Sobre el realismo mágico de Gabriel García Márquez
A propósito de los 40 años del Nobel de literatura examinamos, de la mano del profesor Gabriel Rudas Burgos, el concepto de realismo mágico en la obra del autor.
Camila Eslava
En estos días de conmemoración por los 40 años del premio Nobel de literatura concedido a Gabriel García Márquez, se celebra con desfiles, globos y mariposas amarillas, la vida y obra del escritor colombiano, haciendo referencia con todo este tipo de expresiones, directa o indirectamente, a aquel género literario que lo hizo mundialmente famoso: el realismo mágico. Un término, que, se podría decir, logró de muchas maneras, eclipsar a los mismos escritores y escritoras al que un día hizo referencia, especialmente, en el mundo de los no lectores, y no tan lectores de las obras de sus obras, y también, en el mundo del marketing y el sector editorial. Pero, ¿cuál es el origen del realismo mágico? ¿alguna vez García Márquez uso el término para hacer referencia a su obra? y, ¿qué efectos tuvo esta categoría en la forma en que entendemos a Latinoamérica? En esta entrega exploramos el afamado concepto.
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En estos días de conmemoración por los 40 años del premio Nobel de literatura concedido a Gabriel García Márquez, se celebra con desfiles, globos y mariposas amarillas, la vida y obra del escritor colombiano, haciendo referencia con todo este tipo de expresiones, directa o indirectamente, a aquel género literario que lo hizo mundialmente famoso: el realismo mágico. Un término, que, se podría decir, logró de muchas maneras, eclipsar a los mismos escritores y escritoras al que un día hizo referencia, especialmente, en el mundo de los no lectores, y no tan lectores de las obras de sus obras, y también, en el mundo del marketing y el sector editorial. Pero, ¿cuál es el origen del realismo mágico? ¿alguna vez García Márquez uso el término para hacer referencia a su obra? y, ¿qué efectos tuvo esta categoría en la forma en que entendemos a Latinoamérica? En esta entrega exploramos el afamado concepto.
Al auge literario que surge en Latinoamérica y que luego se expande por el mundo entre los años 60 y 70 se le conoce como boom latinoamericano. Un movimiento que lo dio a conocer a distintos escritores de la región por sus obras y su forma de narrar y describir el mundo en que crecieron. Por esos años, ante el nuevo panorama, la esfera más académica quiso explicar conceptualmente los fundamentos, las técnicas narrativas y la influencia de las nuevas obras que surgieron en aquel momento, hasta que se adoptó con el tiempo el término realismo mágico para referirse a aquella literatura, que heredaba la tradición oral de nuestros pueblos e incorporaba relatos mágicos en sus historias para narrar sus anécdotas cotidianas. Antes bien, se sabe que el origen de este término realmente data del año 1925, cuando el alemán Franz Roh lo utilizó por primera vez, en su libro, Realismo mágico, post expresionismo. Problemas de la pintura europea más reciente, haciendo referencia a un plano pictórico expresionista; y fue el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri quien retoma el término para explicar el movimiento literario de nuestro continente. Casi al mismo tiempo que el cubano Alejo Carpentier, cuando escribió el libro El Reino de este mundo y acuñó otro concepto muy importante en toda esta historia, que llamó “lo real maravilloso”.
Del grupo de escritores reconocidos por emplear este estilo literario, algunos de los que más se destacan en orden de aparición son: Miguel Ángel Asturias, Arturo Uslar Pietri, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, y Gabriel García Márquez. Pero en el género también sobresalen las obras de algunas mujeres, como las de Elena Garro, Mireya Robles, Laura Esquivel e Isabel Allende.
Para aclarar algunos conceptos, hablamos con el doctor en letras y literaturas hispanas, Gabriel Rudas Burgos, profesor de estudios literarios de la Pontificia Universidad Javeriana.
¿Podríamos hablar de las diferencias entre lo real maravilloso y el realismo mágico?
Ambas son categorías que se plantearon para analizar lo que estaba pasando. Se podría decir que los dos términos hablan de lo mismo, pues se está hablando de una misma literatura, de los mismos autores y unas características literarias. Lo distinto, sería que Alejo Carpentier trata dos énfasis que no se mencionaban cuando se hablaba del Realismo mágico: primero, de la cosmovisión afro e indígena y cómo permea la forma de entender la realidad en nuestra región, y segundo, mezcla eso con el surrealismo europeo, y dice que este nace como una revolución del arte y luego caduca, pues critica la racionalidad occidental, desde la misma racionalidad occidental. En cambio, la cultura americana, propone otras maneras de entender la realidad. Con el tiempo, el Realismo mágico termina usándose más, para describir la manera de romper las reglas de la racionalidad y mostrar una complejidad social.
Un valor positivo, si queremos verlo en esos términos. ¿Qué hay de cierto que García Márquez se inspiró en Pedro Páramo?
Es cierto. Rulfo era un poco mayor. Y ellos eran amigos. También es cierto que García Márquez se inspiró mucho en William Faulkner. Y Rulfo también. Entonces por un lado es cierto, pero, por otro lado, uno diría que era como el espíritu de la época. Estaban buscando algo parecido.
Una coincidencia...
Sí, y la inspiración que yo más veo, era que, en México, hubo un subgénero que fue la novela de la revolución mexicana. La revolución mexicana es un momento muy violento en la historia de México y había miles de novelas sobre la revolución y la dictadura, pero eso se gastó. Y luego Juan Rulfo escribe El llano en llamas, Pedro Páramo y encuentra un juego con el lenguaje mucho más fuerte. A Gabriel García Márquez le pasa lo mismo, aquí se escribía sobre La violencia, en ese momento, había muchas novelas de La violencia. Incluso García Márquez escribió un artículo de periódico que llamó: Un fraude a la nación, en donde se queja, y propone hablar de otros temas. Más allá de las técnicas, fue una respuesta para narrar la violencia de otra manera. Fue un momento que ellos encontraron para contar la violencia de manera distinta, y por supuesto, este sigue siendo uno de los grandes aportes de García Márquez.
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Por otro lado, hablar del Realismo mágico, se vuelve una fórmula para vender, no solo en términos literarios, sino también como una marca de país. Se entendió, como si Colombia fuera el realismo mágico, y la verdad no está aclarando realmente cómo escribe un escritor. Tú dices, ¿quién escribe realismo mágico?: Juan Rulfo, García Márquez, pero tú los lees a los dos, y son realmente muy distintos. No hay una obra con más “realismo mágico” que otra. El problema con el realismo mágico, es que a medida que pasa el tiempo se va volviendo una fórmula más de marketing editorial. Plantea a Latinoamérica con una estética única. Desde otros lugares nos ven como si el latinoamericano siempre confundiera lo sobrenatural, lo mágico, lo supersticioso con la realidad, y en ese juego, pesa mucho el posicionamiento, desde lo editorial, desde el mercado, o sea, cuáles son los autores que venden, y qué es lo que el mercado global quiere consumir de América Latina.
Yo nunca he escuchado una grabación o he leído a Gabriel García Márquez nombrar el concepto realismo mágico, por ejemplo...
No, no lo nombra. Lo hizo para decir que no. Eso no quiere decir que fuera mentira el concepto. Porque finalmente esos son, conceptos que se crean para ubicar a los autores, o como una categoría para explicar un momento de la literatura.
Podemos decir que el realismo mágico es político...
Claro, fue político y lo es y eso sigue siendo lo más valioso. La palabra clave para lo político es: realismo. Y el realismo es enfrentar problemas sociales complejos. Y, en segundo lugar, esa idea de desmarcarse formalmente de un ideal de progreso, impuesto por la globalización, es político. Pero para entender su posición política hay que leer su obra.
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Pareciera como si el realismo mágico hubiera superado a los mismos escritores. Tengo la impresión de que se habla más del realismo mágico que de las mismas obras.
Fíjate que eso también tiene una razón política. Hablar del realismo mágico, sin hablar de las obras, es no enfrentarse al hecho de que fueron escritores muy políticos, y muy de izquierda. Por ejemplo, García Márquez se tuvo que ir del país, porque Turbay lo echó. Y además porque también era muy crítico del proyecto liberal.
La obra de Gabriel García Márquez no trató solo sobre el realismo mágico ¿Se podría decir, que este término fue una cruz para él?
No solo para él, se volvió una cruz para todos los escritores latinoamericanos. Ya nadie quería hablar de las mariposas amarillas. Incluido Gabriel García Márquez. Después del Nobel, sus siguientes libros, nada tienen que ver con el realismo mágico. Ni El amor en los tiempos del cólera, ni El otoño del patriarca, ni Noticia de un secuestro.
¿Se puede encontrar una etapa actual del realismo mágico en la literatura?
Yo diría, irónicamente, que a nivel mundial sí. A nivel latinoamericano no. Porque los escritores posteriores todos quieren abordar, lo sobrenatural, la fantasía y las problemáticas sociales y narrarlas e interpretarlas de otras maneras. Ya ni los escritores están en esa onda, ni hay ningún crítico buscando qué es el realismo mágico. Los nuevos quisieron desmarcarse agresivamente. Y los más contemporáneos están más tranquilos, ya no sienten la cruz.
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