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Bobby Valentín no solamente fue el bajista de la Fania, también es un arreglista magistral y por su orquesta han pasado en más de cincuenta años de carrera artística cantantes de la talla de Luigi Texidor, Carlos “Cano” Estremera, Rafu Warner, Johnny Vásquez y Marvin Santiago. Aunque ninguno de ellos sigue con la orquesta, el grupo y el sonido Valentín es un sello que sigue vigente. Para el bajista llegó el momento de regresar a Cali con su agrupación completa desde Puerto Rico, una plaza en la que no se presenta desde 2019.
Claro, tres años parecen poco, pero en la mitad de ese período hubo una pandemia y en ese tiempo la salsa vio partir a figuras de la talla de Johnny Pacheco, Larry Harlow y Roberto Roena. Será, sin duda, un encuentro emotivo con el público colombiano cuando se presente en Cali el próximo 12 de noviembre, alternando con la Orquesta Mulenze, la Apollo Sound —orquesta del difunto Roena— y la Orquesta La Fuga.
Desde Puerto Rico, Valentín le contó a El Espectador cómo vive el preámbulo de su regreso a Colombia, el reencuentro.
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¿Cuál es el encanto de traer su orquesta completa desde Puerto Rico y no contratar músicos locales?
Los que somos directores de orquesta —en mi caso, el del Gran Combo, Willie Rosario, la Sonora Ponceña— vamos con todo el personal porque son gente que viene con nosotros hace muchos años y ya conocen el estilo. Es decir, si hay un tema que no tengamos en las partituras, en los papeles, ellos se lo saben de memoria. No se trata de que los músicos de allá son mejores o peores que los nuestros, esa no es la idea. Es que nos limitamos. Si nos ponemos a montar diez u once temas y si se acabó, pues se acabó porque no se pudo ensayar el resto. Los músicos que yo llevo ya entienden mi estilo, cómo es que a mí me gusta que la orquesta suene. Para mí es un punto a favor. A Papo Lucca, a Rafael Ithier, a Rosario, etcétera, nos gusta viajar con los nuestros.
Va a alternar con la estructura del Apollo Sound, la orquesta de Roberto Roena. ¿Cree que la orquesta de Bobby Valentín podría presentarse sin usted algún día?
Es bien difícil, porque ya Roberto Roena fue una figura y la gente siempre querrá verlo, al igual que a Willie Rosario o que a mí, quieren vernos en tarima. Eso que van a hacer los muchachos, un tributo a Roena, no sé, ese formato funciona por un tiempo, una temporada. Entonces no va la orquesta completa, porque van a formar el grupo allá, si no me equivoco, y esas cosas duran un período muy corto por la curiosidad de volver a escuchar los temas, etcétera. Pero si la gente no ve una figura como Roberto, como que no es lo mismo.
Le voy a explicar por qué. Hay orquestas que llevan el nombre como el Gran Combo de Puerto Rico, que es una institución, cualquier músico, cualquier tipo de músico que sepas que esté en el grupo representa al Gran Combo. Lo mismo que el Grupo Niche, ellos son una orquesta que se dio a conocer y donde los integrantes que lleven no importan, siguen siendo Niche. Pero cuando tú nombras una figura, de nuevo, como Roberto Roena, es el atractivo, entonces un homenaje va a durar muy poco tiempo. Eso mismo pasó con la orquesta de Tito Puente, cuando él murió trataron de seguir en su nombre como la orquesta de Tito Puente, pero no era lo mismo porque él fue una figura grande y al no verla allí, pues el público se decepciona. Quizá vayan a verlos una o dos veces, pero no sé si van a ir más.
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Hemos visto la desaparición de artistas salseros muy queridos, eventualmente tendrá que llegar otra generación. ¿Cómo ve ese panorama?
Todo lo que está saliendo en el género de la salsa son cantantes. En una orquesta ellos llevan una posición muy importante, pero no son como nosotros, que lo que hacemos al ser músicos es crear un estilo, un sonido que nos identifica. Al halar una cuerda la gente ya sabe que es Bobby Valentín. Ellos hoy en día te pueden grabar con un grupo pequeño, una orquesta más grande o una mediana. Lo que se está vendiendo es la figura de ellos y la voz, no se está vendiendo un sonido. Esta noche tocan con dos trombones, mañana con cinco o tres trompetas, pero sigue siendo el cantante y no crean una identidad sonora. En lo que hacemos nosotros está la combinación con los cantantes que engranan con ese estilo.
Eddie Palmieri, Ray Barretto, Johnny Pacheco... todos ellos le daban prioridad al músico. Hoy los músicos buenos abundan en todos los instrumentos: trompeta, saxofón, trombón, piano, percusión, etcétera. Abundan y son buenísimos. Cuando se presenta con un cantante, por ejemplo, que es la figura principal, el músico pasa a un segundo plano. Los cantantes de hoy en día no presentan a los músicos, solamente cantan y cantan. En el en el caso nuestro está en primer plano el músico igual que los cantantes. Yo los presento en tarima y les doy mi apoyo, porque yo soy músico. Me encargo siempre de que en nuestras presentaciones se les dé credibilidad a los cantantes porque son parte, pero también hay crédito a los instrumentistas a la vez. Todos ellos llevan conmigo muchos años y eso para mí es bien importante. Me acompañan y me entienden, con ellos me siento bien contento, más relajado. De otra forma no es que yo no lo pueda hacer, pero entonces tengo que ensayar y limito mi repertorio. Yo siempre llevo un repertorio de doce o catorce temas y además llevo una reserva. Son cosas que ya están listas, que sin ensayar yo les digo ‘marco cuatro y nos vamos’.
Usted se presenta en otros espacios como Puerto Rico y Estados Unidos. ¿Es diferente la pasión de los colombianos por la salsa?
Acabo de venir de Nueva Jersey, de Elizabeth, donde están todos los caleños. Es una ciudad caleña, ellos han levantado esa ciudad. Vengo de presentarme allí y sentí que estaba en Cali. Era increíble el furor de esa gente tarareando los temas de principio a fin, el 99,9 % de todas las personas que fueron son colombianas. Y lo mismo me ha pasado en Texas, ellos están regados por todo Estados Unidos. El furor el colombiano no lo pierde; sea aquí o en su país, lo sigue manteniendo. El puertorriqueño adora la salsa, pero es más tranquilo, suave, no tiene el fervor que tienen los colombianos. Es lo mismo que pasa con el boricua que vive en Estados Unidos, no ven nuestras orquestas como en la isla, que las ven en diferentes sitios. Hace poco estuve en un festival de hispanidad en Florida y ahí es otra cosa, se parecen mucho a los colombianos. Ustedes son los número uno en apoyo a nosotros los salseros, no a Bobby Valentín, a toda agrupación que va de aquí para allá la reciben, eso es muy importante.
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Pasada una época tan delicada como la pandemia, ¿ha vuelto la vista atrás hacia la magnitud de su aporte a la salsa?
En ese tiempo se nos hizo muy difícil viajar con la orquesta. Eso en la pandemia nos afectó afuera y aquí localmente. Ahora estamos viendo un resurgir del movimiento aquí, especialmente en el estilo de nosotros como grupo, pero fue un año duro. Perdemos músicos como Roena, como Larry Harlow, definitivamente lo asusta a uno, ¡caramba! Se están muriendo los directores de orquesta, los músicos reconocidos. Se están yendo. Me preocupa que este género esté quedando solamente para cantantes. Está bien difícil montar una orquesta en esta época; yo tengo amigos que han hecho orquestas en los pasados tres o cuatro años y no tienen lugares donde tocar. Nosotros porque ya estamos establecidos, pero tenemos que seguir porque este género no puede morir. Es bueno que haya diferentes tipos de salsa, de cantantes, de orquesta. El público puede notar la diferencia cuando es un grupo de orquesta y cuando es solo un cantante con músicos, pueden ver la diferencia rápido. Por ejemplo, yo me presento y vamos con cualquier cantante. Cuando me vean a mí en tarima van a ver detrás a una orquesta completa, siempre.
Nunca va a faltar el que opine que no le gustó la orquesta del Bobby, o al que le gustó más el cantante; le interesó lo contrario. Pero esa combinación me gusta, que los promotores o los productores lo hagan. Que lleven una orquesta como la nuestra, o la que sea, y lleven un cantante solo y que monte el grupo solo. Quiero ver qué va a decir el público. No quiero que este género muera. Mientras yo esté vivo y Dios me siga dando fuerzas, voy a seguir luchando y voy a estar ahí. No voy a permitir que la salsa muera.
Les doy un consejo a todos los músicos: vamos a seguir para adelante. Si tienes deseos de montar un grupo, créate algo que tenga identidad. Que cuando toques un acorde, ya sepan quién eres tú.
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¿Los salseros están abiertos a escuchar nuevas propuestas?
Eso se lo dejo ya en manos del público. Yo no puedo pedir que me escuchen a mí o escuchen a otro, pero tienen que escucharlos porque eso les da gran ayuda a ellos y sirve para que el género siga adelante. Hay que escuchar de todo. Me gustaría que salgan nuevas orquestas porque eso es competencia y a mí me encanta la competencia. Yo espero que me digan a mí que salió una orquesta nueva, no un cantante, con un sonido bestial —como el de Richie Ray—. Que el público sepa que hay una identidad y un sonido refrescante.
¿Cómo se siente por regresar a Cali?
Bien contento. Cali fue la primera ciudad en Colombia que yo visité con mi orquesta y el recibimiento siempre ha sido tremendo. Los muchachos se sienten muy bien cuando vamos para allá y la emoción es mayor cuando han pasado tres años. Yo sé que esto va a ser un éxito, el público que nos va a ver siempre sale complacido. Nosotros vamos a estar interpretando los éxitos que en realidad a ustedes les gustan. Yo creo que la ausencia por la pandemia de tres años hace que el público esté ansioso y sé que la van a pasar bien.