Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
De sastres de los virreyes de Santa Fe, en el Nuevo Reino de Granada, llegaron a moldear, en diversas ocasiones y por intermedio de diversas personalidades, los destinos del país.
Aún se yergue, imponente, el edificio que construyera Pedro A. López sobre la Avenida Jiménez de Bogotá en el primer tercio del siglo XX. Y aún atestigua la habilidad comercial y la grandeza del emporio que levantó el hijo y el nieto de los sastres de la clase alta bogotana. Un edifico que pasó a manos del gobierno central cuando la empresa de Pedro A. López quebró, en una operación que, en opinión de muchos historiadores, no estuvo exenta de mala fe por parte del gobierno colombiano.
Le sugerimos leer: Nobel de García Márquez: la medalla y el diploma serán exhibidos
Luego vinieron los que habrían de dedicarse a la política, desde Alfonso López Pumarejo hasta nuestros días (Clara López), y que forjarían en tantos sentidos el alma de la Nación colombiana.
Todos los avatares y sobresaltos de esta familia los cuenta con detalle y con esmero, siempre con la prosa jovial que lo caracteriza, Óscar Alarcón en su libro más reciente: Los López en la historia de Colombia. Ofrece en él una semblanza justa de los López que tuvieron o tienen una repercusión pública. Y muestra de qué manera esta familia, desde el tiempo en el que Jerónimo y Ambrosio fueron sastres, como lo explicó el propio autor el día del lanzamiento del libro, está tomando medidas.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
Un capítulo entero, que debió ser apéndice, compila algunas páginas entrañables del López Michelsen prosista. Y en los demás, apoyándose en los hitos de la historia del país y de la historia de la familia López, ofrece al lector un panorama de la historia política y social de Colombia. Un recuento que no deja por fuera momentos decisivos de la historia del país, como los desórdenes civiles y de violencia política que ocurrieron el 6 de septiembre de 1952, cuando turbas enardecidas incendiaron El Espectador, El Tiempo y las casas de López Pumarejo y de Carlos Lleras Restrepo o como el intento de arrebatarle el poder a López Pumarejo por parte de un grupo de militares en 1944, en una narración que constituye las mejores páginas de la obra.
Un libro al que el autor dedicó más de cinco años de trabajo y que muestra cómo, en ocasiones, los destinos de un país y de una estirpe están íntimamente entreverados.