Las caras de la muerte en un libro de cuentos
“Nuestras pequeñas muertes” representa las caras que puede tener la muerte, no solamente aquella que nos recuerda que somos finitos, sino otras diversas que nos hacen reflexionar sobre su presencia en todo momento.
Paola Vargas Heredia
Iván Forero es un escritor zipaquireño que desde muy joven se ha dedicado a la lectura y a las fabulaciones de la literatura. De hecho, cada vez que me cuenta una anécdota de su infancia, pienso que él sería un gran personaje en una historia de ficción. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma y Magíster en Creación de la Universidad Central. Fue merecedor del tercer puesto en el Premio Nacional de Libros de Cuentos en el año 2019 con la propuesta Nuestras pequeñas muertes, del cual hoy les compartiré.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Iván Forero es un escritor zipaquireño que desde muy joven se ha dedicado a la lectura y a las fabulaciones de la literatura. De hecho, cada vez que me cuenta una anécdota de su infancia, pienso que él sería un gran personaje en una historia de ficción. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma y Magíster en Creación de la Universidad Central. Fue merecedor del tercer puesto en el Premio Nacional de Libros de Cuentos en el año 2019 con la propuesta Nuestras pequeñas muertes, del cual hoy les compartiré.
Le puede interesar: María Cano y la necesidad de construir un mundo más humano
Forero ha sido un lector desaforado de narrativa y poesía. Entre sus escritores extranjeros preferidos se encuentran Borges, Cervantes, James Joyce, Roberto Bolaño, Raymond Carver; de la literatura colombiana, García Márquez, Cepeda Samudio, Piedad Bonnett (de quien realizó una poética sobre las obras narrativas y podría decir que es la primera en Colombia), Fernando Vallejo, entre otros. Además, a partir de sus lecturas e investigación creó una columna llamada “La tradición de la pobreza”, en la que reflexiona y presenta la literatura colombiana actual. Es partícipe de la revista Ocho Treinta. Ha publicado en la sección “La esquina delirante” de El Espectador y tiene una página web en la que se puede conocer más sobre su escritura poética y narrativa.
Ya les presenté someramente al autor, pasemos ahora al tema en cuestión. Nuestras pequeñas muertes representa las diferentes caras que puede tener la muerte, no solamente aquella que nos recuerda que somos finitos, sino otras diversas que nos hacen reflexionar que la muerte hace presencia en todo momento: cuando olvidamos de manera voluntaria o natural, cuando finalizamos una relación, cuando la vida que conocemos desaparece en un instante, o cuando decidimos un cambio en nuestra identidad: “El olvido se lo ha ido tragando todo; pero siempre hay días de estos, en los que un aliento melancólico renueva lo que se ha extinto con nosotros y nos muestra lo que fuimos después de tantas muertes cotidianas”, como se representa en el cuento Lo que fuimos después de la muerte.
Estas diferentes caras de la muerte se narran con un estilo realista y algunas también con un toque fantástico. El juego y exploración con la palabra es lo que más quiero resaltar de estos cuentos: 1. La voz narrativa en segunda persona es la protagonista en la mayoría de las historias (es uno de los pocos libros, de los que he leído, en el cual esta voz narrativa aparece), en ocasiones comparte la narración con la primera y tercera persona, pero sin perder su relevancia. 2. El caligrama aparece como una representación visual del intestino en el cuento Rigor mortis, allí se va configurando a medida de la narración de una autopsia. 3. El pie de página es dominante en Un café a las seis treinta. En la narrativa, generalmente, no se hace uso de estos pequeños números, pero en esta historia son la parte sumergible, son la representación de la base del iceberg, del cual “solamente un octavo de su masa aparece sobre el agua”, como propuso Hemingway; sólo los eventos presentes de la narración se verán flotando sobre el agua. 4. Por otra parte, en el cuento Biografía de un hombre sin vida, el monólogo tiene un espacio como recurso de la muerte. Por medio de esa voz directa se personificará y nos mostrará su cara más cruda:
“Para ese que se pregunta qué rasgos tiene mi cara, le respondo: la forma de la ira del traicionado, la de un joven que llama la atención con un arma frente a los que lo ignoraron, la de la violencia de Dios Padre, mis ojos son la ceguera del destino, tengo las facciones de diablo puerco”.
Este libro de cuentos tiene elementos tan exquisitos para la lectura y análisis, que hasta aquí realizo mi octava parte de la masa. La invitación para usted es que le quede retumbando esta propuesta literaria y pueda gozársela tanto como yo. Estos cuentos tienen años de germinación y lograron formarse gracias a las revisiones y lecturas durante el proceso de maestría. En el presente año tienen la oportunidad de darse a conocer gracias a la publicación con la editorial Ibáñez.