Llega un buen augurio
En medio de la incertidumbre, nació en Bucaramanga el sello editorial Buen Augurio (editorialbuenaugurio@gmail.com) con la idea de narrar historias a partir de la imagen.
Hemos dejado de decir “lo haremos cuando esto pase”. ¿Pasará? Durante un tiempo aplazamos y cancelamos todo, pero la vida (al menos para algunos) siguió. Así que volvimos a hacer planes y asistir en línea a fiestas, charlas y hasta velorios. Seguimos, por supuesto, comprando y leyendo libros. Entonces ¿por qué cancelar el lanzamiento de una editorial independiente? Emprendemos proyectos o empresas porque resistimos, porque eso nos da sentido. Además, un libro siempre es un buen augurio.
Así, en medio de la incertidumbre, nació en Bucaramanga el sello editorial Buen Augurio (editorialbuenaugurio@gmail.com) con la idea de narrar historias a partir de la imagen. “Dicen que crear una editorial en tiempos de pandemia es impensable, casi imposible. Es cierto, pero no es solo en estos tiempos. Dicen que no hay espacio ni mercado para los libros ilustrados; también puede ser cierto y no solo para los libros ilustrados, sino para todos los libros. Pero si escuchas todo lo que se dice terminarás haciendo lo que querías, pero del modo en que los demás consideran que deberías hacerlo”, comentan los creadores de Buen Augurio: Laura Mar y Carlos Díaz Consuegra.
Con todas las imprentas cerradas, tocó repensar cómo lanzar el primer libro ilustrado de su colección: Un lugar, de Carlos Díaz Consuegra. Así que hicieron una edición virtual de cien ejemplares numerados y el autor le haría una dedicatoria especial o un retrato personalizado a cada persona que comprara el libro. Esta obra nos recuerda esos lugares, que también pueden ser momentos o personas, a los que siempre queremos regresar y más en esta época de encierro. Tiene imágenes llenas de detalles y recovecos que transmiten una dulce nostalgia. El relato es sutil, va más allá del espacio y se centra en la vivencia real o imaginada: “Llévame al recuerdo de ese lugar”.
Con la paulatina normalización de las industrias, empezarán a sacar libros en físico que buscan ser también un objeto, un juego, con formatos no convencionales y complejos. Los editores confían en que, a pesar de todo o gracias a todo, estamos en el mejor lugar posible: “Dicen que si abres cualquier página de un libro obtendrás lo que necesitas, que cualquier deseo que escondas en una biblioteca se convertirá en un boleto de viaje, dicen que si pones una cajita de música para que un pájaro se sienta a salvo al ingresar a tu casa, este te traerá de vuelta un buen augurio, también dicen que si arrojas una moneda al pozo obtendrás un deseo. Nosotros no arrojamos la moneda, nos lanzamos al agua con ella para asegurarnos de que nuestro sueño se prolongue”.
Hemos dejado de decir “lo haremos cuando esto pase”. ¿Pasará? Durante un tiempo aplazamos y cancelamos todo, pero la vida (al menos para algunos) siguió. Así que volvimos a hacer planes y asistir en línea a fiestas, charlas y hasta velorios. Seguimos, por supuesto, comprando y leyendo libros. Entonces ¿por qué cancelar el lanzamiento de una editorial independiente? Emprendemos proyectos o empresas porque resistimos, porque eso nos da sentido. Además, un libro siempre es un buen augurio.
Así, en medio de la incertidumbre, nació en Bucaramanga el sello editorial Buen Augurio (editorialbuenaugurio@gmail.com) con la idea de narrar historias a partir de la imagen. “Dicen que crear una editorial en tiempos de pandemia es impensable, casi imposible. Es cierto, pero no es solo en estos tiempos. Dicen que no hay espacio ni mercado para los libros ilustrados; también puede ser cierto y no solo para los libros ilustrados, sino para todos los libros. Pero si escuchas todo lo que se dice terminarás haciendo lo que querías, pero del modo en que los demás consideran que deberías hacerlo”, comentan los creadores de Buen Augurio: Laura Mar y Carlos Díaz Consuegra.
Con todas las imprentas cerradas, tocó repensar cómo lanzar el primer libro ilustrado de su colección: Un lugar, de Carlos Díaz Consuegra. Así que hicieron una edición virtual de cien ejemplares numerados y el autor le haría una dedicatoria especial o un retrato personalizado a cada persona que comprara el libro. Esta obra nos recuerda esos lugares, que también pueden ser momentos o personas, a los que siempre queremos regresar y más en esta época de encierro. Tiene imágenes llenas de detalles y recovecos que transmiten una dulce nostalgia. El relato es sutil, va más allá del espacio y se centra en la vivencia real o imaginada: “Llévame al recuerdo de ese lugar”.
Con la paulatina normalización de las industrias, empezarán a sacar libros en físico que buscan ser también un objeto, un juego, con formatos no convencionales y complejos. Los editores confían en que, a pesar de todo o gracias a todo, estamos en el mejor lugar posible: “Dicen que si abres cualquier página de un libro obtendrás lo que necesitas, que cualquier deseo que escondas en una biblioteca se convertirá en un boleto de viaje, dicen que si pones una cajita de música para que un pájaro se sienta a salvo al ingresar a tu casa, este te traerá de vuelta un buen augurio, también dicen que si arrojas una moneda al pozo obtendrás un deseo. Nosotros no arrojamos la moneda, nos lanzamos al agua con ella para asegurarnos de que nuestro sueño se prolongue”.