Los títeres y la transformación del pensamiento
El Museo de Títeres de Bogotá fue creado en 2021 por iniciativa de la Fundación Paciencia Guayaba, que lleva trabajando 45 años en el teatro de títeres. Hoy el museo tiene dos salas que recopilan la historia de este arte en Bogotá y Colombia.
Andrea Jaramillo Caro
¿Cómo empezó el Museo de Títeres virtual?
A través de los cuarenta y cinco años de trabajo de la Fundación Paciencia Guayaba, vimos la necesidad de crear la memoria de los títeres. El objetivo del museo es difundir, divulgar y preservar. El Teatro de Títeres comenzó en 1877 con el Pesebre Espina, en la calle Florian de Bogotá, que hoy es la calle octava entre carreras once y décima. Y luego, tuvo varios espacios, pero no hay una historia sistematizada. Hay cosas escritas, pero no hay un sistema. Nos pareció importante que a través de un museo virtual pudiésemos, digamos, recoger toda esa memoria. Para hacer ese documento, creamos un proyecto que le presentamos a la Secretaría de Cultura del Distrito. Invitamos a 25 grupos de Teatro de Títeres mediante un formulario Google, recogimos fotografías de los grupos, sistematizamos las fotografías, hicimos una curaduría y luego montamos el edificio virtual mediante una plataforma. Esta sala la llamamos Sala Julia Rodríguez, porque Julia Rodríguez fue una titiritera insignia en Colombia. Buscando esa memoria y pensando a los títeres como patrimonio inmaterial de la ciudad, fue un deseo y uno de nuestros propósitos crear un museo. Eso nos permitió recoger una memoria visual de la ciudad y las técnicas de creación de muñecos presentes en Bogotá.
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Para usted, ¿qué es lo más valioso del arte de los títeres?
Lo pienso un poco como la animación de objetos. Cuando el ser humano toma la primera piedra y talla con esa piedra, falla, ese es el principio de la animación de objetos. A eso se ha dedicado la humanidad. Luego, hay una escena muy famosa de la película 2001: una odisea espacial, cuando ellos tienen el hueso al aire, entonces el hueso va al aire, que es esa animación de ese objeto y cae en el año 2001. Es ese mismo objeto a través del tiempo que cuenta la historia de la humanidad. Eso es el títere. El títere es ese objeto que a veces tiene una forma antropomorfa y a veces no. Es muy importante eso, que cuente la historia de la humanidad. Que cuenta, por ejemplo, en el caso de los carnavales de Riosucio o Barranquilla, esos muñecos que están allí, que son muñecos animados por personas, son también especies populares, donde esos grandes muñecones son una técnica del teatro de títeres. La diferencia con el actor es que comunica con su cuerpo, y el títere lo hace a través de una máscara o un objeto. Hay tres elementos básicos en el teatro de títeres que son la fiesta, donde la gente va a la sala; la identificación, donde se cuentan historias que tienen que ver con la gente, y la transformación. Esos tres elementos del teatro de títeres y de objetos, son la esencia y lo más importante que contribuye al arte en general y a una transformación social.
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¿Cómo se transforma el pensamiento a partir del teatro de títeres y la animación de objetos?
Si se ve que cuando una persona, o un niño, va a una obra de teatro de títeres, tiene una relación con la obra de títeres y esa obra le plantea unas preguntas, un cuestionamiento; en la medida en que ese cuestionamiento es efectivo, la persona transforma su pensamiento. Si uno ve una obra de teatro y la obra de teatro te hace una serie de preguntas, pues en la medida en que tú te haces las preguntas, hay una transformación de pensamiento.
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¿Cuáles son los más grandes desafíos que hay aquí en Colombia para hacer este tipo de teatro?
En Bogotá hay como seis salas de teatro. Es importante que haya un crecimiento, porque hay que afianzar la dramaturgia, los grupos y las salas. En Colombia hay mucho movimiento. Nos enteramos ahora, al construir el museo, que hay en Cali, Medellín, Pasto y parte de la costa. Creo que esta panorámica nos da una visión, donde hay que afianzarlo y, por otro lado, partir de fiestas populares que existen allí y a partir de esa construcción de esa muñequería, desarrollar lo que es el teatro de este museo. Yo pienso que lo primero es que a veces hay un preconcepto acerca del teatro de títeres y nos toca romper con esto, porque es un mundo realmente amplio con muchas técnicas e historias.
¿Cómo empezó el Museo de Títeres virtual?
A través de los cuarenta y cinco años de trabajo de la Fundación Paciencia Guayaba, vimos la necesidad de crear la memoria de los títeres. El objetivo del museo es difundir, divulgar y preservar. El Teatro de Títeres comenzó en 1877 con el Pesebre Espina, en la calle Florian de Bogotá, que hoy es la calle octava entre carreras once y décima. Y luego, tuvo varios espacios, pero no hay una historia sistematizada. Hay cosas escritas, pero no hay un sistema. Nos pareció importante que a través de un museo virtual pudiésemos, digamos, recoger toda esa memoria. Para hacer ese documento, creamos un proyecto que le presentamos a la Secretaría de Cultura del Distrito. Invitamos a 25 grupos de Teatro de Títeres mediante un formulario Google, recogimos fotografías de los grupos, sistematizamos las fotografías, hicimos una curaduría y luego montamos el edificio virtual mediante una plataforma. Esta sala la llamamos Sala Julia Rodríguez, porque Julia Rodríguez fue una titiritera insignia en Colombia. Buscando esa memoria y pensando a los títeres como patrimonio inmaterial de la ciudad, fue un deseo y uno de nuestros propósitos crear un museo. Eso nos permitió recoger una memoria visual de la ciudad y las técnicas de creación de muñecos presentes en Bogotá.
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Para usted, ¿qué es lo más valioso del arte de los títeres?
Lo pienso un poco como la animación de objetos. Cuando el ser humano toma la primera piedra y talla con esa piedra, falla, ese es el principio de la animación de objetos. A eso se ha dedicado la humanidad. Luego, hay una escena muy famosa de la película 2001: una odisea espacial, cuando ellos tienen el hueso al aire, entonces el hueso va al aire, que es esa animación de ese objeto y cae en el año 2001. Es ese mismo objeto a través del tiempo que cuenta la historia de la humanidad. Eso es el títere. El títere es ese objeto que a veces tiene una forma antropomorfa y a veces no. Es muy importante eso, que cuente la historia de la humanidad. Que cuenta, por ejemplo, en el caso de los carnavales de Riosucio o Barranquilla, esos muñecos que están allí, que son muñecos animados por personas, son también especies populares, donde esos grandes muñecones son una técnica del teatro de títeres. La diferencia con el actor es que comunica con su cuerpo, y el títere lo hace a través de una máscara o un objeto. Hay tres elementos básicos en el teatro de títeres que son la fiesta, donde la gente va a la sala; la identificación, donde se cuentan historias que tienen que ver con la gente, y la transformación. Esos tres elementos del teatro de títeres y de objetos, son la esencia y lo más importante que contribuye al arte en general y a una transformación social.
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¿Cómo se transforma el pensamiento a partir del teatro de títeres y la animación de objetos?
Si se ve que cuando una persona, o un niño, va a una obra de teatro de títeres, tiene una relación con la obra de títeres y esa obra le plantea unas preguntas, un cuestionamiento; en la medida en que ese cuestionamiento es efectivo, la persona transforma su pensamiento. Si uno ve una obra de teatro y la obra de teatro te hace una serie de preguntas, pues en la medida en que tú te haces las preguntas, hay una transformación de pensamiento.
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¿Cuáles son los más grandes desafíos que hay aquí en Colombia para hacer este tipo de teatro?
En Bogotá hay como seis salas de teatro. Es importante que haya un crecimiento, porque hay que afianzar la dramaturgia, los grupos y las salas. En Colombia hay mucho movimiento. Nos enteramos ahora, al construir el museo, que hay en Cali, Medellín, Pasto y parte de la costa. Creo que esta panorámica nos da una visión, donde hay que afianzarlo y, por otro lado, partir de fiestas populares que existen allí y a partir de esa construcción de esa muñequería, desarrollar lo que es el teatro de este museo. Yo pienso que lo primero es que a veces hay un preconcepto acerca del teatro de títeres y nos toca romper con esto, porque es un mundo realmente amplio con muchas técnicas e historias.