Las guionistas de “Cien años de soledad” hablan del proceso creativo de la serie
Natalia Santa y Camila Brugés cuentan en esta entrevista parte de los retos y el proceso de adaptar a una serie la obra de Gabriel García Márquez.
Andrés Osorio Guillott
El trabajo del guion entiendo que duró cerca de tres años… ¿Cómo fue ese proceso?
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El trabajo del guion entiendo que duró cerca de tres años… ¿Cómo fue ese proceso?
Natalia Santa: Fue un proceso que comenzó antes de que nosotras entráramos, con José Rivera, quien fue el primero en hacer esta adaptación. Su trabajo inicial consistió en organizar los hechos de la novela de forma cronológica, porque en el libro no están narrados de esa manera, y estructurarlos en 16 episodios. Así que cuando llegamos, ya había una primera versión o una “bajada”, por decirlo así, del libro.
Nos sumamos con un equipo conformado por María Camila Arias, Camila Brugés y, más adelante, Albatros González, y desde el inicio nos planteamos preguntas fundamentales: ¿cuál es la columna vertebral de esta historia que queremos contar? y ¿cuáles son los temas transversales que deben estar sí o sí en la adaptación?
La obra es tan vasta que es imposible abarcarla completamente. Además, hay cosas que no pueden traducirse directamente al lenguaje audiovisual. Entonces, la conversación se centró en qué elementos podíamos adaptar y cómo estructurar a los personajes a partir de los hechos del libro.
Este diálogo se dio desde el principio en colaboración con la dirección, entendiendo su propuesta visual y estética, y también con los departamentos de diseño de producción, arte y vestuario. Fue un trabajo conjunto de un equipo enorme que ya venía reflexionando e investigando sobre Cien años de soledad y la historia de Colombia antes de que nosotras llegáramos. Este proceso tomó alrededor de tres años.
Ustedes han mencionado la dificultad del guion por la cantidad de personajes. Hablemos de eso, pero también de la relevancia de Úrsula Iguarán en la serie…
Camila Brugés: Es cierto. Cuando lees esta historia de forma cronológica, puedes notar algo que en la novela no se ve con tanta claridad: cuánto permanece un personaje a lo largo de esos 100 años. Úrsula es el personaje más longevo y sobrevive a toda su dinastía. Por eso, para nosotras era natural darle mucho peso.
Además, como mujeres escritoras, queríamos explorar a este personaje. Úrsula mantiene vivo el temor a la maldición que origina la fundación de Macondo. En la novela, Gabo no la ignora, pero en la primera mitad se enfoca más en el patriarca y sus sueños heroicos.
Nosotras quisimos equilibrar esto: darle al patriarca el lugar que tiene, pero también explorar cómo Úrsula enfrenta las obsesiones de José Arcadio, las locuras de sus hijos, o cómo lidia con quedarse sola cuando ellos se van a la guerra. Queríamos que los personajes contaran las grandes historias y temas que decidimos abordar, sabiendo que no todos podían tener el mismo peso.
Hay escenas en la serie que no están en el libro. ¿Cómo lograron que estas escenas mantuvieran la fidelidad de la historia de Cien años de soledad?
Natalia Santa: Una de las mayores complejidades al adaptar esta novela es que hay cosas que en el libro se resuelven muy rápidamente, a veces en una sola línea. Por ejemplo, sabemos que Aureliano y José Arcadio son cómplices y amigos antes de que José Arcadio se vaya, pero no se detalla mucho más.
Para construir esas relaciones en la serie, necesitábamos expandir esos momentos, a veces a lo largo de varios episodios, basándonos en las pistas que el libro nos da o incluso inspirándonos en situaciones de otros personajes o tiempos.
El criterio principal fue identificar qué era absolutamente necesario para completar la narrativa desde una perspectiva audiovisual y asegurarnos de que todo tuviera coherencia con el espíritu de la novela.
Sobre el reto de plasmar el realismo mágico en la serie, ¿cómo lograron capturar ese género, considerando que tiene definiciones y percepciones tan diversas?
Camila Brugés: Nos propusimos incluir los elementos mágico-místicos y sobrenaturales dentro de la cotidianidad de Macondo. Por ejemplo, ningún personaje se sorprende porque Mauricio Babilonia tenga mariposas amarillas rodeándolo.
Todas las decisiones, tanto a nivel narrativo como estético, buscan transmitir que estas cosas son normales en Macondo, pero también en el Caribe colombiano. Además, quisimos reflejar cómo en esta historia la barbarie y la belleza, lo espiritual y lo terrenal, conviven. Esa fue nuestra forma de abordar el realismo mágico.
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