“Los reyes del mundo”, una película como refugio para la cineasta Laura Mora
Laura Mora, directora colombiana, premiada en festivales internacionales, indaga en sus películas sobre “la violencia atada a los hombres” en un género que llama “épicopunk”. Se ha refugiado en el cine para sobrellevar el dolor por el asesinato de su padre.
Para sobrellevar el dolor por el asesinato de su padre, Laura Mora se refugió en el cine.
La directora colombiana, premiada en festivales internacionales, indaga en sus películas sobre “la violencia atada a los hombres” en un género que llama “épicopunk”.
”Los reyes del mundo”, su segundo largometraje, logró los máximos galardones de San Sebastián y Biarritz este año. Una película que bascula “entre la realidad y el delirio”, descarnada y poética, que no hubiera sido posible sin el “acto absolutamente liberador” que significó llevar al cine el día que un sicario la dejó huérfana a los 21 años en Medellín, sostiene Mora en conversación con la AFP en Bogotá.
Su ópera prima “Matar a Jesús” explora el personaje del pistolero, el colapso de la justicia y la sed de venganza. “Yo he pensado mucho en por qué la estructura de ‘Matar a Jesús’ es mucho más clásica y creo que era tanto el dolor que esa versión tan aristotélica del cine me permitía ordenar mi propio dolor y mis propias memorias. Y después de hacerla es como que ¡ya, puedo hacer lo que me dé la gana!”, explica la artista de 41 años y melena a la cintura.
Sin el yugo del relato convencional se sumergió entonces en las entrañas del conflicto interno, con una película de viaje hacia “la tierra prometida”, en la piel de cinco jóvenes de la calle, actores naturales de Medellín que interpretaron su propio papel. “Creo que esta película es la primera representante del género épicopunk.
Es muy épica y hay una cosa de epopeya es grandilocuente, pero luego el espíritu de la película es subversivo, quiere cruzar el cerco, atravesar la propiedad privada, armar una barricada, pararse ante el mundo de una manera muy desobediente”, explica la cineasta, que hizo estudios en Australia.
Mora nació en un país atravesado por más de medio siglo de sangrienta guerra y pasó su adolescencia en una de las capitales del crimen. El Medellín de los 90 era el teatro de operaciones de Pablo Escobar, donde fundó su imperio del narcotráfico y terror.
“A mí el punk me salvó la vida”, confiesa evocando cuando fundó su propia banda. “Canto súper mal, pero lo único que uno necesita para una banda de punk es cantar muy mal”, bromea.
Para sobrellevar el dolor por el asesinato de su padre, Laura Mora se refugió en el cine.
La directora colombiana, premiada en festivales internacionales, indaga en sus películas sobre “la violencia atada a los hombres” en un género que llama “épicopunk”.
”Los reyes del mundo”, su segundo largometraje, logró los máximos galardones de San Sebastián y Biarritz este año. Una película que bascula “entre la realidad y el delirio”, descarnada y poética, que no hubiera sido posible sin el “acto absolutamente liberador” que significó llevar al cine el día que un sicario la dejó huérfana a los 21 años en Medellín, sostiene Mora en conversación con la AFP en Bogotá.
Su ópera prima “Matar a Jesús” explora el personaje del pistolero, el colapso de la justicia y la sed de venganza. “Yo he pensado mucho en por qué la estructura de ‘Matar a Jesús’ es mucho más clásica y creo que era tanto el dolor que esa versión tan aristotélica del cine me permitía ordenar mi propio dolor y mis propias memorias. Y después de hacerla es como que ¡ya, puedo hacer lo que me dé la gana!”, explica la artista de 41 años y melena a la cintura.
Sin el yugo del relato convencional se sumergió entonces en las entrañas del conflicto interno, con una película de viaje hacia “la tierra prometida”, en la piel de cinco jóvenes de la calle, actores naturales de Medellín que interpretaron su propio papel. “Creo que esta película es la primera representante del género épicopunk.
Es muy épica y hay una cosa de epopeya es grandilocuente, pero luego el espíritu de la película es subversivo, quiere cruzar el cerco, atravesar la propiedad privada, armar una barricada, pararse ante el mundo de una manera muy desobediente”, explica la cineasta, que hizo estudios en Australia.
Mora nació en un país atravesado por más de medio siglo de sangrienta guerra y pasó su adolescencia en una de las capitales del crimen. El Medellín de los 90 era el teatro de operaciones de Pablo Escobar, donde fundó su imperio del narcotráfico y terror.
“A mí el punk me salvó la vida”, confiesa evocando cuando fundó su propia banda. “Canto súper mal, pero lo único que uno necesita para una banda de punk es cantar muy mal”, bromea.