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Como si perder la memoria la hubiese cambiado esencialmente, Elián Farías se levanta un día siendo otra. Sus recuerdos le hablan de una mujer que cree en los derechos humanos, la inclusión, defiende la diversidad y no se interesa mucho por los estratos. En cambio, sus parientes le hablan de una casi que amante del fascismo, que cree en la división de razas y en la jerarquización de los seres humanos, dependiendo de su origen o posición social. Según ella, hasta su nombre cambió. Y según ella, su esposo no puede ser ese que dice que es su esposo. Lo mira con desprecio. Su desorientación la altera. Los que la rodean la tratan con condescendencia y algo de irritabilidad al ver que, a pesar de la insistencia, sigue convencida de que no es quien le dicen que es.
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El Teatro Petra suele lanzar piezas dramatúrgicas basadas en la realidad colombiana. Esta vez, “25 cosas” es, como lo aclaró la compañía, una comedia con cosas: los objetos son fundamentales a la hora de contar esta historia. Herramientas para la recuperación de la memoria de Farías, que es terca, pero palpa, mira y trata de identificar lo que le muestran, aunque siempre termina en negación.
Según Rubiano, a las cosas se les hacen diferentes juicios de valor. Darle importancia a un objeto, una prenda o un aparto, podría ser excesivo para muchos, pero para el director de esta compañía, esta vez decidieron ponerse los lentes de los que, por el contrario, se fijan en los objetos porque forman parte de su vida, adquieren ánima y se vuelve doloroso perderlos. “Hay quien, a partir de los objetos, recuerda cosas de su infancia o de un momento poderoso en su vida”, agregó el director, que quiso reflexionar en esta obra sobre las posibilidades de recordar a través de los objetos.
Ha comenzado una nueva etapa política en el país y este hecho histórico coincide con la pérdida de la memoria de la protagonista, quien tiene otro pensamiento, otra historia y otro pasado. Su círculo cercano y algunas personas tratan de que vuelva a ser la que era, a su pensamiento anterior, pero ella prefiere seguir en su nueva personalidad.
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Sobre esta apuesta, que podría percibirse como un riesgo, el grupo de teatro contó que justamente buscaban nuevos mecanismos de narración: la risa, el humor y demás herramientas que podría usar, por ejemplo, la población colombiana para atravesar o resistir fenómenos sociales como la guerra, el abuso y la impunidad. “Si alguien pierde la memoria, y lo digo en términos dramáticos no médicos, podría ser por querer olvidar, por un golpe emocional muy fuerte, o sencillamente porque quiere comenzar otra vida”, contó Rubiano.
Desde que comenzó la pandemia, el Teatro Petra se ha destacado por su resistencia al cierre y a la pausa. Su insistencia en seguir trabajando y, sobre todo, en no desaparecer de la oferta cultural en Bogotá, ha sobrepasado todas las pruebas que surgieron desde la pandemia. Se pensó que habría mucha desconfianza para volver a las salas, pero el Petra logró llenar desde que se reintegraron a la presencialidad. Retomaron las giras nacionales e internacionales, además de contar con varios grupos invitados. Se ganaron un India Catalina y un Ima Best In Class Award por un proyecto Teatral-audiovisual que desarrollaron en el 2020 con RTVC. Marcela Valencia estrenó la película “Una madre” y rodaron en Medellín la versión cinematográfica de “Dos hermanas”, una obra que hicieron hace unos años.
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“Para crear 25 cosas nos planteamos muchas preguntas. Vemos que hay una rectitud para hablar de ciertos temas incómodos, pero es una rectitud que existe ahora: hace 10 o 15 años había chistes, comentarios y comportamientos que eran aceptados, pero de un momento a otro, ya no: ¿eso se da por una conciencia colectiva o por una obligación? Entonces cabe la posibilidad de mirarnos más al interior, o estamos cayendo en la moda. En la lucha entre lo que era, lo que soy o debo ser”, concluyó Rubiano sobre la obra.