Entender el presente a la luz de Roma
El español Santiago Posteguillo habla de su proyecto literario más ambicioso, la historia de Julio César, que empieza con la novela histórica “Roma soy yo” (2022).
Andrés Osorio Guillott
¿Cómo surgió este interés por la historia de Roma y sus personajes?
Yo siempre he pensado que conocer nuestro pasado es la mejor forma de aprender a no repetir errores y de aprender a reproducir aquello que pudiéramos haber hecho bien, y uno de nuestros pasados más claros y que mejor nos explican, en nuestras virtudes y defectos, es Roma. Yo creo que recontar Roma para un público del siglo XXI alberga una esperanza de que pueda remover las mentes de la gente de este siglo y que, viéndose reflejados en el pasado, puedan reflexionar sobre las cuestiones de hoy día. En una aparente paradoja, escribo lo de ese pasado romano para intentar explicar este presente actual.
¿Qué otros temas valen la pena rescatar de la historia de Roma y que la gente no suele conocer?
Precisamente la lucha política entre facciones, donde la facción popular de la antigua Roma defiende un reparto más equitativo de las riquezas, tierras y derechos, frente a otra facción autodenominada optimates —porque se autodenominaban los mejores—. Ese enfrentamiento entre una oligarquía que defiende sus privilegios de cualquier forma frente a una mayoría de un pueblo que quiere más equidad es un enfrentamiento que se da hoy en día en muchísimos lugares. Entonces está bien ver qué cosas pasaron en la antigua Roma para evidenciar fórmulas con las que se llegaba a ciertos consensos y equilibrios, o momentos en que, por un extremo o por el otro, se llegaba a confrontaciones civiles. Esto en Roma soy yo se ve muy claro. Julio César es el último representante de esa fracción popular que busca cambiar un sistema oligárquico de privilegios y en la novela se va viendo cómo intentos anteriores de cambiarlo chocan con la violencia de muchos poderosos.
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Usted ha dicho en varias ocasiones que el personaje de Julio César lo piensa trabajar unos 10 o 12 años y también que todo lo que había investigado y escrito sobre Roma lo llevaba él. ¿Cómo supo que era el momento para escribir una gran historia de Julio César?
Yo creo que ha sido durante la pandemia. Obligados a estar encerrados, hemos tenido que reflexionar sobre lo que hemos estado haciendo y lo que queremos seguir haciendo. En ese contexto, llegué a la conclusión de que tenía suficiente contexto de ese personaje de quien siempre había querido escribir y no me había atrevido por respeto, por no sentirme suficientemente equipado en cuanto a conocimiento de la época, en cuanto a no haber probado lo suficientemente la pericia de mi técnica literaria. Luego de ocho novelas históricas, en las que había ido probando distintas estructuras narrativas, me parecía que era el momento de madurez de conocimiento del mundo romano y de cierta madurez narrativa para acometer este desafío literario.
¿Por qué empezar retratando la etapa juvenil y la faceta de abogado de Julio César?
Se ha escrito mucho de César y eso lo va a tener en mente todo el público. Entonces tampoco tiene sentido que cuente lo que la gente ya sabe. Tenía bastante claro que era muy importante hacer ver a la gente que hay mucho de él que se desconoce generalmente. Por ejemplo, hay que entender todo lo que fue el joven César y todo su ascenso político, que explicaré en la segunda novela, para entender el momento y la circunstancia donde decide ir a la Galia. Me parecía que también estaba el tema de la originalidad narrativa, la sorpresa. Empezar con César abogado en un juicio me parecía que iba a llamar la atención. Es un momento muy interesante en su vida, entonces yo creo que por eso decidí empezar por este episodio.
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Hablemos de la influencia de las mujeres en la vida de Julio César, tanto el tema de las relaciones amorosas como el vínculo con su madre, un aspecto que humaniza la figura del emperador.
Estamos hablando del ser humano que hay detrás de la figura de emperador, que es el que quiero retratar. Yo pienso que un ser humano no crece igual si su único referente femenino próximo es su madre. En el caso de César es totalmente distinto. Crece con su madre, con sus dos hermanas, con su tía Julia y, luego, con su esposa Cornelia y con su propia hija, Julia. Crece entre mujeres, porque su padre y su tío fallecen cuando es adolescente, y yo creo que eso sí le hace tener una relación diferente con las mujeres. Y luego está esa relación muy particular con su madre, una persona carismática y de mucho carácter, que sin duda forja en él un carácter fuerte y rebelde, le enseña a no aceptar las cosas que no le parezcan bien y, en ese sentido, la madre está presente durante gran parte de su vida. Además, César no solo era carismático para liderar en política o militarmente, sino que se ve que tenía una personalidad que resultaba muy atractiva para las mujeres, entonces más allá de la hermosa historia de amor que tiene con Cornelia, cuando ella fallece, tiene un gran número de amantes.
¿Cuál es el concepto de moral que puede encerrar Julio César?
Él va buscando siempre que las leyes defiendan amplias mayorías de ciudadanos, no que beneficien a unos pocos. También busca que los jueces sean independientes, que esto es algo que parece que teníamos asumido con Montesquieu, pero yo creo que uno de los grandes peligros de nuestras democracias es que tanto partidos de una ideología como de la opuesta solo coinciden en querer controlar el poder judicial. En Roma soy yo precisamente se plantea este problema. Sin una justicia independiente, un sistema político está condenado a la corrupción. César lo entiende, entonces luchará porque haya juicios independientes. Políticamente, es un personaje muy coherente, que siempre va a defender las mismas ideas. Acostumbrados hoy día a que un político defienda por la mañana una cosa, por la tarde otra y por la noche lo que haga falta para mantenerse en el poder, encontrarte con un César que podía incluso quedarse aislado en el Senado defendiendo una idea, es una lección moral interesante.
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¿Cómo surgió este interés por la historia de Roma y sus personajes?
Yo siempre he pensado que conocer nuestro pasado es la mejor forma de aprender a no repetir errores y de aprender a reproducir aquello que pudiéramos haber hecho bien, y uno de nuestros pasados más claros y que mejor nos explican, en nuestras virtudes y defectos, es Roma. Yo creo que recontar Roma para un público del siglo XXI alberga una esperanza de que pueda remover las mentes de la gente de este siglo y que, viéndose reflejados en el pasado, puedan reflexionar sobre las cuestiones de hoy día. En una aparente paradoja, escribo lo de ese pasado romano para intentar explicar este presente actual.
¿Qué otros temas valen la pena rescatar de la historia de Roma y que la gente no suele conocer?
Precisamente la lucha política entre facciones, donde la facción popular de la antigua Roma defiende un reparto más equitativo de las riquezas, tierras y derechos, frente a otra facción autodenominada optimates —porque se autodenominaban los mejores—. Ese enfrentamiento entre una oligarquía que defiende sus privilegios de cualquier forma frente a una mayoría de un pueblo que quiere más equidad es un enfrentamiento que se da hoy en día en muchísimos lugares. Entonces está bien ver qué cosas pasaron en la antigua Roma para evidenciar fórmulas con las que se llegaba a ciertos consensos y equilibrios, o momentos en que, por un extremo o por el otro, se llegaba a confrontaciones civiles. Esto en Roma soy yo se ve muy claro. Julio César es el último representante de esa fracción popular que busca cambiar un sistema oligárquico de privilegios y en la novela se va viendo cómo intentos anteriores de cambiarlo chocan con la violencia de muchos poderosos.
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Usted ha dicho en varias ocasiones que el personaje de Julio César lo piensa trabajar unos 10 o 12 años y también que todo lo que había investigado y escrito sobre Roma lo llevaba él. ¿Cómo supo que era el momento para escribir una gran historia de Julio César?
Yo creo que ha sido durante la pandemia. Obligados a estar encerrados, hemos tenido que reflexionar sobre lo que hemos estado haciendo y lo que queremos seguir haciendo. En ese contexto, llegué a la conclusión de que tenía suficiente contexto de ese personaje de quien siempre había querido escribir y no me había atrevido por respeto, por no sentirme suficientemente equipado en cuanto a conocimiento de la época, en cuanto a no haber probado lo suficientemente la pericia de mi técnica literaria. Luego de ocho novelas históricas, en las que había ido probando distintas estructuras narrativas, me parecía que era el momento de madurez de conocimiento del mundo romano y de cierta madurez narrativa para acometer este desafío literario.
¿Por qué empezar retratando la etapa juvenil y la faceta de abogado de Julio César?
Se ha escrito mucho de César y eso lo va a tener en mente todo el público. Entonces tampoco tiene sentido que cuente lo que la gente ya sabe. Tenía bastante claro que era muy importante hacer ver a la gente que hay mucho de él que se desconoce generalmente. Por ejemplo, hay que entender todo lo que fue el joven César y todo su ascenso político, que explicaré en la segunda novela, para entender el momento y la circunstancia donde decide ir a la Galia. Me parecía que también estaba el tema de la originalidad narrativa, la sorpresa. Empezar con César abogado en un juicio me parecía que iba a llamar la atención. Es un momento muy interesante en su vida, entonces yo creo que por eso decidí empezar por este episodio.
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Hablemos de la influencia de las mujeres en la vida de Julio César, tanto el tema de las relaciones amorosas como el vínculo con su madre, un aspecto que humaniza la figura del emperador.
Estamos hablando del ser humano que hay detrás de la figura de emperador, que es el que quiero retratar. Yo pienso que un ser humano no crece igual si su único referente femenino próximo es su madre. En el caso de César es totalmente distinto. Crece con su madre, con sus dos hermanas, con su tía Julia y, luego, con su esposa Cornelia y con su propia hija, Julia. Crece entre mujeres, porque su padre y su tío fallecen cuando es adolescente, y yo creo que eso sí le hace tener una relación diferente con las mujeres. Y luego está esa relación muy particular con su madre, una persona carismática y de mucho carácter, que sin duda forja en él un carácter fuerte y rebelde, le enseña a no aceptar las cosas que no le parezcan bien y, en ese sentido, la madre está presente durante gran parte de su vida. Además, César no solo era carismático para liderar en política o militarmente, sino que se ve que tenía una personalidad que resultaba muy atractiva para las mujeres, entonces más allá de la hermosa historia de amor que tiene con Cornelia, cuando ella fallece, tiene un gran número de amantes.
¿Cuál es el concepto de moral que puede encerrar Julio César?
Él va buscando siempre que las leyes defiendan amplias mayorías de ciudadanos, no que beneficien a unos pocos. También busca que los jueces sean independientes, que esto es algo que parece que teníamos asumido con Montesquieu, pero yo creo que uno de los grandes peligros de nuestras democracias es que tanto partidos de una ideología como de la opuesta solo coinciden en querer controlar el poder judicial. En Roma soy yo precisamente se plantea este problema. Sin una justicia independiente, un sistema político está condenado a la corrupción. César lo entiende, entonces luchará porque haya juicios independientes. Políticamente, es un personaje muy coherente, que siempre va a defender las mismas ideas. Acostumbrados hoy día a que un político defienda por la mañana una cosa, por la tarde otra y por la noche lo que haga falta para mantenerse en el poder, encontrarte con un César que podía incluso quedarse aislado en el Senado defendiendo una idea, es una lección moral interesante.
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