La Universidad de Harvard retira la piel humana que encuadernaba un libro de su biblioteca
La Universidad de Harvard anunció que retiró la piel humana que forraba un ejemplar de “Des destinées de l’âme”, del escritor francés Arsène Houssaye, que formaba parte de una de sus bibliotecas desde 1934.
EFE
El volumen pertenecía al médico y bibliófilo francés Ludovic Bouland, que lo encuadernó con la piel que tomó sin consentimiento del cuerpo de una paciente fallecida en el hospital donde trabajaba, según indica en un comunicado la universidad.
El ejemplar fue depositado en la colección de Harvard por John B.Stetson, un diplomático y antiguo alumno de la universidad, y posteriormente su viuda, Ruby F. Stetson, lo donó a la biblioteca Houghton (el depósito de libros y manuscritos raros de la universidad) en 1954.
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Hasta hace poco, los alumnos podían acceder al libro, y de hecho entre los estudiantes existía una novatada en la que los más veteranos pedían a los nuevos que tomaran el ejemplar, sin informarles que contenía restos humanos.
La universidad, una de las prestigiosas ‘Ivy League’ de Estados Unidos, revisó la custodia del libro tras un informe de su comité directivo sobre restos humanos en colecciones de museos universitarios, publicado en otoño de 2022. Tras un “cuidadoso estudio”, la biblioteca concluyó que la piel usada en el libro no pertenecería más a su colección “debido a la naturaleza éticamente delicada de sus orígenes y a su historia posterior”.
Ahora, la universidad trata de hallar más datos sobre la biografía de Bouland y de la paciente anónima, y además está estudiando el posible destino de los restos humanos tanto con las autoridades competentes de Harvard como con Francia.
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La historia del ejemplar se hizo conocida tras un artículo publicado en el blog de la biblioteca Houghton en 2014, por el que la propia universidad pidió perdón en el comunicado, asegurando que se elaboró con "un tono sensacionalista, morboso y humorístico que alimentó una cobertura mediática internacional similar".
“La Biblioteca de Harvard reconoce los fallos cometidos en el pasado en la gestión del libro, que cosificaron y comprometieron aún más la dignidad del ser humano cuyos restos se utilizaron para su encuadernación”, señala. Este caso recuerda al proceso de revisionismo histórico de muchos museos en Estados Unidos y Europa, que han sacado de sus exposiciones restos humanos y objetos tomados sin consentimiento de otras culturas.
El volumen pertenecía al médico y bibliófilo francés Ludovic Bouland, que lo encuadernó con la piel que tomó sin consentimiento del cuerpo de una paciente fallecida en el hospital donde trabajaba, según indica en un comunicado la universidad.
El ejemplar fue depositado en la colección de Harvard por John B.Stetson, un diplomático y antiguo alumno de la universidad, y posteriormente su viuda, Ruby F. Stetson, lo donó a la biblioteca Houghton (el depósito de libros y manuscritos raros de la universidad) en 1954.
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Hasta hace poco, los alumnos podían acceder al libro, y de hecho entre los estudiantes existía una novatada en la que los más veteranos pedían a los nuevos que tomaran el ejemplar, sin informarles que contenía restos humanos.
La universidad, una de las prestigiosas ‘Ivy League’ de Estados Unidos, revisó la custodia del libro tras un informe de su comité directivo sobre restos humanos en colecciones de museos universitarios, publicado en otoño de 2022. Tras un “cuidadoso estudio”, la biblioteca concluyó que la piel usada en el libro no pertenecería más a su colección “debido a la naturaleza éticamente delicada de sus orígenes y a su historia posterior”.
Ahora, la universidad trata de hallar más datos sobre la biografía de Bouland y de la paciente anónima, y además está estudiando el posible destino de los restos humanos tanto con las autoridades competentes de Harvard como con Francia.
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“La Biblioteca de Harvard reconoce los fallos cometidos en el pasado en la gestión del libro, que cosificaron y comprometieron aún más la dignidad del ser humano cuyos restos se utilizaron para su encuadernación”, señala. Este caso recuerda al proceso de revisionismo histórico de muchos museos en Estados Unidos y Europa, que han sacado de sus exposiciones restos humanos y objetos tomados sin consentimiento de otras culturas.