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La obra ya se encuentra expuesta en las paredes de pinacoteca neerlandesa, en preparación de la exposición “Undercreepers”, que el museo tiene previsto abrir el próximo 30 de septiembre y hasta el 15 de enero, con la exhibición de más de 1.000 mariposas de colores, arañas peludas, y sapos.
La instalación “Casa Tomada”, que consta de cientos de hormigas hechas a mano de casi un metro de largo, es parte de esta exposición, puesto que encaja con su temática, que trata de la apreciación cambiante y el significado simbólico de pequeñas criaturas como sapos, serpientes, hormigas y arañas en el arte y la ciencia.
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“Las hormigas simbolizan la diligencia, la resiliencia y la cooperación de las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares por la inestabilidad política, la violencia, las condiciones económicas o el cambio climático”, señala el museo neerlandés sobre la pieza de Gomezbarros.
El artista colombiano, nacido en 1972 en Santa Marta, aseguró que con su obra quiere “evocar la imagen de viajeros e inmigrantes en distintas ciudades” y para ello utiliza “intervenciones en el espacio público para crear una interacción con la audiencia, la ubicación y la Casa Tomada”.
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“De esta forma, quiero iniciar una conversación sobre temas sensibles como el desarraigo y un nuevo orden social”, asegura, sobre una obra que creó en respuesta al conflicto armado en Colombia, que obligó a millones de colombianos a abandonar sus hogares.
El título de la obra hace referencia al cuento homónimo del escritor argentino Julio Cortázar, de 1946, una historia en la que se toma una casa lentamente, provocando la huida de los habitantes.
Los cuerpos de las hormigas expuestas están cubiertos con arena colombiana y se atacan con tiras de algodón de las camisetas que suelen usar los agricultores colombianos afectados por la guerra.
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