Cada paso que Kandinsky daba era un paso hacia la verdad, su verdad, hacia el conocimiento y la liberación del materialismo, principalmente, y se cuidaba de que sus pasos fueran pasos y huellas.
Foto: Ilustración: Nátaly Londoño Laura
Fue capaz de afrontarse y de afrontar la vida y su arte, más allá de las instrucciones y de los académicos, y mucho más allá de lo sabido y estudiado hasta el momento. Luchó, discutió, se encerró en sus teorías, que iban transformándose día tras día. Un día de mil novecientos veinte tantos, luego de tantas idas y vueltas, dijo que “Los elementos pictóricos penden del andamiaje de las formas naturales; sigue siendo imposible […] descubrir la ley pura del diseño pictórico”.
Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com