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Maruja Vieira nació en 1922 y el pasado diciembre de 2022 se cumplen cien años de su natalicio, motivo por el cual el Ministerio de Cultura, con el proyecto 100 años 100 poemas, buscó “incentivar en todo el territorio nacional la lectura de su poesía, resaltar su aporte a la literatura escrita por mujeres y difundir su obra entre nuevas generaciones”, según lo afirmó Angélica María Mayolo, exministra de Cultura.
La poesía Viva de Maruja Vieira
Por fortuna, la voz indeleble de Maruja Vieira sigue viva. Y es una voz que ha viajado y se ha mantenido firme entre los avatares del tiempo y de la historia de nuestro país. Como lo dijo la literata María Gómez Lara “La voz poética de Maruja Vieira malea el tiempo, le borra los contornos. Lo materializa, lo hace tierra que se cultiva, lo hace voz”.
Además de poeta, Vieira se destacó en su trabajo como periodista, docente y ensayista, oficios en los que siempre permearon sus convicciones, su defensa por los derechos humanos, la inclusión y la cultura. “Una luchadora, una mujer con fe en su obra y en el trabajo de otras mujeres”, así la describe la poeta Giomar Cuesta. No solo fue pionera de la poesía colombiana, sino también en el periodismo y en la televisión colombiana y de Venezuela, país que la acogió y del cual guarda gran afecto. Del periodismo ha dicho que es una forma muy importante de hacer poesía: “El periodismo es el himno del idioma. Practicar el periodismo es hacerle una profunda reverencia a la importancia del lenguaje”.
Escribió en su vida más de una veintena de libros, entre los que se encuentra El Nombre de Antes, que ahora hace parte de la colección de la Biblioteca de Escritoras colombianas. Dijo creer en todo lo que escribió y en la sencillez y la tranquilidad de la poesía, porque para Maruja Vieira, la poesía fue tan indispensable como el aire que respiró.
“¿Maru, te acuerdas de que te dije que te iban a entrevistar?, saluda, mi amor” le dijo dulcemente Patricia, su enfermera. Por medio de una llamada telefónica se inició nuestra conversación. No dejé de imaginar al otro lado de la línea la tierna figura de una mujer de cien años que, ante las anunciadas dificultades, me sobrecogió con aquella voz clara.
¿Por qué se interesó en la poesía más que en otros géneros literarios?
La poesía llegó a mí a través de mi madre, que era compositora. Nunca publicó porque en el tiempo en el que ella vivió, no se conocía que las mujeres publicaran y escribieran. Hija de Joaquín Vieira Gaviria y Mercedes White Uribe. Naturalmente, la poesía es un elemento de permanente presencia en nuestras vidas, así llegó porque quiso llegar y ahí está porque lo seguimos utilizando para expresar nuestros sentimientos.
Del género de la poesía, ¿qué es lo que más le atrae?
El poema libre, pero que tenga música. No uso mucho el cuarteto, ni el terceto y a veces tampoco el soneto. Me gusta el verso libre, sin mucha complicación. Todo lo más comprensible.
¿Cuál es el poema de su obra que más recuerda?
En este momento recuerdo: Carta de Venezuela… ¿Quién escribió mi nombre, mientras el arcoíris y la estrella iban por Altamira, de la mano?
En los sellos azules de la carta vino un jirón de playa y en el verde, un tiquete de paisaje para viajar en aquel tren de Aragua.
(El lago de Valencia, con veintidós monedas, le compró al tiempo todas sus tardes de verano) Carta de Venezuela… suave fulgor de lámpara, camino de silencio, sombra fiel de los árboles. En la calle del sueño se abrieron los balcones para ver la amatista que anochece en el Ávila.
¿Cuál otra escritora colombiana recomendaría?
Meira del Mar, de Barranquilla. Ella es maravillosa y creo que ya desapareció del mundo, pero no de la eterna poesía. Dora Castellanos, también. Son tantas. Especialmente recomiendo a las mujeres porque es un campo que nos pertenece por igual que a los hombres.
¿Existe una poesía femenina?
En femenino no en cuanto a estilo. Pero sí sé que las mujeres son capaces de crear todas las formas concretas y eternas de la poesía.
¿Qué significó para usted ser mujer y ser escritora en este país?
Significó todo lo bueno porque he sido muy afortunada desde mis primeros poemas, que se dieron cuando estaba muy joven. A los dieciséis años comencé a publicar, y he tenido mucha suerte porque los poemas han llegado a personas que los han sabido sentir e interpretar, y eso es lo principal: sentir la poesía e interpretarla lo mejor posible.
Deben ser muchos los consejos que podría proporcionar sobre la vida y la poesía. ¿Le daría alguno a, especialmente, los nuevos escritores de poesía?
Que lean mucho. Que traten de que en todas partes donde haya actividad se encuentre un tiempo épico: los filones poéticos son la misma cantidad de personas que hay en el mundo. Los caminos de la poesía son innumerables. Sepan entender cuál es el camino que le corresponde a cada uno. Cada uno tiene casi la obligación de seguir su camino trazado desde hace muchos siglos y para siempre.