Los debates alrededor del sostenimiento de la Casa Museo Fernando González
La Corporación Otraparte, bajo la figura de comodato, administra la Casa Museo Fernando González. Buscando distintas estrategias de financiación, los recursos provenientes de la Alcaldía de Envigado son transversales a su funcionamiento. Dado el retraso en el desembolso del dinero para el 2021 y el respaldo que la ciudadanía le dio al centro cultural a través de una carta, presentamos un texto sobre las discusiones alrededor del sostenimiento del lugar.
María José Noriega Ramírez
Conservar el derecho a no obedecer, seguir, a pesar de todo, una filosofía crítica, cuestionar lo que está alrededor, atreverse a romper el molde, y hacerlo en medio de una sociedad que tiende a hacer todo lo contrario, ese es el valor inmaterial que hay detrás de la Casa Museo Fernando González, un lugar que fue habitado por el escritor y que actualmente funciona como el principal centro cultural del sur del Valle de Aburrá, que reúne a autores y pensadores alrededor del arte y las letras, que funciona como punto de encuentro de escritores jóvenes y de conversaciones informales, al tiempo que mantiene viva la obra de un filósofo a quien no le tembló la mano cuestionar. Proteger la casa, pero más allá de ello, conservar el legado histórico y literario que sus paredes atesoran, es el reto que asumió la Corporación Otraparte, como legado familiar, desde hace casi dos décadas. Un trabajo al que, como sucede con la cultura en Colombia, le sobra determinación y le falta un modelo de financiación estable y a largo plazo.
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“Equipo de trabajo reducido, menos horas laborales, la situación es grave. Somos Otraparte y no queremos cerrar, ¡Alcaldía, por favor!”, así se lee la introducción del mensaje que la organización difundió en redes sociales, en los últimos días de mayo, para captar la atención de las autoridades locales, pues llegando al cierre del primer semestre del año aún no se veía cerca la firma del convenio con el que el gobierno de Envigado, a través de la Secretaría de Educación, debía desembolsar los recursos para financiar la agenda cultural 2021, como se hace año tras año. “¡Cinco meses en la brega! La Corporación Otraparte gestiona la mayor cantidad de los recursos para mantener abierta la Casa Museo Otraparte, bien de interés público y cultural de la nación, pero este esfuerzo se dificulta todavía más cuando el proceso de contratación con el municipio de Envigado no avanza oportunamente”.
Buscando salidas para obtener recursos a través de la realización de diferentes proyectos, por medio, por ejemplo, de alianzas con otros municipios, como Medellín, de la vinculación con otras dependencias públicas, como la Secretaría de Movilidad de Envigado, de cooperación internacional, como la recibida por parte de Open Society Foundations y La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en el proyecto “El derecho a no obedecer”, además, claro, de participar en convocatorias locales y nacionales, que han permitido, por mencionar un caso particular, la realización de “Voces de Otraparte”, la remasterización de los audios que dan cuenta de la historia de la Casa Museo, y la obtención de ganancias a través del Café de Otraparte, Daniel Suárez, vocero de la corporación, admite que “la financiación siempre ha sido crítica” y que la organización busca salidas y estrategias para suplir las necesidades económicas, para así cumplir con sus actividades culturales.
Promoviendo talleres de poesía de la mano de Lucía Estrada, con acompañamiento de Confama, y participando de iniciativas locales, como “Viajes y presencias”, un recorrido por el municipio a través de personajes reconocidos de Envigado, como González y Débora Arango, la organización busca mantener activa la oferta cultural de la región. Solo para este año, la entidad cultural tiene pensado realizar exposiciones permanentes e itinerantes, como la de “El viaje a la presencia”, así como la publicación de títulos de Fernando González y Gonzalo Arango, aun cuando los recursos fijos de la alcaldía no los han recibido y está pendiente la firma del convenio con el gobierno local, a pesar de que la corporación, desde marzo, presentó de forma oficial la agenda cultural de este año ante las autoridades locales.
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“Todo está en marcha, el convenio sigue adelante y se apoyará a la corporación con $192 millones para este 2021”, asegura Braulio Alonso Espinosa, alcalde de Envigado. Luego de realizar una reunión con los miembros de Otraparte el 8 de junio, a la que calificó como un “diálogo sincero”, y en la que, según cuenta Suárez, la corporación mostró las actividades que ha hecho, así como los balances y las dificultades a la hora de obtener recursos, Otraparte quiso aprovechar el espacio para construir una buena relación con la administración y emprender un camino para mejorar la relación contractual entre las dos partes, ya que, más allá de los colores políticos, la Casa Museo no se rige por un pensamiento distinto al promulgado por González a través de su obra. Esperando que la firma del convenio se haga en los próximos días, como lo afirman desde la alcaldía y la corporación, Suárez reconoce que “lo que sucedió es una situación superada, que, aunque nos provocó angustia, ya tiene un acuerdo establecido”, pues luego de estar en números rojos y de rehusarse a cerrar las puertas del centro cultural, los recursos públicos son centrales para el funcionamiento de la Casa Museo.
El llamado a la defensa del centro cultural tocó las fibras de varios ciudadanos, que, entre escritores, profesores, editores, actores, músicos y personas del común, firmaron una carta solicitándole al gobierno local de Envigado cumplir con la firma del convenio y con el desembolso del dinero. Recordando que la casa de Fernando González ha sido el epicentro de “presentaciones y recitales de importantes artistas y poetas de Colombia, América y Europa, desde veteranos poetas nacidos en los años veinte del siglo pasado, como Óscar Hernández, hasta poetas de las más recientes generaciones, como Yenny León”, incluyendo la presentación de libros de las editoriales más fuertes de la región, como la de la Universidad de Antioquia, la Pontificia Bolivariana y la EAFIT, los firmantes enfatizan en el aporte sociocultural que la Casa Museo le hace al municipio.
“Un artista es un agente público”, afirma el escritor Samuel Vásquez, uno de los firmantes de la misiva a favor de la Casa Museo. El ser vecino del lugar marcó su cercanía con la casa de Fernando González, y su trabajo como gestor cultural, a través del Taller de Artes de Medellín, le ha permitido realizar lanzamientos de libros y lecturas de poesía allí, afianzando su estrecha relación con la casa. Mirando con escepticismo el retraso del desembolso del dinero, Vásquez habla sobre la complejidad que existe alrededor de la financiación de la cultura en el país y lo problemático que resulta depender de los dineros públicos para ello, pues ve con ojos de preocupación que la cultura sea, en su mayoría, una cuestión estatal, mientras que las iniciativas culturales independientes, y de trayectoria, dependen de la vinculación a pequeños proyectos para sobrevivir. “La cultura del país vive de milagro”, afirma el escritor, al tiempo que recuerda que, cuando fue presidente del Consejo de Cultura de Medellín, llegó a proponer la idea de trabajar sobre convocatorias, premios y curadurías, aunque no llegó a poner en práctica las últimas de ellas. “Si en las convocatorias el ciudadano va al Estado, en las curadurías, el Estado va al ciudadano artista”, esa era su propuesta.
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Afirmando que la necesidad de conservar la Casa Museo supera las dimensiones físicas del lugar, pues lo realmente importante es preservar la memoria de la vida de un desobediente, en medio de una sociedad que se ciñe a lo contrario, Vásquez lee un fragmento de Juan de Dios Restrepo, escritor del siglo XIX, que atesora en uno de los libros de su biblioteca y que considera que fue escrito para lo que estamos viviendo hoy en día: “Curioso contraste presentan en Antioquia los progresos materiales y el atraso intelectual, el buen sentido de las masas y su genial independencia, al lado de esa ignorancia supina en las cuestiones públicas y de ese indiferentismo estúpido con que se dejan gobernar por ciertas notabilidades retrógradas (…). Resulta inconcebible aceptar ese tipo de notabilidades, el clero, los gamonales, que en lugar de pagar sus contribuciones públicas directas y de promover la cultura en el pueblo, solo se dedican a fanatizarle, e inspirarle pasiones rencorosas”.
Conservar el derecho a no obedecer, seguir, a pesar de todo, una filosofía crítica, cuestionar lo que está alrededor, atreverse a romper el molde, y hacerlo en medio de una sociedad que tiende a hacer todo lo contrario, ese es el valor inmaterial que hay detrás de la Casa Museo Fernando González, un lugar que fue habitado por el escritor y que actualmente funciona como el principal centro cultural del sur del Valle de Aburrá, que reúne a autores y pensadores alrededor del arte y las letras, que funciona como punto de encuentro de escritores jóvenes y de conversaciones informales, al tiempo que mantiene viva la obra de un filósofo a quien no le tembló la mano cuestionar. Proteger la casa, pero más allá de ello, conservar el legado histórico y literario que sus paredes atesoran, es el reto que asumió la Corporación Otraparte, como legado familiar, desde hace casi dos décadas. Un trabajo al que, como sucede con la cultura en Colombia, le sobra determinación y le falta un modelo de financiación estable y a largo plazo.
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“Equipo de trabajo reducido, menos horas laborales, la situación es grave. Somos Otraparte y no queremos cerrar, ¡Alcaldía, por favor!”, así se lee la introducción del mensaje que la organización difundió en redes sociales, en los últimos días de mayo, para captar la atención de las autoridades locales, pues llegando al cierre del primer semestre del año aún no se veía cerca la firma del convenio con el que el gobierno de Envigado, a través de la Secretaría de Educación, debía desembolsar los recursos para financiar la agenda cultural 2021, como se hace año tras año. “¡Cinco meses en la brega! La Corporación Otraparte gestiona la mayor cantidad de los recursos para mantener abierta la Casa Museo Otraparte, bien de interés público y cultural de la nación, pero este esfuerzo se dificulta todavía más cuando el proceso de contratación con el municipio de Envigado no avanza oportunamente”.
Buscando salidas para obtener recursos a través de la realización de diferentes proyectos, por medio, por ejemplo, de alianzas con otros municipios, como Medellín, de la vinculación con otras dependencias públicas, como la Secretaría de Movilidad de Envigado, de cooperación internacional, como la recibida por parte de Open Society Foundations y La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en el proyecto “El derecho a no obedecer”, además, claro, de participar en convocatorias locales y nacionales, que han permitido, por mencionar un caso particular, la realización de “Voces de Otraparte”, la remasterización de los audios que dan cuenta de la historia de la Casa Museo, y la obtención de ganancias a través del Café de Otraparte, Daniel Suárez, vocero de la corporación, admite que “la financiación siempre ha sido crítica” y que la organización busca salidas y estrategias para suplir las necesidades económicas, para así cumplir con sus actividades culturales.
Promoviendo talleres de poesía de la mano de Lucía Estrada, con acompañamiento de Confama, y participando de iniciativas locales, como “Viajes y presencias”, un recorrido por el municipio a través de personajes reconocidos de Envigado, como González y Débora Arango, la organización busca mantener activa la oferta cultural de la región. Solo para este año, la entidad cultural tiene pensado realizar exposiciones permanentes e itinerantes, como la de “El viaje a la presencia”, así como la publicación de títulos de Fernando González y Gonzalo Arango, aun cuando los recursos fijos de la alcaldía no los han recibido y está pendiente la firma del convenio con el gobierno local, a pesar de que la corporación, desde marzo, presentó de forma oficial la agenda cultural de este año ante las autoridades locales.
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“Todo está en marcha, el convenio sigue adelante y se apoyará a la corporación con $192 millones para este 2021”, asegura Braulio Alonso Espinosa, alcalde de Envigado. Luego de realizar una reunión con los miembros de Otraparte el 8 de junio, a la que calificó como un “diálogo sincero”, y en la que, según cuenta Suárez, la corporación mostró las actividades que ha hecho, así como los balances y las dificultades a la hora de obtener recursos, Otraparte quiso aprovechar el espacio para construir una buena relación con la administración y emprender un camino para mejorar la relación contractual entre las dos partes, ya que, más allá de los colores políticos, la Casa Museo no se rige por un pensamiento distinto al promulgado por González a través de su obra. Esperando que la firma del convenio se haga en los próximos días, como lo afirman desde la alcaldía y la corporación, Suárez reconoce que “lo que sucedió es una situación superada, que, aunque nos provocó angustia, ya tiene un acuerdo establecido”, pues luego de estar en números rojos y de rehusarse a cerrar las puertas del centro cultural, los recursos públicos son centrales para el funcionamiento de la Casa Museo.
El llamado a la defensa del centro cultural tocó las fibras de varios ciudadanos, que, entre escritores, profesores, editores, actores, músicos y personas del común, firmaron una carta solicitándole al gobierno local de Envigado cumplir con la firma del convenio y con el desembolso del dinero. Recordando que la casa de Fernando González ha sido el epicentro de “presentaciones y recitales de importantes artistas y poetas de Colombia, América y Europa, desde veteranos poetas nacidos en los años veinte del siglo pasado, como Óscar Hernández, hasta poetas de las más recientes generaciones, como Yenny León”, incluyendo la presentación de libros de las editoriales más fuertes de la región, como la de la Universidad de Antioquia, la Pontificia Bolivariana y la EAFIT, los firmantes enfatizan en el aporte sociocultural que la Casa Museo le hace al municipio.
“Un artista es un agente público”, afirma el escritor Samuel Vásquez, uno de los firmantes de la misiva a favor de la Casa Museo. El ser vecino del lugar marcó su cercanía con la casa de Fernando González, y su trabajo como gestor cultural, a través del Taller de Artes de Medellín, le ha permitido realizar lanzamientos de libros y lecturas de poesía allí, afianzando su estrecha relación con la casa. Mirando con escepticismo el retraso del desembolso del dinero, Vásquez habla sobre la complejidad que existe alrededor de la financiación de la cultura en el país y lo problemático que resulta depender de los dineros públicos para ello, pues ve con ojos de preocupación que la cultura sea, en su mayoría, una cuestión estatal, mientras que las iniciativas culturales independientes, y de trayectoria, dependen de la vinculación a pequeños proyectos para sobrevivir. “La cultura del país vive de milagro”, afirma el escritor, al tiempo que recuerda que, cuando fue presidente del Consejo de Cultura de Medellín, llegó a proponer la idea de trabajar sobre convocatorias, premios y curadurías, aunque no llegó a poner en práctica las últimas de ellas. “Si en las convocatorias el ciudadano va al Estado, en las curadurías, el Estado va al ciudadano artista”, esa era su propuesta.
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Afirmando que la necesidad de conservar la Casa Museo supera las dimensiones físicas del lugar, pues lo realmente importante es preservar la memoria de la vida de un desobediente, en medio de una sociedad que se ciñe a lo contrario, Vásquez lee un fragmento de Juan de Dios Restrepo, escritor del siglo XIX, que atesora en uno de los libros de su biblioteca y que considera que fue escrito para lo que estamos viviendo hoy en día: “Curioso contraste presentan en Antioquia los progresos materiales y el atraso intelectual, el buen sentido de las masas y su genial independencia, al lado de esa ignorancia supina en las cuestiones públicas y de ese indiferentismo estúpido con que se dejan gobernar por ciertas notabilidades retrógradas (…). Resulta inconcebible aceptar ese tipo de notabilidades, el clero, los gamonales, que en lugar de pagar sus contribuciones públicas directas y de promover la cultura en el pueblo, solo se dedican a fanatizarle, e inspirarle pasiones rencorosas”.