La tras escena de la portada de un libro de Cuentos de los Hermanos Grimm
El ilustrador bogotano Andrés Rodríguez Moreno es el autor de la portada del libro de Panamericana Editorial. Quince cuentos de los hermanos Jacob y Wihelm Grimm ilustrados por autores de varios países de América y Europa.
Joseph Casañas Angulo
Aquello de sugerir y no decir. El poder de la palabra y, para este caso, de la imagen, puestos en escena. En la portada de Cuentos de los Hermanos Grimm (Panamericana Editorial), dos hombrecillos (Jacob y Wihelm) con pluma y bocetos en mano cruzan los bosques encantados de sus historias fantásticas. Moscas gigantes, un caballo rubio, un gallo dibujante o escritor, una corona atrapada en un árbol, una oveja-lobo furiosa son algunos de los elementos que componen la portada.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Aquello de sugerir y no decir. El poder de la palabra y, para este caso, de la imagen, puestos en escena. En la portada de Cuentos de los Hermanos Grimm (Panamericana Editorial), dos hombrecillos (Jacob y Wihelm) con pluma y bocetos en mano cruzan los bosques encantados de sus historias fantásticas. Moscas gigantes, un caballo rubio, un gallo dibujante o escritor, una corona atrapada en un árbol, una oveja-lobo furiosa son algunos de los elementos que componen la portada.
Allí, casi que, sin buscar el protagonismo, pero igual siendo el protagonista, un marrano lee un libro. El cari bajito luce perdido. Absorto. El diseñador gráfico bogotano Andrés Rodríguez Moreno es el autor de la cubierta y de las 15 viñetas que acompañan igual número de cuentos que fueron recreados por ilustradores de varios países del continente.
Le pregunto a Rodríguez por la presencia del porcino en la escena. “Me pareció simpático poner a leer un libro a un marrano. De por sí es una alegoría bastante fuerte. No quiero decir mucho más que eso, porque quiero que la alegoría la lea cada lector a su modo, pero me parece muy simpática la imagen de un marrano leyendo un libro. En mi cabeza era una persona que estaba leyendo un libro de magia y termina convirtiéndose por sí mismo - y por accidente - en un marrano. Es una imagen muy divertida”, dice.
El diseñador gráfico de la Universidad Nacional, que ha ilustrado decenas de libros infantiles y juveniles, y es el autor de las cubiertas de las ediciones de lujo de Panamericana Editorial de Sherlock Holmes / Novelas y Moby Dick, cuenta que, aunque es muy difuso, el primer recuerdo que tiene con los Cuentos de los Hermanos Grimm lo podría pintar de rojo.
¿Cuándo empezó su vínculo con estos cuentos?
“El recuerdo más antiguo que puedo tener con los Cuentos de los Hermanos Grimm es de cuando mi mamá me estaba enseñando a leer en la cartilla Coquito y esa cartilla tenía unas imágenes del cuento de Caperucita Roja en forma de historieta, pero sin palabras. La idea era que cada niño armara la historia en su cabeza con sus primeras palabras.
Me acuerdo mucho de una imagen de cuando el lobo se le adelanta a Caperucita, llega a la casa de la abuela y agarra las cobijas para meterse debajo de la cama, lo curioso es que esas primeras imágenes son las únicas que yo asocio a ese cuento en específico. Después de tantísimos años siguen metidas en mi cabeza. Lo interesante del trabajo del ilustrador es que uno nunca sabe quiénes van a ser esos primeros lectores que van a asociar esas imágenes que uno haga con ciertos conceptos”.
¿En qué se inspiró para la portada de este libro?
“Para esa portada leí la biografía de los Hermanos Grimm, que tuvieron complicaciones serias a lo largo de sus vidas y por eso, me parece a mí, tuvieron vidas muy interesantes.
Me parece interesante hacerlos cruzar este bosque como una alegoría a esa vida difícil que tuvieron por momentos. Las moscas gigantes vienen por el cuento del sastrecillo valiente, que a su vez son influencia de lo que hicieron los esposos Dublin, eso me pareció un elemento fantástico. Es un animal molesto, pero gráficamente es muy rico de trabajar”.
¿En qué momento del proceso se empieza a hacer la portada?
“Siempre es lo más complicado de libro. Es lo último que hago. Traté de establecer el universo del libro para al final poner en escena una imagen que llamé la atención del lector.
Hice bocetos muy pequeñitos de 2x2 tratando de establecer una composición adecuada. En ese tamaño no se manejan detalles sino planos de composición, de ese modo se creé la sensación de estar viendo la portada a varios metros de distancia y se puede verificar si la composición general funciona o no.
Cuando empecé a tener cierta claridad sobre lo que quería estuvimos trabando con la editora, Luisa Noguera, quien me habló de la necesidad del bosque lleno de elementos mágicos”.
¿Qué técnica empleó?
“La técnica se llama técnica scratch o esgrafiado, que nos la ponían a hacer de manera rústica en primaria. Consiste en preparar una superficie con una tinta negra y después con un punzón comenzar a rasparla y de esta forma rescatar el blanco del papel. En lugar de dibujar con tinta, donde voy dibujando sombras, lo que hago es raspar una superficie para ir agregando luz. Todo esto lo hice a mano y luego lo escaneé para intervenirlo digitalmente.
La paleta de colores se concertó con la editora porque soy muy tímido con el color. Me parece que el scratch es una técnica que de por sí agrega muchos valores de volumen y ella me pidió meterle más color para reforzar la idea del bosque mágico”.
Los Cuentos de los Hermanos Grimm se han representado de cientos de formas y es difícil no ser redundante. ¿Cómo abordó ese reto?
“El reto era decir algo que no se hubiera dicho. Este libro tiene las versiones originales de los cuentos, que a la vista de hoy no son del todo para niños, porque pasan cosas terribles en algunas historias, entonces lo que hice fue intentar hacer alegorías que no representaran de forma textual el cuento si no que agregaran un discurso diferente, algo más allá del cuento.
Traté de utilizar ese lenguaje de los libros iluminados del medioevo o las pinturas de El Bosco, que utiliza muchas alegorías. Se dicen cosas sin decirlas directamente”.
Hablemos de la alegoría en la viñeta de Caperucita…
“No tenía mucho rango de acción. Tienes al lobo, tienes a Caperucita y no mucho más que eso, y ella ha sido representada de miles de formas, magistrales algunas, no tan buenas otras, entonces cómo no caer en eso.
Lo que hice fue utilizar alegorías. Caperucita de color rojo, puede ser un fruto rojo y se me ocurrió la fresa. ¿De qué habla el cuento para mí? Me paree que habla de cómo la inocencia nos hace caer en trampas y ¿cómo representar eso? Con un copetón, que me parece uno de los animales más tiernos y dóciles del entorno en el que vivo, cayendo en una trampa en donde la fresa es de color rojo.
Así fui armando cada una de las alegorías. Tratando de decir cosas sin decirlas directamente, no alejándome demasiado de cada texto, pero tampoco apegándome 100% a él, porque no olvidemos que cada cuento iba a ser ilustrado a su vez por un ilustrador, entonces no podía redundar en lo que iba a hacer cada uno de ellos”.
¿Preguntas o respuestas?
Las imágenes no las termina uno como creador de imágenes, sino que las termina el espectador en la cabeza. Siempre que tengo oportunidad me gusta preguntarle a la gente su opinión Lo que quiero generar con mi trabajo es generar preguntas, no dar respuestas. Que la gente se pregunte del por qué de las moscas gigantes, del marrano leyendo, y que esa pregunta sea respondida por el mismo espectador, eso empieza a generar explicaciones traídas de los cabellos que tratan de poner en orden esas imágenes que a veces pueden generar cierta ruptura.
Puede haber tantas interpretaciones como lectores hay, unas más divertidas que otras, pero el objetivo es ese, generar preguntas en el entorno.
¿Cuáles son sus referentes en el mundo del arte y la ilustración?
“Muchísimo, pero le puedo citar cuatro. Por un lado, el pintor francés Gustave Doré. Tengo un libro de grabados que es mi herramienta de trabajo. Lo tengo manchado y ajado de tanto uso.
Podría mencionar también a Winsor McCay, dibujante de “Pequeño Nemo”, una historieta de principios del siglo XX. Es de los mejores dibujantes que he visto. Hacía unos mundos fantásticos que navegaba a través de sus propios sueños. Una cosa maravillosa.
El tercero sería Tex Avery, el animador de Droopy. El trabajo de él no puedo meterlo mucho entro de mi propio trabajo, pero ese lenguaje desaforado y perder el miedo a romper los personajes y a tratar ciertos temas era impresionante. Ver las caricaturas de este señor es como soltar a un perro rabioso.
Por último, Francisco de Goya. Ahora que estoy haciendo el grafiado, que es una suerte de grabado, estuve viendo mucho su trabajo. Técnicamente es delicioso. Su trabajo es impresionante. Sus expresiones faciales son piezas artísticas valiosísimas”.
Introducción Cuentos de los Hermanos Grimm (Fragmento)
Autor: Andrés Rodríguez Moreno
Como la mayoría de las narraciones populares, estas historias nos hablan de diferentes aspectos de la naturaleza humana que se conservan inmutables ante el paso del tiempo como la inocencia, la avaricia, la perseverancia, la fidelidad o la vanagloria. Mi oficio como ilustrador consistió en determinar el concepto principal de cada una de ellas y expresarlos visualmente; convertirlos en alegorías o, como me gusta describirlo, en aforismos visuales.
Hice lo posible por no representar escenas o personajes específicos para no redundar sobre el discurso de cada una de las ilustraciones internas y, al mismo tiempo, evitar cualquier tratamiento naíf o moralista. Me gusta pensar que algunos arquetipos presentes en estas quince viñetas, que nacieron en las páginas de los antiguos libros iluminados, nos siguen hablando tal y como lo hacen las historias que los hermanos Grimm recopilaron.