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Era la década de los ochenta, esa misma en la que sucedieron varios acontecimientos que hoy llamamos históricos, caracterizados por las pérdidas humanas y las confrontaciones bélicas. Y entonces, se apagó para siempre la voz de John Lennon, el 8 de diciembre de 1980, a causa de un asesinato. La misma “suerte” que estuvo a punto de correr el papa Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, pero al final los disparos que recibió no lo llevaron a la muerte. Gritos de victoria que no pudo cantar, casi cinco meses después, el entonces presidente de Egipto Anwar el-Sadat, quien fue ametrallado el 6 de octubre de 1981. Las balas casi que no tuvieron descanso por aquella época, y cómo lo iban a tener si estamos hablando de la década en la que ocurrieron un par de asesinatos más, aquella en la que se desarrolló la guerra entre Irán e Irák y la Guerra de las Malvinas, solo por mencionar algunos derramamientos de sangre. Y, pese a todo, a alguien se le ocurrió en 1984 que había tiempo para disparar letras en vez de balas, y reunir a varios artistas alrededor de una misma causa: recaudar fondos para Etiopía a través de un concierto benéfico.
El autor principal de aquella idea fue Bob Geldof, líder y vocalista de la banda irlandesa The Boomtown Rats, quién sabe si conmovido por el reportaje que estaba transmitiendo la BBC, ese que visibilizaba las muertes en el “Cuerno de África”, especialmente en Etiopía, debido a la hambruna que venía padeciendo la población por culpa de una sequía. Entonces, Geldof decidió comprobar con sus propios ojos la realidad que la pantalla le mostraba. Viajó a África y tomó la determinación de fundar la organización Band Aid Trust, que se encargaría de administrar y distribuir los fondos que lograra recaudar a través del megaconcierto Live Aid, ese que en realidad se llevó a cabo en dos escenarios simultáneos.
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Pero antes de aquel evento, el artista tuvo una idea adicional, aquella en la que lo acompañó su amigo Midge Ure, exlíder de la banda Ultravox: una unión musical entre cantantes británicos e irlandeses, con el fin de captar la atención del mundo, la atención que se necesitaba para ayudar a la población africana. De esta forma nació Band Aid, que contó con la participación de integrantes de bandas como U2, The Boomtown Rats, Duran Duran, Culture Club, Ultravox y Status Quo, entre otras. Entonces, de aquella unión surgió la canción Do They Know It’s Christmas?, lanzada el 3 de diciembre de 1984. “Y no habrá nieve en África esta navidad/ El mejor regalo que recibirán este año es la vida/ Donde nada jamás crece/ No hay lluvia ni ríos que fluyan / ¿Saben ellos que realmente es navidad? / (…) Alimenta al mundo/ Hazles saber que es navidad otra vez”, dice una parte de la letra de la canción.
Más tarde, en 1985, Michael Jackson junto con Lionel Richie escribieron We Are the World, buscando el mismo objetivo humanitario que se habían trazado Geldof y Ure. Esta canción al igual que Do They Know It’s Christmas? se convirtieron en los himnos del Live Aid. De ese evento que se desarrolló simultáneamente, el 13 de julio de 1985, en dos estadios de dos países distintos: en el Estadio de Wembley, en Londres, y en el John F. Kennedy Stadium, en Filadelfia (Estados Unidos). Entonces se escucharon las voces y los sonidos de bandas como Queen, The Who, Black Sabbath, Led Zeppelin, Dire Straits, Judas Priest, y de artistas como Phil Collins, Bob Dylan, Mick Jagger, Keith Richards, Madonna, Eric Clapton, Ron Wood, David Bowie, entre otros.
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Aquel evento fue retransmitido en directo en más de 72 países y logró recaudar más de cien millones de dólares, una cantidad que tal vez podría ayudar a palear el hambre en el “Cuerno de África”, pero que en la realidad no fue así. Y no fue así porque el dinero terminó invertido en los instrumentos favoritos del hombre, esos que nada tienen de musical, pero sí de letal: armas.
Parece ser que el 95% de aquel dinero terminó en las manos de la guerrilla etíope. Hace un par de años, en un programa de radio de la BBC, se conoció esta información gracias al testimonio de mandos del Frente de Liberación Popular de Tigrayan, —también conocida como Woyane—, una organización cesionista y maoísta que estuvo enfrentada militarmente con el gobierno de Etiopía. Aregawi Berhe, jefe militar del Woyane en aquella época, contó los detalles de la representación teatral que montaron para robarse el dinero que tiempo después fue destinado para armamento. Los guerrilleros se disfrazaron de mercaderes árabes, se dirigieron hacía donde estaban las ONG occidentales, que tenían en su poder los fondos recaudados en el Live Aid, y les vendieron sacos de arena en vez de grano.
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Pero tal vez aquello se hubiera podido evitar si Geldof hubiera escuchado a quienes, al parecer, le decían que esperara un poco para hacer la distribución de ese dinero, que esperara a que existiera la infraestructura adecuada que pudiera asegurar un reparto seguro y equitativo. Ya decía Oscar Wilde que “con las mejores intenciones se obtienen, la mayoría de las veces, los peores resultados”.