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                                                                                                                                Tempus interruptus (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                                “Sí, el tiempo es un singular enigma, una cuestión difícil de aclarar”

                                                                                                                                Cristian Ayala

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                "Me pongo de pie y miró por la ventana. Salen las primeras personas a sus trabajos, lugares de estudio, o lo que sea"
                                                                                                                                Foto: Pixabay

                                                                                                                                No han salido los primeros rayos del sol, pero ya estoy despierto. Voy a la sala. Sobre la mesa… el reloj. Ese aparato mecánico que un día me regalaron, a sabiendas de que ando con los brazos libres de ataduras. Puede que haya sido la metáfora perfecta para hacerme saber que desde ese instante tenía el tiempo contado. No presumo mala fe de quien me hizo el ostentoso presente, los mensajes a veces son así, sin intención.

                                                                                                                                Lo acerco a mi oreja. Tic tac, tic tac, tic tac. El sonido medido, discreto, el cálculo perfecto de esa esquizofrenia común que llamamos vida. Tic tac, tic tac.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                ¿Y el tiempo es finito o infinito? Tic tac, tic tac.

                                                                                                                                Podría interesarle: Imaginando a Magdalena Ortega y a Antonio Nariño

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le sugerimos: Pompeya descubre túneles de saqueadores y nuevos restos en su “Villa de los Misterios”

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                                                                                                                                Tic…

                                                                                                                                Tic…

                                                                                                                                Tic…

                                                                                                                                Después de sacar todos estos fantasmas del pretérito simple, del pluscuamperfecto, y traerlos al imperfecto, vayamos por el reloj. Tic tac, tic tac. Le doy un solo golpe. Se parte con un sonido seco. Tic. Rompamos el reloj, seamos anacrónicos.

                                                                                                                                Podría interesarle: El Galeón San José, como el mar, no conoce el fin

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                "Me pongo de pie y miró por la ventana. Salen las primeras personas a sus trabajos, lugares de estudio, o lo que sea"
                                                                                                                                Foto: Pixabay

                                                                                                                                No han salido los primeros rayos del sol, pero ya estoy despierto. Voy a la sala. Sobre la mesa… el reloj. Ese aparato mecánico que un día me regalaron, a sabiendas de que ando con los brazos libres de ataduras. Puede que haya sido la metáfora perfecta para hacerme saber que desde ese instante tenía el tiempo contado. No presumo mala fe de quien me hizo el ostentoso presente, los mensajes a veces son así, sin intención.

                                                                                                                                Lo acerco a mi oreja. Tic tac, tic tac, tic tac. El sonido medido, discreto, el cálculo perfecto de esa esquizofrenia común que llamamos vida. Tic tac, tic tac.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                ¿Y el tiempo es finito o infinito? Tic tac, tic tac.

                                                                                                                                Podría interesarle: Imaginando a Magdalena Ortega y a Antonio Nariño

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Tic…

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                                                                                                                                Después de sacar todos estos fantasmas del pretérito simple, del pluscuamperfecto, y traerlos al imperfecto, vayamos por el reloj. Tic tac, tic tac. Le doy un solo golpe. Se parte con un sonido seco. Tic. Rompamos el reloj, seamos anacrónicos.

                                                                                                                                Podría interesarle: El Galeón San José, como el mar, no conoce el fin

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                                                                                                                                [1] El autor, en su insufrible verborrea, manifiesta “solo” tener una página y media para decir lo que tiene que decir, como si necesitara los tres tomos de “El Capital”, los siete tomos de “En busca del tiempo perdido”, los 46 libros del “Antiguo Testamento”, el papel de los árboles de todo el hemisferio occidental… lo cierto es que el universo entero cabe en página y media, en media página, en un párrafo, en una oración, incluso, en una palabra. N. del mismo A.

                                                                                                                                Por Cristian Ayala

                                                                                                                                Temas recomendados:

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