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                                                                                                                                Rumores de otras noches (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                                Intente mirar por la ventana, pero no se veían señales de una noche serena.

                                                                                                                                Hugo Pérez

                                                                                                                                "Juancho pa' donde vas, no ves que está cayendo una tempestad - le dijo mi mamá a mi papá". -Hugo Pérez
                                                                                                                                Foto: Archivo particular
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Le sugerimos: Batman, chicas y Michel Houellebecq (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Juancho pa’ donde vas, no ves que está cayendo una tempestad - le dijo mi mamá a mi papá.

                                                                                                                                Ven acuéstate, es solo el alboroto del nuevo techo que pone nervioso a los animales, comentó mi mamá.

                                                                                                                                Mi abuelo aún seguía en posición de alerta como esperando alguna señal. Yo en cambio me abrigue mucho más para intentar quedarme dormido. Sin embargo, el caos de la lluvia y los relámpagos, hicieron que me quedara dando vueltas en la cama. No me atrevía a abrir los ojos porque en medio de la oscuridad de la noche y la tormenta en su máximo punto, hacían que viera cosas que en ese momento no existían. Para olvidarme de la furia de la tormenta, recordé los tiempos en los que nos tocó irnos del campo y mudarnos a la ciudad. Muchas cosas cambiaron, la escuela, mis amigos, la comida, e incluso noches cambiaron. Recordé cuando fui por primera vez a la escuela y todos me miraban raro, por ser el forastero. Pero hice muchos amigos, eso sí, me encantaba la escuela, era enorme, pero la parte que más me gustaba era el patio, con muchos árboles y una cancha enorme donde corríamos hasta el cansancio, esa parte de la escuela me hacía recordar mi casa en el campo, ese color verde y olor al pasto me hacían visitar la finca al instante.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sin sentir me quedé dormido y cuando menos lo esperé, ya los gallos tenían su algarabía porque ya era de día, miré mi reloj una vez más, y me di cuenta que ya era hora de ir a la escuela, ya la recia tormenta se había quedado atrás y el brillo de un sol radiante me entusiasmaba a salir a estudiar.

                                                                                                                                Le recomendamos: El nuevo templo de las artes en la capital

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                                                                                                                                Foto: Archivo particular
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Le sugerimos: Batman, chicas y Michel Houellebecq (Cuentos de sábado en la tarde)

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                                                                                                                                Juancho pa’ donde vas, no ves que está cayendo una tempestad - le dijo mi mamá a mi papá.

                                                                                                                                Ven acuéstate, es solo el alboroto del nuevo techo que pone nervioso a los animales, comentó mi mamá.

                                                                                                                                Mi abuelo aún seguía en posición de alerta como esperando alguna señal. Yo en cambio me abrigue mucho más para intentar quedarme dormido. Sin embargo, el caos de la lluvia y los relámpagos, hicieron que me quedara dando vueltas en la cama. No me atrevía a abrir los ojos porque en medio de la oscuridad de la noche y la tormenta en su máximo punto, hacían que viera cosas que en ese momento no existían. Para olvidarme de la furia de la tormenta, recordé los tiempos en los que nos tocó irnos del campo y mudarnos a la ciudad. Muchas cosas cambiaron, la escuela, mis amigos, la comida, e incluso noches cambiaron. Recordé cuando fui por primera vez a la escuela y todos me miraban raro, por ser el forastero. Pero hice muchos amigos, eso sí, me encantaba la escuela, era enorme, pero la parte que más me gustaba era el patio, con muchos árboles y una cancha enorme donde corríamos hasta el cansancio, esa parte de la escuela me hacía recordar mi casa en el campo, ese color verde y olor al pasto me hacían visitar la finca al instante.

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