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“Tengo que defender la presencia audiovisual de los cartageneros”: Margarita Díaz

El 2 de septiembre, Margarita Díaz Casas fue nombrada como la nueva directora del Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI). Reconocida por su trabajo en las industrias culturales y creativas, regresa a su ciudad natal para liderar este evento con una nueva visión.

12 de septiembre de 2024 - 12:00 p. m.
Margarita Díaz es graduada en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Margarita Díaz es graduada en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Foto: Emmanuel Upegui

¿Cómo se dio su nombramiento? ¿Era algo que esperaba?

No, para nada. No esperaba que esto sucediera, pero fue algo emocionante porque yo soy cartagenera y el festival siempre fue ese lugar en el que quise estar. En mi niñez, fui juez en la sección infantil y allí también se dio mi primer encuentro con la creación de contenidos audiovisuales. Y si bien me quedé en el sector cultural, no fue propiamente en lo audiovisual, así que el festival nunca dejó de ser un sueño para mí. Incluso el año pasado, cuando nombraron a Alex Basile, pensé en lo bonito que sería que yo estuviera ahí. Pero como estaba en Bogotá y había hecho una carrera ya lejos de Cartagena, nunca imaginé que sucedería. En julio, cuando estaba pensando en acercarme a mi familia, todo coincidió y me hicieron el ofrecimiento. No hubo duda. Para mí, esta es la oportunidad de trabajar por mi ciudad a través de las mejores herramientas para generar transformaciones: el arte y la cultura.

Ha dicho que su propósito en el festival será regresar las historias a Cartagena, ¿a qué se refiere con eso?

Creo que la decisión de la Junta sobre mi nombramiento se debe a que soy una mujer cartagenera y gestora cultural. Es una apuesta, pero también una responsabilidad que tengo para que el festival se acerque más a los cartageneros. Si bien este es un evento nacional e internacional, y tenemos que seguir trabajando para que sea la plataforma que tiene el país para mostrarse, no debemos concentrarnos en que la gente venga y se reúna en el Centro de la ciudad. Tenemos que encontrar esas historias que conecten a la ciudad con el resto del mundo. Queremos que esos relatos, historias y voces cartageneras encuentren un espacio.

Son muchas las historias que confluyen en un mismo territorio, pero ¿hay alguna que quiera exaltar?

Yo tengo que defender la presencia de los productos audiovisuales de los cartageneros. Recuerdo que en una edición tuvimos la película “La suprema”: mi chat se llenó de mensajes de mi familia y amigos que decían “tenemos que ir a verla”. Ellos no me decían “vamos al FICCI”, porque es un nombre lejano para algunos, sino “vamos a ver La suprema”, y ese efecto se logró porque fue una película que se rodó en Cartagena con actores naturales y una historia en la que nos veíamos reflejados. Esa debe ser la apuesta constante del festival: lograr que refleje a la ciudad y el departamento.

La idea del regreso no solo se verá reflejado en las historias, sino que usted también volverá al lugar que la vio nacer, luego de estar varios años fuera de él. ¿Cómo se siente con eso?

Lo primero es que será un regreso muy acalorado. Tengo que decir que me está dando durísimo tener que trabajar en Cartagena a mediodía, porque siento que me desvanezco por el clima. Pero fuera de eso, siento que estoy llegando a una ciudad vibrante. Hay una convicción del sector privado y la sociedad civil por apostarle a la ciudad y sacarla adelante. Siento que hay una necesidad de generar orgullo, a pesar de todo lo que hemos sufrido a lo largo de nuestra historia. La gente está muy dispuesta y eso me garantiza que podremos trabajar con los cartageneros para que el festival se convierta en una herramienta que le apueste al orgullo de los ciudadanos.

¿Hay algo que le genere miedo o preocupación de este cargo que asume?

Yo me monté en una montaña rusa y no sabría decir si estoy en bajada o en subida. La verdad no logró identificarlo, porque claro, yo tengo mucha experiencia montando festivales, pero al mismo tiempo siento la responsabilidad de continuar con este brillo que el festival ha mantenido en 63 años. Esta experiencia me está formando como gestora cultural, pues, aunque ya era reconocida como tal, estaba desde lo público, que te da cierto poder y posibilidad de multiplicar los recursos. Ahora, estoy en el otro lado, entendiendo bien que significa trabajar con las uñas, vender un evento y que la gente se enamore y crea en él. Es un reto enorme y me genera angustia, porque la responsabilidad es con mi ciudad y la corporación. Seguro que esto también me formará emocionalmente.

Y además de las aptitudes y el conocimiento, ¿qué le deja su experiencia para asumir este cargo?

Un aprendizaje que te da la cultura es que sí es posible el encuentro con posiciones que son aparentemente opuestas. Hoy el cine está en un momento de transición, pero no se ha logrado llegar a acuerdos de cómo deben ser los festivales. Tenemos una clara idea de que nos tenemos que abrir porque el mundo está cambiando, pero existen muchas posiciones. Entonces, aquí me encuentro con eso: todos los días hay que lidiar con opiniones diferentes que forzosamente están asociadas a emocionalidades, porque, ante todo, somos humanos y las emociones nos mueven. Y desde mi rol, lo que debo hacer es conciliar y que nos encontremos en la diferencia para llegar a acuerdos. Eso lo he aprendido y logrado en mi paso por la cultura.

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