Tras el timón: la vida de un taxista
El conductor José Ignacio Mesa, radicado en Medellín, habló sobre sus inicios en este oficio, los peligros a los que se enfrenta y su rutina al volante.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo comenzó a ser taxista?
Trabajaba manejando un camión y me ganaba un sueldo, pero algunas personas y mis compañeros me animaron a comprar un taxi, y lo hice, lo pagué fiado y ya llevo en esto 15 años.
¿Qué es lo que más lo ha sorprendido de manejar un taxi en comparación con un camión?
En el camión uno sabe para dónde va y qué es lo que va a hacer. Manejaba el camión de una finca al matadero de Envigado, llevando cerdos. De regreso subía con cuidado para la finca, pero sabía que iba de un punto a otro. En cambio, en el taxi uno no sabe para dónde va. Uno recibe al pasajero sin saber quién es y tiene que estar rodando todo el día. Hasta ahora no he tenido ningún problema y todo ha salido bien.
Sobre los taxistas hay diferentes opiniones, ¿qué opina al respecto?
No estoy de acuerdo con eso. Si se hace paro por las plataformas o por una cosa u otra, con eso no me he metido porque no me interesa. La gente hace paros, pero al final no resulta nada. Ellos hacen plata y yo también. No me preocupo por eso.
¿Cuáles cree que son las ideas más negativas que la gente tiene sobre los taxistas?
Hay personas que hablan sobre algunas experiencias en las que les han dicho que no las llevan a alguna parte o que no van “por allá” por los trancones. Esas son las contrariedades, pero de resto no me he encontrado con otras. Voy para donde me manden y desde que se monta el pasajero es como si hubiera un contrato entre nosotros, no lo puedo bajar.
¿Cuáles son las características que debe tener un taxista?
Ser educado con el pasajero y ser bien atento. Con eso uno nunca va a tener problemas.
¿Cómo le ha ido con los pasajeros?
No me ha pasado nada de peligro, hasta ahora. He tenido experiencias buenas con la gente, hay personas muy queridas, así como otros pueden ser maleducados. A veces se ha montado gente que uno ve como de pronto rara y uno desconfía si pueden hacerle algo a uno o llevarlo a un lugar no tan seguro, y uno se pone alerta también por cómo van vestidos los pasajeros.
El trabajo que realiza requiere de confianza en extraños, ¿cómo la ha desarrollado?
Cuando uno empieza, siempre hay miedo, pero uno le va “cogiendo el tiro” y la confianza a esto. Al principio, uno va más alerta porque ha escuchado comentarios malucos o buenos, pero con el tiempo ese miedo se va yendo.
¿Cómo es un día de trabajo?
Salgo a las 7 de la mañana y manejo hasta las 7 de la noche, sacando el tiempo para desayunar y almorzar.
¿A cuántas personas recoge en un día?
Por ahí entre 150 y 200. A veces uno coge una carrera y son cuatro personas, multiplicando eso por 30 o 40 carreras que se hacen al día.
¿Cómo ha visto cambiar la profesión en estos 15 años?
Cuando empecé no había plataformas, por lo que uno hacía mucha más plata. Hace 15 años, por ejemplo, me hacía $200.000 o $250.000, y ahora con las plataformas uno hace la mitad.
¿Qué es lo que más le gusta de ser taxista?
Trabajo por cuenta propia en el horario que quiero y nadie me molesta. Cuando decida puedo irme a mi casa. Esa es una de las ventajas, porque puedo trabajar a mi gusto.
¿A qué peligros se enfrenta un taxista?
Sé de compañeros a los que les ha pasado, que alguien se monta en su carro y los atracan y les roban la plata. Gracias a Dios a mí no me ha pasado nada. He escuchado también de casos en los que se roban el carro y a uno lo amarran para ir a cometer crímenes con el taxi, eso pasa mucho.
¿Hay alguna estrategia que use para evitar esas situaciones?
La verdad, no. Por ejemplo, trabajo mucho en el Euro de La Frontera, sacando mercados para esos barrios, y ahí no hay tanto peligro. Pero es que tampoco hay policía para tanta gente, y por eso los ladrones aprovechan, porque uno no tiene casi seguridad.
¿Cuáles son las diferencias más grandes entre el camión y el taxi?
Hay muchas diferencias. Uno trabaja más descansado en el camión que en el taxi. El taxi es cansón y es estresante porque todo el día montado en un carro, yendo de un lado para otro, con trancones... Es un cambio brusco, pero uno se acostumbra, y cuando uno ve que empezó a ganar con cada carrera, uno se va animando.
Con el taxi lleva la vida de una persona en sus manos, ¿qué pasa en caso de algún incidente?
Por eso es por lo que el taxi tiene tantos seguros. Está el seguro actual, contractual, extracontractual y el SOAT. Uno va tranquilo porque sabe que hay respaldo. El Uber no tiene ese respaldo: si se accidenta, ¿quién responde? En nuestro caso responden los seguros y por eso hay tanta discordia entre el taxi y el Uber. El taxi tiene mucho gasto, el Uber no, nosotros tenemos que pagar una administración, unos seguros, una mensualidad, y ellos no pagan nada.
¿Cómo comenzó a ser taxista?
Trabajaba manejando un camión y me ganaba un sueldo, pero algunas personas y mis compañeros me animaron a comprar un taxi, y lo hice, lo pagué fiado y ya llevo en esto 15 años.
¿Qué es lo que más lo ha sorprendido de manejar un taxi en comparación con un camión?
En el camión uno sabe para dónde va y qué es lo que va a hacer. Manejaba el camión de una finca al matadero de Envigado, llevando cerdos. De regreso subía con cuidado para la finca, pero sabía que iba de un punto a otro. En cambio, en el taxi uno no sabe para dónde va. Uno recibe al pasajero sin saber quién es y tiene que estar rodando todo el día. Hasta ahora no he tenido ningún problema y todo ha salido bien.
Sobre los taxistas hay diferentes opiniones, ¿qué opina al respecto?
No estoy de acuerdo con eso. Si se hace paro por las plataformas o por una cosa u otra, con eso no me he metido porque no me interesa. La gente hace paros, pero al final no resulta nada. Ellos hacen plata y yo también. No me preocupo por eso.
¿Cuáles cree que son las ideas más negativas que la gente tiene sobre los taxistas?
Hay personas que hablan sobre algunas experiencias en las que les han dicho que no las llevan a alguna parte o que no van “por allá” por los trancones. Esas son las contrariedades, pero de resto no me he encontrado con otras. Voy para donde me manden y desde que se monta el pasajero es como si hubiera un contrato entre nosotros, no lo puedo bajar.
¿Cuáles son las características que debe tener un taxista?
Ser educado con el pasajero y ser bien atento. Con eso uno nunca va a tener problemas.
¿Cómo le ha ido con los pasajeros?
No me ha pasado nada de peligro, hasta ahora. He tenido experiencias buenas con la gente, hay personas muy queridas, así como otros pueden ser maleducados. A veces se ha montado gente que uno ve como de pronto rara y uno desconfía si pueden hacerle algo a uno o llevarlo a un lugar no tan seguro, y uno se pone alerta también por cómo van vestidos los pasajeros.
El trabajo que realiza requiere de confianza en extraños, ¿cómo la ha desarrollado?
Cuando uno empieza, siempre hay miedo, pero uno le va “cogiendo el tiro” y la confianza a esto. Al principio, uno va más alerta porque ha escuchado comentarios malucos o buenos, pero con el tiempo ese miedo se va yendo.
¿Cómo es un día de trabajo?
Salgo a las 7 de la mañana y manejo hasta las 7 de la noche, sacando el tiempo para desayunar y almorzar.
¿A cuántas personas recoge en un día?
Por ahí entre 150 y 200. A veces uno coge una carrera y son cuatro personas, multiplicando eso por 30 o 40 carreras que se hacen al día.
¿Cómo ha visto cambiar la profesión en estos 15 años?
Cuando empecé no había plataformas, por lo que uno hacía mucha más plata. Hace 15 años, por ejemplo, me hacía $200.000 o $250.000, y ahora con las plataformas uno hace la mitad.
¿Qué es lo que más le gusta de ser taxista?
Trabajo por cuenta propia en el horario que quiero y nadie me molesta. Cuando decida puedo irme a mi casa. Esa es una de las ventajas, porque puedo trabajar a mi gusto.
¿A qué peligros se enfrenta un taxista?
Sé de compañeros a los que les ha pasado, que alguien se monta en su carro y los atracan y les roban la plata. Gracias a Dios a mí no me ha pasado nada. He escuchado también de casos en los que se roban el carro y a uno lo amarran para ir a cometer crímenes con el taxi, eso pasa mucho.
¿Hay alguna estrategia que use para evitar esas situaciones?
La verdad, no. Por ejemplo, trabajo mucho en el Euro de La Frontera, sacando mercados para esos barrios, y ahí no hay tanto peligro. Pero es que tampoco hay policía para tanta gente, y por eso los ladrones aprovechan, porque uno no tiene casi seguridad.
¿Cuáles son las diferencias más grandes entre el camión y el taxi?
Hay muchas diferencias. Uno trabaja más descansado en el camión que en el taxi. El taxi es cansón y es estresante porque todo el día montado en un carro, yendo de un lado para otro, con trancones... Es un cambio brusco, pero uno se acostumbra, y cuando uno ve que empezó a ganar con cada carrera, uno se va animando.
Con el taxi lleva la vida de una persona en sus manos, ¿qué pasa en caso de algún incidente?
Por eso es por lo que el taxi tiene tantos seguros. Está el seguro actual, contractual, extracontractual y el SOAT. Uno va tranquilo porque sabe que hay respaldo. El Uber no tiene ese respaldo: si se accidenta, ¿quién responde? En nuestro caso responden los seguros y por eso hay tanta discordia entre el taxi y el Uber. El taxi tiene mucho gasto, el Uber no, nosotros tenemos que pagar una administración, unos seguros, una mensualidad, y ellos no pagan nada.