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“La Vorágine” cumple cien años en plena vigencia por sus denuncias de explotación

A cien años de su publicación, que se cumplen este 24 de noviembre, La Vorágine sigue siendo un reflejo de que las injusticias que denunció José Eustasio Rivera siguen vigentes hoy en día.

Ovidio Castro Medina
24 de noviembre de 2024 - 05:02 p. m.
Fotografía de archivo que muestra a un visitante que observa ediciones de diferentes años de la novela 'La Vorágine' en la exposición 'El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine', durante la Feria Internacional del Libro, en Bogotá.
Fotografía de archivo que muestra a un visitante que observa ediciones de diferentes años de la novela 'La Vorágine' en la exposición 'El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine', durante la Feria Internacional del Libro, en Bogotá.
Foto: EFE - Carlos Ortega
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La novela “La Vorágine‘’, del autor colombiano José Eustasio Rivera (1888-1928), un clásico de la literatura latinoamericana del siglo XX, cumple este domingo cien años de su primera publicación y sigue vigente como una voz que denuncia la violencia y la explotación de los recursos naturales y de los indígenas.

“Han pasado 100 años y no ha perdido vigencia, no ha perdido autoridad, no ha perdido interés”, comenta Luis Alejandro Díaz, profesor de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana, a propósito del primer centenario de la publicación.

El 24 de noviembre de 1924 apareció “La Vorágine” publicada en Bogotá, precedida por una campaña de expectativa que la anunciaba como una obra de denuncia.

“Trata de la vida del Casanare, de las atrocidades peruanas en La Chorrera y en El Encanto, y de la esclavitud cauchera en las selvas de Colombia, Venezuela y Brasil”, rezaba la publicidad de la obra que Rivera terminó de escribir siete meses antes, el 21 de abril de 1924.

Rivera, de profesión abogado y que también se desempeñó como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, fue un adelantado para su época porque viajó a Estados Unidos y en Nueva York fundó la Editorial Andes, donde imprimió su novela y hasta mandó copias en avión, gracias a su amistad con pilotos, que terminaron en universidades como la Nacional y la Javeriana. Además, tenía la “intención de escribir un guion y venderlo en Hollywood, ya que tenía muy buena salud financiera”, agrega.

La nuez de la obra, un tema actual

Las desventuras de los amantes Arturo Cova y Alicia en los llanos del Orinoco y la selva amazónica, así como el genocidio de los indígenas durante la fiebre del caucho -finales del siglo XIX y comienzos del XX- son los ejes de “La Vorágine”, que cobra actualidad en un país donde la violencia se repite, especialmente en los lugares más apartados.

"Creo que para nadie hoy en día es sorpresa escuchar esas cosas, sobre esos abusos y esa esclavitud, y esas maneras de tratar a la gente en los lugares rurales. Creo que sigue siendo, más bien, tan cotidiano que ya nadie se sorprende y por supuesto sigue siendo algo que está vigente, sin duda", apostilla el experto.

Díaz, doctor en filología hispánica y maestro en literatura, recalca, que es “una novela que prende una linterna en un lugar que era muy oscuro, que es la selva, algo de lo que Latinoamérica se siente muy orgullosa frente al mundo”.

Defensa de la Amazonía

El centenario de “La Vorágine”, también llamada “la gran novela del llano y de la selva”, la “gran novela sobre la violencia” o la “gran novela sobre el capitalismo y las economías extractivas”, ha sido pieza fundamental para el Gobierno colombiano en su propósito de conseguir la paz y proteger la Amazonía, amenazada por la devastación causada por el narcotráfico, la minería ilegal y la ganadería.

Por esa razón puso en marcha el “Año de La Vorágine”, con actividades conmemorativas en el país y en el exterior para, a partir de la novela, debatir sobre racismo, extractivismo y exclusión.

En la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) se realizaron conferencias, debates y exposiciones en el evento que tuvo como invitado de honor a Brasil y como lema “Leer la naturaleza”, para conectar la literatura con la selva, como hizo Rivera.

Además, la obra ha sido tema central de las actividades culturales de las representaciones diplomáticas de Colombia en el exterior, e incluso hubo una convocatoria para que fuera traducida a cinco idiomas a fin de darla a conocer más.

Por Ovidio Castro Medina

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