Leonard Bernstein, el primer maestro americano
Con el estreno del trailer de la película “Maestro”, protagonizada y dirigida por Bradley Cooper, el nombre Leonard Berstein ha sonado sin cesar durante los últimos días. El largometraje, que se estrena el 2 de septiembre, cuenta la vida del primer maestro estadounidense.
Andrea Jaramillo Caro
A Louis Bernstein solo lo conoció su familia y amigos cercanos, el resto del mundo, iniciando por sus abuelos, lo llamó y hoy lo recuerda como Leonard. El compositor, conductor, pianista, entre otros oficios, llegó al mundo el 25 de agosto de 1918 con el nombre que sus padres insistieron en ponerle: Louis. Sus abuelos fueron los responsables de darle el nombre con el que pasaría a la historia. Leonard Bernstein hoy es reconocido como una de las figuras estadounidenses más relevantes del mundo de la música, sus composiciones en diferentes géneros y sus logros alcanzados le dieron el estatus del que aún goza, 33 años después de su muerte.
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A Louis Bernstein solo lo conoció su familia y amigos cercanos, el resto del mundo, iniciando por sus abuelos, lo llamó y hoy lo recuerda como Leonard. El compositor, conductor, pianista, entre otros oficios, llegó al mundo el 25 de agosto de 1918 con el nombre que sus padres insistieron en ponerle: Louis. Sus abuelos fueron los responsables de darle el nombre con el que pasaría a la historia. Leonard Bernstein hoy es reconocido como una de las figuras estadounidenses más relevantes del mundo de la música, sus composiciones en diferentes géneros y sus logros alcanzados le dieron el estatus del que aún goza, 33 años después de su muerte.
El filme dirigido por Bradley Cooper retrata la vida del hombre cuyo nombre sigue haciendo ecos en el panorama musical estadounidense y del mundo. De origen judío y nacido en Lawrence, Massachusetts, Leonard Bernstein decidió adoptar este nombre a los 18 años, poco después de la muerte de su abuela. Su exposición hacia la música y gusto por esta no fue inmediato, sino un proceso. En su infancia, las únicas melodías que lograba escuchar salieron de la radio que había en su casa y de la Congregación Mishkan Tefila.
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A los 10 años su tía, Clara, llevó un piano a su casa y, entonces, comenzó la relación que duraría el resto de su vida. Durante un tiempo fue autodidacta en el piano y la teoría musical, sin embargo, no se demoró mucho para rogar a sus padres por lecciones formales. Junto a sus hermanos y vecinos montaba producciones en el verano de la ópera de Bizet, “Carmen”, y con su hermana Shirley solía tocar sinfonías completas de Beethoven. Aunque su interés en la música estaba demostrado, su padre, Sam, no apoyaba este gusto de su hijo e intentó alejarlo de la música negándose a pagar por sus clases. Esto no lo detuvo y dando clases en su vecindario, accedió a la educación que buscaba e, incluso, conoció a uno de sus amigos más longevos, que luego se convirtió en su arreglista: SId Ramin.
Cuando su padre comenzó a demostrar interés y a apoyar la inclinación de su hijo, lo llevó a conciertos de orquestas. “Para mí, en aquellos días, Pops era el cielo mismo… pensé… era el logro supremo de la raza humana”, recordó Bernstein sobre el concierto de la Boston Pops Orchestra, dirigida por Arthur Fiedler, al que asistió con su padre en 1932, años antes de que siquiera cruzara por su cabeza que algún día sería él quien levantara la batuta para dirigir esa misma orquesta.
Después de esa primera experiencia, Bernstein, de 14 años, comenzó a tocar en recitales. Tres años más tarde, en 1935, se matriculó en la Universidad de Harvard y, durante ese mismo año, creó su primera composición titulada “Salmo 148″. Se graduó en 1939 con un diploma en música y durante su paso por la institución compuso la música para diferentes producciones estudiantiles como la obra de Aristófanes, “Los pájaros”, mientras que, al conocer a Dimitri Metropoulos, se decidió por continuar su carrera como conductor.
Luego de su grado, se inscribió en el Instituto de Música Curtis en 1940 y allí estudió conducción de orquestas, piano, orquestación y lectura de partituras. Posteriormente, asistió al Tanglewood Music Centre de la Orquesta Sinfónica de Boston, un lugar al que regresaría constantemente como profesor.
Su carrera no despegó de inmediato y mientras vivía en Nueva York se mantuvo como instructor vocal y de piano y prestando sus servicios como pianista para clases en el Carnegie Hall. El éxito comenzó a llegar a partir de 1942, cuando interpretó su primera obra publicada “Sonata para clarinete y piano”, junto al clarinetista David Glazer en el Instituto de Arte Moderno de Boston. Poco después, en 1943, mientras era conductor asistente de Arthur Rodsinzky, hizo su debut como conductor luego de que el invitado Bruno Walter se enfermó. La presentación de último minuto dio buenos frutos, pues la historia fue publicada en la primera plana del New York Times al día siguiente con críticas favorables. Este fue el hito que lo llevó a la fama.
Su carrera despegó de un momento a otro. Así fue que condujo sus propias obras con diferentes orquestas y luego, en compañía de Jerome Robbins, compuso un ballet titulado “Fancy free” que terminó por convertirse en el musical “On the town”, en 1944, que en 1949 fue adaptado para el cine. De esta forma comenzó su experimentación con otros géneros, mientras que fungía como director musical de la New York City Symphony, entre 1945 y 1947.
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Praga fue el lugar de su debut internacional en 1946 con la Orquesta Filarmónica Checa y durante ese mismo año condujo la premier de su ballet en la Royal Opera House de Londres. Para este momento el mundo de la música a nivel mundial ya conocía su nombre y diferentes orquestas tomaron nota de su trabajo, contratándolo como conductor invitado.
Entrada la década de 1950, Bernstein se convirtió en un prolífico compositor con obras como “Peter Pan”, “Wonderful town” y, su obra más conocida, “West Side story”. Esta última se presentó como un éxitoso musical de Broadway, que luego se tradujo en dos películas, la primera, estrenada en 1961, ganó diez premios Oscar.
Su nombre se convirtió en leyenda, conforme su vida avanzaba continuaba innovando en sus diferentes roles como director musical de la sinfónica de Nueva York y presentándose en diferentes escenarios como el Lincoln Center, junto a la Metropolitan Opera, y otras grandes instituciones del medio como la Filarmónica de Viena. En la década de 1970 cimentó su nombre como educador y hasta la antigua primera dama, Jackie Onassis, comisionó una de sus composiciones para inaugurar el John F. Kennedy Center for Performing Arts.
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Entre óperas, musicales, ballets y orquestas, el repertorio de Leonard Bernstein siguió creciendo hasta que su doctor le recomendó retirarse por su estado de salud, días antes de que la muerte tocara a su puerta, el 14 de octubre de 1990, a los 72 años. Dejó un amplio legado musical y tres hijos: Jamie, Alexander y Nina, que compartió con su esposa, la actriz y activista Felicia Montealegre.