiénes nos vamos a aferrar para seguir encontrando historias que nos ayuden a comprender los males de nuestra era, porque la literatura no está para encargarse de los asuntos alegres, estos no necesitan quién los aborde, porque cada vez que muere un escritor se va con él una época, y aunque quedan sus libros, siempre aparece esa sensación de...