“El animal más feroz” nació del relato popular que reflexiona sobre las distintas formas de ver el mundo.
El ritmo, la sugerencia y la sorpresa pueden ser unas reglas estimulantes para jugar. A menudo son la sustancia de las palabras. Y dispuestas en un libro pueden provocar muchas lecturas para comprimir o estirar el tiempo al ritmo de la imaginación. Así ocurre con El animal más feroz, un libro que nació de un cuento de la tradición oral, que es divertido porque las palabras juegan al suspenso y guardan una sorpresa para el final.
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Por Carlos Riaño*
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