Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Entre marañas de ramas que se entrelazan agónicamente en espacios cerrados y paisajes pasto de las llamas, la pintora colombiana María Cristina Cortés llega al Museo del Chicó de Bogotá con la exposición “Desmadre y Matemonte”, dos series en las que refleja su preocupación por la destrucción de la naturaleza a manos del ser humano.
(Le puede interesar: “Cuando la gente entiende y saborea el café, hace el clic”: Lucía Londoño)
"El trasfondo de estas últimas series tiene que ver con el hombre vulnerando la naturaleza", explicó este jueves a EFE la artista plástica sobre ambas series en las que juega a "manipular elementos" para conformar una imagen sin hojas ni flores que induzca al espectador a leer la obra "como paisaje".
En el caso de "Desmadre", por medio de telas estampadas como base y el uso del pastel sobre ellas, el público se adentra en incendios crepitantes, a menudo realistas y otras veces abstractos, en los que el humo, pasto y brasas se materializan en forma de colores anaranjados y negros calcinados.
Para la artista bogotana, el uso del pastel constituye la mejor técnica para representar los incendios en la medida en que la sensación de "ahogo" generada por el polvo de este material encarna una suerte de metáfora con lo "sofocante" de los incendios.
No obstante, su obra también alberga ciertos tintes esperanzadores en la medida en que, para Cortés, la naturaleza tiene un "poder de regenerarse maravilloso", como las "cenizas que vuelven y fertilizan".
(Le puede interesar: El surrealismo: un viaje al inconsciente y a la imaginación)
A diferencia de los colores presentes en "Desmadre", la serie "Matemonte" parte de una paleta de color eminentemente blanca y negra, en un intento de acercarse a la naturaleza a partir de la experimentación de técnicas artísticas distintas.
"Lo más importante de mi manera de trabajar es el gusto por experimentar técnicas. Es la técnica misma la que me acaba llevando a la obra que produzco", asegura la artista tras aclarar que en sus piezas no se vislumbra la "naturaleza fielmente representada".
Esta exposición, organizada por la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá (SMOB), y que da cuenta del gusto de la artista por utilizar a la naturaleza como recurso que aproxima a la complejidad angustiante del mundo que la rodea, estará disponible en esta casona de finales de 1.600 hasta el próximo 21 de agosto.