“Las emociones de Cerebrín”: una ruta literaria para las emociones infantiles
Carolina Molina comparte su visión sobre cómo la literatura infantil puede influir en la construcción cultural y proporcionar herramientas para abordar las emociones en los niños y niñas de manera consciente.
Diana Camila Eslava
El próximo sábado 9 de marzo, se llevará a cabo el primer encuentro de “Letras en Voz Alta”, bajo el título “Derribando estereotipos”, un evento que busca una reflexión sobre el papel de la literatura en la construcción cultural, además de una oportunidad para reconocer a aquellos que han enriquecido la literatura colombiana en diversos géneros.
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El próximo sábado 9 de marzo, se llevará a cabo el primer encuentro de “Letras en Voz Alta”, bajo el título “Derribando estereotipos”, un evento que busca una reflexión sobre el papel de la literatura en la construcción cultural, además de una oportunidad para reconocer a aquellos que han enriquecido la literatura colombiana en diversos géneros.
Entre los invitados especiales se encuentra Carolina Molina, autora del libro infantil “Las emociones de Cerebrín”. Este cuento busca entretener a los lectores más pequeños con la historia de Cerebrín y su lucha contra la rabia, además de proporcionar, según su autora, herramientas para madres, padres y educadores sobre cómo abordar y acompañar las emociones de los niños y niñas de manera “consciente y amorosa”.
Carolina Molina, psicóloga y experta en inteligencia emocional, compartió con El Espectador detalles de este libro. Contó, entre otras cosas, que todo había comenzado cuando dibujó un cerebro, además de inspirarse en la necesidad de educar las emociones de su hija de dos años durante la pandemia. Frente a los desafíos de lidiar con los desbordes emocionales de su pequeña, Molina se propuso enseñarle a desarrollar su inteligencia emocional.
El enfoque psicoeducativo de Molina se concretó a través de la creación de personajes como Cerebrín, la mamá de Cerebrín, Cocoguardián o el Hada de la calma, acompañados de un cuento para alentar la imaginación de los niños. Sin embargo, fue el deseo de su hija de interactuar con personajes lo que llevó a Molina a darle forma por medio de dibujos a este proyecto. Desde entonces, la iniciativa ha ganado terreno no solo en Colombia, sino también en Estados Unidos, donde ha sido adoptada por distintas escuelas y jardines infantiles.
El libro no solo está dirigido a los niños, sino también a los adultos. “Primero somos analfabetas emocionales, a nuestra generación nunca le hablaron de emociones, de hecho, a nosotros no nos dejaban sentir rabia: que las niñas bonitas no sienten eso y que los hombres no lloran. Y que cómo así que frustración, que tan “mal agradecida. Esta es una guía en la que explico a los adultos, padres de familia y educadores, un poco sobre el mundo de las emociones. Los llevo a conocer más sobre los comportamientos agresivos, sobre cómo acompañar los desbordes emocionales en los niños pequeños y les doy algunas ideas para construir un espacio de calma”, afirma Molina.
Uno de los aspectos de este libro es la incorporación de “la teoría del cerebro triuno”, de Paul Maclean, que Molina utiliza para explicar el funcionamiento del cerebro de una manera accesible para niños y adultos. “Entender estas fases de desarrollo del cerebro nos permite empatizar más con las conductas de los niños. Es nuestro deber acompañarlos en la gestión de sus emociones y en la regulación de estas”, explica Molina.
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“La teoría del cerebro triuno”, formulada por el neurocientífico Paul MacLean en la década de 1960, propone una mirada a la estructura del cerebro humano, que está dividido en tres partes distintas, cada una asociada con funciones específicas y con una evolución que se remonta a diferentes etapas de desarrollo.
En primer lugar, según MacLean, tenemos el “cerebro reptiliano”, la parte más primitiva del cerebro que controla las funciones básicas de supervivencia, como la respiración, la frecuencia cardíaca y los instintos fundamentales. Esta región incluye estructuras como el tronco cerebral y el cerebelo, compartidas con reptiles y otros animales.
En segundo lugar, está el “cerebro límbico”, que se desarrolló en mamíferos y está asociado con las emociones y la memoria. Aquí se encuentran la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo, que desempeñan un papel crucial en la regulación emocional, el aprendizaje y la formación de recuerdos.
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Por último, según este autor, tenemos el “neocórtex” o “corteza cerebral”, la parte más desarrollada y evolucionada del cerebro humano, responsable de funciones cognitivas complejas como el pensamiento consciente, el lenguaje y la toma de decisiones. La corteza prefrontal, una región del neocórtex, es especialmente importante en la regulación del comportamiento y la toma de decisiones.
Según “la teoría del cerebro triuno”, estas tres partes interactúan entre sí para influir en el comportamiento humano, proporcionando un marco conceptual para comprender cómo evolucionaron diferentes aspectos del cerebro humano y cómo estas zonas influyen en nuestra conducta y experiencia emocional.
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En palabras de Carolina Molina, esta teoría se convierte en una herramienta esencial para entender los procesos cerebrales de una manera accesible y práctica. Molina destaca que, si bien existen diversos postulados en neurociencia, el del “cerebro triuno” se destaca por su claridad y facilidad de comprensión, lo que lo convierte en una herramienta para explicar el complejo órgano cerebral.
Al desglosar la teoría, Molina divide el cerebro en tres colores representativos: rojo para el cerebro reptiliano, amarillo para el cerebro límbico emocional y verde para el neocórtex o corteza prefrontal. A través de esta analogía visual, la autora guía a los lectores a través de las distintas etapas de desarrollo del cerebro, desde las funciones básicas de supervivencia hasta las capacidades cognitivas más complejas.
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En última instancia, Molina enfatiza en la necesidad de ser “co-reguladores” y “heteroreguladores”, es decir, de acompañar y guiar a los niños en la gestión de sus emociones, estableciendo límites cuando sea necesario y proporcionando un entorno seguro para su desarrollo emocional. Al comprender y aplicar los principios de la “teoría del cerebro triuno”, los adultos pueden desempeñar un papel crucial en el crecimiento y bienestar emocional de los niños.
El evento “Derribando estereotipos” hará parte del tercer ciclo de “Letras en voz alta”, espacio colaborativo creado por Compensar, Penguin Random House y El Espectador. Este encuentro se llevará a cabo el sábado 9 de marzo de 10:00 a. m. a 12:00 m. en Compensar, ubicado en la Calle 94 N.º 23-43.
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