Alto representante de la Unesco: no queda mucho tiempo para salvar el patrimonio mundial
El reloj corre contra el patrimonio mundial. El subdirector general de la Unesco para la Cultura, Ernesto Ottone, reconoce que cada vez hay menos tiempo para atender a la aceleración de los riesgos a los que se enfrentan sitios históricos y naturales debido al cambio climático, el turismo masivo o la destrucción causada por la guerra.
Indira Guerrero
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha venido debatiendo con los Estados miembros sobre los efectos del cambio climático por dos décadas, dijo Ottone en una entrevista en Nueva Delhi, y con el tiempo aumenta su alerta sobre la urgencia de dejar de debatir y encontrar soluciones prácticas.
"Antiguamente se tomaban seis o siete años para buscar una solución. Hoy en día no tienes seis años para buscarla, si no tienes una solución inmediata en un plazo de un año o dos como mucho, ya es muy tarde", advierte Ottone desde Nueva Delhi, al cierre de la última reunión del Comité de Patrimonio.
Entre los temas urgentes está la subida del nivel del agua, que está poniendo en "extremo peligro de desaparecer" casi una veintena de sitios, y especialmente en el Pacífico o en Venecia, señaló.
En este punto, la Unesco es consciente de que ningún país puede resolver su problema por si solo.
Ciudades costeras como Cartagena de Indias, en Colombia, y sitios arqueológicos en México están amenazados por la erosión, mientras que lugares como Machu Picchu y Chichén Itzá sufren también los efectos de la sobrecarga de visitantes, lo que causa deterioro en las estructuras y pérdida de autenticidad.
Lo que pasa con el turismo descontrolado o la sobreexplotación del turismo “es que tiene solución”, apunta Ottone, que, sin embargo, no minimiza el impacto.
"El asunto del turismo es algo que es controlable. Lo difícil es que todos los miembros estén de acuerdo", dijo, ya que una de las principales preocupaciones por parte de los Estados es la dependencia de sus pueblos a la industria turística, lo que impide la toma de medidas concretas e inmediatas.
Tratar de impedir el turismo en sitios patrimoniales "pone en peligro la supervivencia material de esas comunidades que deberían ser las primeras beneficiarias de cualquier medida de salvaguarda", opina.
Con el debate encendido en algunas ciudades por el turismo masivo, la respuesta es buscar formas sostenibles de seguir creando trabajo, añade. “El sobreturismo es un efecto provocado por el hombre y, por lo tanto, tiene soluciones planteadas por el hombre”, insiste.
Ciudades en países como España, Italia, Francia, o Portugal implementan impuestos adicionales a los visitantes, pero Ottone destacó que "no hemos visto ningún efecto positivo por el momento (...) aunque es cierto que ese dinero sirve para crear fuentes" para la conservación y protección.
Por el momento, la única propuesta que, según el subdirector cultural de la Unesco, muestra algunos resultados son las campañas en algunos países para que los otros sitios menos visitados puedan recibir parte de ese turismo, lo que permite una redistribución de los visitantes.
Los efectos del cambio climático, pero sobre todo del turismo masivo, también están afectando la identidad cultural de zonas de patrimonio, especialmente las ciudades patrimoniales históricas, reconoce Ottone.
"Varios centros históricos están viviendo el fenómeno de la partida de los lugareños, es decir, sociedades que quedan vacías de lo que le dio la identidad propia de esa ciudad por generaciones", lamentó.
Esto significa también una mutación en la actividad de servicios por sitios como restaurantes u hoteles comienzan a globalizarse y, por tanto, “dejan de tener ese sabor especial”.
En el caso de los hoteles, el número dos de Cultura de la Unesco subraya un deterioro de la infraestructura, que sufre las consecuencias de los servicios en línea para la renta de habitaciones de corto plazo.
“Hoy en día están precarizando la calidad de las construcciones. Por lo tanto, lo que está siendo abandonado son las ciudades patrimoniales, edificios que tienen mayor valor patrimonial, porque la inversión que hay que hacer ahí es enorme porque están protegidos”, señaló para ejemplificar peligros que podrían convertirse en un canto del cisne para sitios de la historia.
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha venido debatiendo con los Estados miembros sobre los efectos del cambio climático por dos décadas, dijo Ottone en una entrevista en Nueva Delhi, y con el tiempo aumenta su alerta sobre la urgencia de dejar de debatir y encontrar soluciones prácticas.
"Antiguamente se tomaban seis o siete años para buscar una solución. Hoy en día no tienes seis años para buscarla, si no tienes una solución inmediata en un plazo de un año o dos como mucho, ya es muy tarde", advierte Ottone desde Nueva Delhi, al cierre de la última reunión del Comité de Patrimonio.
Entre los temas urgentes está la subida del nivel del agua, que está poniendo en "extremo peligro de desaparecer" casi una veintena de sitios, y especialmente en el Pacífico o en Venecia, señaló.
En este punto, la Unesco es consciente de que ningún país puede resolver su problema por si solo.
Ciudades costeras como Cartagena de Indias, en Colombia, y sitios arqueológicos en México están amenazados por la erosión, mientras que lugares como Machu Picchu y Chichén Itzá sufren también los efectos de la sobrecarga de visitantes, lo que causa deterioro en las estructuras y pérdida de autenticidad.
Lo que pasa con el turismo descontrolado o la sobreexplotación del turismo “es que tiene solución”, apunta Ottone, que, sin embargo, no minimiza el impacto.
"El asunto del turismo es algo que es controlable. Lo difícil es que todos los miembros estén de acuerdo", dijo, ya que una de las principales preocupaciones por parte de los Estados es la dependencia de sus pueblos a la industria turística, lo que impide la toma de medidas concretas e inmediatas.
Tratar de impedir el turismo en sitios patrimoniales "pone en peligro la supervivencia material de esas comunidades que deberían ser las primeras beneficiarias de cualquier medida de salvaguarda", opina.
Con el debate encendido en algunas ciudades por el turismo masivo, la respuesta es buscar formas sostenibles de seguir creando trabajo, añade. “El sobreturismo es un efecto provocado por el hombre y, por lo tanto, tiene soluciones planteadas por el hombre”, insiste.
Ciudades en países como España, Italia, Francia, o Portugal implementan impuestos adicionales a los visitantes, pero Ottone destacó que "no hemos visto ningún efecto positivo por el momento (...) aunque es cierto que ese dinero sirve para crear fuentes" para la conservación y protección.
Por el momento, la única propuesta que, según el subdirector cultural de la Unesco, muestra algunos resultados son las campañas en algunos países para que los otros sitios menos visitados puedan recibir parte de ese turismo, lo que permite una redistribución de los visitantes.
Los efectos del cambio climático, pero sobre todo del turismo masivo, también están afectando la identidad cultural de zonas de patrimonio, especialmente las ciudades patrimoniales históricas, reconoce Ottone.
"Varios centros históricos están viviendo el fenómeno de la partida de los lugareños, es decir, sociedades que quedan vacías de lo que le dio la identidad propia de esa ciudad por generaciones", lamentó.
Esto significa también una mutación en la actividad de servicios por sitios como restaurantes u hoteles comienzan a globalizarse y, por tanto, “dejan de tener ese sabor especial”.
En el caso de los hoteles, el número dos de Cultura de la Unesco subraya un deterioro de la infraestructura, que sufre las consecuencias de los servicios en línea para la renta de habitaciones de corto plazo.
“Hoy en día están precarizando la calidad de las construcciones. Por lo tanto, lo que está siendo abandonado son las ciudades patrimoniales, edificios que tienen mayor valor patrimonial, porque la inversión que hay que hacer ahí es enorme porque están protegidos”, señaló para ejemplificar peligros que podrían convertirse en un canto del cisne para sitios de la historia.