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Pérez Gellida ha ganado la 80ª edición del Nadal, el decano de los premios literarios hispanos, con un thriller rural ambientado en la Extremadura de principios del siglo XX, donde una viuda, que marca el destino de quien se cruza con ella, desaparece después de que se incendie su casa.
En medio de esta historia, en la que se combinan pasión, sangre y barro, muy al estilo de Pérez Gellida, la policía trata de averiguar dónde está la viuda, en un texto que el jurado ha valorado de “gran personalidad estilística”.
Pérez Gellida ha confesado tras hacerse público el fallo que “era una novela que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo pero que ahora he decidido escribir porque me sentía más maduro como escritor”.
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El marco de Bajo tierra seca es la Extremadura de 1917, en la que, como dice su autor, “había mucha pobreza, caciquismo y mucha hambre” y en ese contexto a un teniente de la Guardia Civil, Martín Gallardo, le ordenan investigar un incendio en el que la propietaria, la viuda Antonia Monterroso, ha desaparecido y el capataz es el principal sospechoso.
Antonia Monterroso, añade, es “el personaje que más va a impactar a los lectores porque es una mujer que todos conocen, pero nadie sabe bien quién es, es además una mujer muy guapa para los cánones de la época, muy grande y que ha luchado contra casi todo, pero su conducta va a generar las dudas al lector”.
Para su autor, se trata de “un thriller muy negro, con un trasfondo político y social que condiciona mucha la novela en la que se pone de manifiesto que la hostilidad puede condicionar a las personas y hacerlas mucho más hostiles”.
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Ha asegurado el ganador del Premio Nadal que piensa en dos lectores: “el que ya me conoce y que va a buscar lo que le gusta de las anteriores novelas y que lo va a encontrar; y luego el lector nuevo, que se va a sorprender, porque hay muchos ingredientes que consiguen mantener un suspense sostenido desde las primeras páginas hasta el final y que tenga la necesidad de saber quién es César Pérez Gellida”.
En una respuesta retórica a esta pregunta, Pérez Gellida se define como “un escritor que empezó hace diez años por un problema de insomnio y encontré un método, que sigue funcionando: inventarme una historia durante la noche y al día siguiente la retomo en el punto en el que la dejé el día anterior”.
La novela en sí, resume Pérez Gellida, es “un engaño, en la que en cada capítulo el lector se ve obligado a replantearse lo que creía que sabía en el anterior”.
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El ganador del Premio Josep Pla, Jaume Clotet, ha definido la novela vencedora, La germandat de l’àngel caigut, como “un thriller de base histórica”, que narra una misión trepidante en la que se juega la guerra entre el bien y el mal y que puede hacer tambalear los mismos cimientos de la Iglesia.
La novela parte de la ciudad de Acre, en Tierra Santa, en 1291, donde un grupo de caballeros templarios huyen del agonizante reino de Jerusalén y se llevan consigo el secreto más bien guardado de la cristiandad, un misterio que lleva al lector a la actualidad de la mano de sus dos protagonistas, un monje de Montserrat y una mossa d’esquadra.