“Es difícil renunciar a algo que se tiene tan arraigado como el fútbol”
Una conversación con el escritor y periodista Wílmar Cabrera sobre sus libros, en especial sobre su más reciente novela gráfica Colombia 86 (Caballito Cómics, 2021)
Isabel-Cristina Arenas S.
Wílmar Cabrera (Palmira, 1970) es periodista y escritor, está radicado en Barcelona desde hace trece años. Leía cada hoja de El Gráfico, Balón, Nuevo Estadio y todas las páginas deportivas de los diarios. Cuando era niño se aprendió las capitales y las banderas del mundo por el álbum de Panini. Su afición a la lectura comenzó por las crónicas de fútbol y ciclismo. Su primera novela gira en torno a un partido de fútbol, Los fantasmas de Sarrià visten de chándal (Milenio, 2012); en su segundo libro da a su hijo algunas respuestas muy ligadas a este deporte y en su más reciente obra, una novela gráfica, una ucronía, cuenta lo que hubiera sucedido si Belisario Betancur, presidente de Colombia entre 1982 y 1986, le hubiese dicho “Sí se puede” al Mundial de Fútbol de 1986 en nuestro país.
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Wílmar Cabrera (Palmira, 1970) es periodista y escritor, está radicado en Barcelona desde hace trece años. Leía cada hoja de El Gráfico, Balón, Nuevo Estadio y todas las páginas deportivas de los diarios. Cuando era niño se aprendió las capitales y las banderas del mundo por el álbum de Panini. Su afición a la lectura comenzó por las crónicas de fútbol y ciclismo. Su primera novela gira en torno a un partido de fútbol, Los fantasmas de Sarrià visten de chándal (Milenio, 2012); en su segundo libro da a su hijo algunas respuestas muy ligadas a este deporte y en su más reciente obra, una novela gráfica, una ucronía, cuenta lo que hubiera sucedido si Belisario Betancur, presidente de Colombia entre 1982 y 1986, le hubiese dicho “Sí se puede” al Mundial de Fútbol de 1986 en nuestro país.
Los porqués de Joaquim (Puntos Suspensivos, 2020) está dedicado a Barcelona como homenaje a la ciudad. Es un libro de viñetas ilustrado por Mariana Valencia, en donde Cabrera y su esposa responden las preguntas de su hijo de cuatro años; allí aparecen, entre otros lugares, el Arco del Triunfo, calles del centro de la ciudad, el Museo Picasso y Plaza España. Cabrera afirma que es una declaración de amor a la ciudad, a su pareja y a su hijo, pero el fútbol también es protagonista. Muchas de las respuestas están enfocadas en este deporte: “¿Qué es España? Un equipo de fútbol que ganó el Mundial de 2010 en Sudáfrica.”, “¿Por qué somos del Espanyol? Porque con el Espanyol pasa lo mismo que con Catalunya: todas las derrotas son victorias.”, “¿Quién es Messi? Es un papá con tres hijos”.
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Wílmar Cabrera dice que se ha desprendido un poco del fútbol, que ahora lo ve de forma más literaria y no tanto en la tabla de posiciones, pero que el tema le sale natural porque está ligado a su infancia. Es de Millonarios, aunque creció en Palmira: “Éramos una isla en un mar rojo por el América, con puntitos verdes del Deportivo Cali. Cuando mi padre era niño, Millonarios era el mejor equipo, aunque antes de ser hincha de ese equipo lo era de Di Stéfano, el Messi del momento”. Al llegar a Barcelona Cabrera intentó ser hincha del Espanyol, pensó en la correspondencia del azul, pero no fue así: “Es como los amores de lejos, tiene que haber algo muy profundo que te ligue a un equipo. Ir al estadio es ver a la familia, es heredado, es ir con quien te llevó de niño, con tu padre, o con tu abuelo”.
En la página web de la editorial Caballito de Acero dice: “donde la belleza atlética se vuelve poema, cuento, novela, foto o libro álbum” y eso han hecho en Colombia 86, publicado el pasado agosto bajo su sello Caballito Cómics. Wílmar Cabrera es el autor de los textos y Nicolás García, KHAOS, (Bogotá, 1992) estuvo a cargo de las ilustraciones. El cuidado en el papel elegido, su textura, la portada y los detalles hacen que sea un objeto para lucir en la biblioteca. Y la historia que cuenta, es una oportunidad para compartir, comentar con quienes vivieron esa época y especular junto a los padres y amigos sobre lo que hubiese pasado.
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Cabrera dice que tenía una deuda consigo mismo, con el niño que soñó con ver un Mundial en su país. Colombia había logrado ser la sede en el congreso de la FIFA en 1974: “La consiguió Alfonso Sénior Quevedo que fue quien trajo a Alfredo Di Stéfano al Real Madrid. Colombia tuvo ocho años para organizarlo y muchos nos ilusionamos pensando en que iban a venir los grandes futbolistas, todo lo que habíamos soñado y visto por televisión, Zico, Maradona, Platini, Ceulemans...”. Se dio cuenta que todavía deseaba que esto hubiera sucedido y entonces, ¿por qué no hacerlo en forma literaria? Así decidió organizar él mismo el Mundial que no hizo Belisario Betancur.
Cuenta que lo más difícil fue darle un hilo narrativo, encausarlo y organizar la jornada inaugural, tomar ciertas decisiones: ¿Quién formará la nómina oficial de la selección?, ¿Willington Ortiz liderará el equipo?, ¿quién hará el saque de honor?, ¿quién será la presentadora?, ¿cómo se adornará el recinto?, música, tiene que haber música, y ¿la mascota qué? Y lo más importante: ¿cómo avanzará la historia? El proyecto nació como una novela, pero con el tiempo fue cambiando. Luis Alejandro Díaz, el editor de Caballito de Acero, le propuso a Cabrera que hicieran una novela gráfica y le presentaron al ilustrador. Fue un trabajo a distancia entre España y Colombia. “Colaboramos en conjunto con Nicolás (@7.khaos), su talento y genio es superlativo”. Arnoldo Iguarán, delantero y goleador con la Selección, firma el prólogo.
Wílmar Cabrera quería incluir a las estrellas del deporte de esos años además de todo lo que representaba a Colombia dentro del Estadio Nemesio Camacho El Campín. Y así, en el proceso fueron apareciendo Kapax, María Mónica Urbina, Pilar Castaño, una escultura de Fernando Botero, Claudia de Colombia, la orquesta del maestro Lucho Bermúdez entre varios personajes de la época, algunos de ellos “perjudicados” con el Mundial, como el padre Rafael García Herreros a quien le quitan El minuto de Dios en televisión por trasmitir los partidos de fútbol. Lo que sucede en este cómic no es solo el Mundial, el libro comienza con las cartas que un hombre, apodado “Ocho”, le escribe a su pareja. Habla de su amor a la causa, su desilusión y confiesa que lo que haciendo traerá graves consecuencias. Él es miembro del comando clandestino Marino Klinger del M-19, formado por “once elementos”, y han secuestrado a Hermann Neuberger, vicepresidente de la FIFA de la época.
El avance de los partidos de fútbol en el Mundial, las reflexiones en las cartas de “Ocho” y las sorpresas en el secuestro de Neuberger serán los hilos narrativos.