Las líneas de Henri Toulouse-Lautrec
El 13 de septiembre de 1893, el pintor francés presentó al mundo su obra “Jane Avril en el jardín de París”. Plasmó a través de los afiches la vivacidad y el dinamismo de la vida nocturna parisina y permanece a través del tiempo.
Sarah Gutiérrez
Fue un artista que no le daba gran importancia a lucrarse a partir de sus obras, pues su posición como hijo del conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa le permitía darse el lujo de trabajar para decir cosas, para exponer realidades.
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Fue un artista que no le daba gran importancia a lucrarse a partir de sus obras, pues su posición como hijo del conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa le permitía darse el lujo de trabajar para decir cosas, para exponer realidades.
Más de un siglo después de su muerte, la obra de Henri Toulouse-Lautrec (1863-1901) se mantiene vigente por exhibir a través del arte la vida bohemia del espectáculo en París. En varias ocasiones, sus cuadros han sido descritas como fotografías en óleo. Su interés por la vida nocturna parisina lo llevó a convertirse en uno de los más destacados referentes de la ‘Belle Époque’ en Francia a finales del siglo XIX. Sus pósteres publicitando el Moulin Rouge convirtieron este lugar en uno de los cabarés más famosos de la época. A pesar de haber nacido en el seno de una familia aristocrática, se presume que Toulouse-Lautrec no se sentía del todo en su lugar a causa de una condición congénita que le impidió el crecimiento de sus piernas a la par de su cuerpo después de dos accidentes que fracturaron ambas extremidades.
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Su inclinación por las artes empezó a manifestarse a una temprana edad, y también por el hecho de que no podía seguir con el estilo de vida libre de su padre, quien tenía gran interés en los caballos y la caza. Fue instruido por René Princeteau, quien le enseñó sobre retratos; Léon Bonnat y Fernand Cormon. A este último lo conoció en la capital francesa y fue quien lo motivó a encontrar la belleza en lo contemporáneo, en estar en el presente, dejando atrás los relatos bíblicos y mitológicos.
“Este profesor lo incentiva a que mire la ciudad y por el entorno en el que se movía termina viviendo en el barrio de Montmartre, donde coincidió con Van Gogh y Degas. Más adelante se inauguran los bares Moulin Rouge, Le Chat Noir y el Folies Bergère, donde comienza vendiendo su obra y se ve fascinado por las clases suburbanas”, comenta Verónica Uribe, maestra en Bellas Artes de la Universidad Nacional de Australia, para El Espectador.
De acuerdo con Uribe, Toulouse-Lautrec se caracteriza por ser uno de los predecesores del diseño gráfico, pues con los afiches publicitarios que fue creando para promocionar estos bares a los que concurría, se permitió “una serie de innovaciones en el nivel del grabado con franjas de color muy planas, contornos delineados y puntos de vista innovadores”.
Sus bocetos contaban con una notoria influencia de las estampas japonesas, conocidas también como ‘Ukiyo-e’, que consistían en una técnica de grabados en madera producidos en Japón entre los siglos XVII y XX, y que fueron populares entre los pintores de París del siglo XIX, “por sus contornos planos, colores con grandes áreas y bloques sin tanta construcción espacial”.
Jane Avril, al igual que otras prostitutas y bailarinas de los cabarés que frecuentaba Toulouse-Lautrec, se convirtió en uno de los personajes recurrentes dentro de sus grabados y pinturas al óleo. El afiche a esta mujer que lleva por nombre Jane Avril en el jardín de París (1893), muestra una composición pictórica donde ella, en medio de dar su paso de levantar la pierna, común en el can-can, se convierte en el centro de atención de las tablas en donde se presenta, dejando cada objeto o persona a su alrededor como unos elementos difusos, simulando el desenfoque de los ojos cuando la mirada está fija en algún punto. El naranja y el amarillo juegan un papel protagónico en la composición, en la que además empezó a utilizar las tipografías como un componente que entra a hacer parte del diseño.
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Haciéndose la fama con esta y otras litografías, como Moulin Rouge - La Goulue (1891), Reine de joie (1892), Divan japonais (1892-1893), Aristide Bruant en su cabaret (1893) y sus bailarinas, entre ellas Avril, en Troupe de Mlle Elegantine (1896), se posicionó como un destacado artista del entretenimiento dentro de un contexto en el que el ocio se encontraba en auge.
La obra de Toulouse-Lautrec, agrega Uribe, también se ha caracterizado por la forma en la que él representa la humanidad dentro de estos grupos suburbanos de los que hacían parte los entretenedores como artistas de circo y las prostitutas. Se presume que en este entorno bohemio, el pintor se sentía como un igual con sus colegas y así vivió una vida alegre, aunque, dicen, no my feliz. “Él se esconde en ese mundo nocturno para seguir como el principal artista de afiches de París”, agrega Uribe, pero también es capaz de seguir a las personas que hay detrás de cada espectáculo, demostrando con “crudeza” obras como La inspección médica (1894), donde retrata a dos mujeres semidesnudas a la espera de una revisión a consecuencia de su trabajo.
Tras llevar una vida en la que estuvieron presentes el alcoholismo y la sífilis, Henri Toulouse-Lautrec falleció a los 36 años en casa de su madre, a los alrededores de Burdeos. Su obra, que sentó las bases del actual diseño gráfico, fue puesta en un museo que lleva su nombre ubicado en la ciudad de Albi, en el sur de Francia.