Loutek, o el arte de las tecnologías
La galería Casa Hoffmann inauguró el pasado 13 de abril la exposición Loutek, una muestra en la que se reúnen 23 artistas que reflexionan sobre temas sociales, ambientales y filosóficos, explorando el uso formal de tecnologías obsoletas, análogas o recicladas. Estará abierta hasta el próximo 2 de junio.
Úrsula Ochoa
Dentro de los términos que hacen parte del léxico de la tecnología, existen dos conceptos fundamentales que están siendo explorados por algunos artistas: El High-Tech (Tecnología de avanzada) y el Low-Tech (Bajas tecnologías).
(Le puede interesar: Alessandro Basile, nuevo director del FICCI, habla sobre la transición del festival)
En el arte, el primero hace alusión a todas aquellas obras realizadas a partir del uso de tecnologías avanzadas, como la proyección de imágenes en alta definición, performances y obras realizadas con realidad aumentada, instalaciones lumínicas con el uso de sofisticados sensores de luz o calor, etc. El segundo alude a un grupo de obras que son hibridaciones estéticas, donde se destacan el uso de dispositivos obsoletos, fragmentos de objetos y aparatos de diversas naturalezas, y que “suponen un intercambio de saberes que se nutre de múltiples mentalidades, con el propósito de discutir las problemáticas sociales, ambientales y filosóficas propias de las estructuras que en la actualidad rigen el uso del entorno natural, la innovación, la producción, el consumo, el desecho”.
Sobre esta segunda clase de propuestas está concebida Loutek, la exposición que presenta la galería Casa Hoffmann y que propone un despliegue de acercamientos a esta forma de arte, propiciando una conversación entre discursos y objetos de naturalezas diversas, pero que se manifiestan desde un fundamento estético en común.
Por una parte, las propuestas se constituyen de manera general, a partir de características esenciales en el arte Low-Tech, como la hibridación de materiales, la simultaneidad de los enfoques sensoriales, es decir, piezas que se dirigen al tiempo sobre varios sentidos con imágenes, sonidos, textos, movimientos y otros estímulos que se presentan de manera sincrónica; la indeterminación de los atributos formales como críticas o reflexiones sobre los valores estéticos, el concepto de la “desmaterialización del objeto” en propuestas específicamente de arte sonoro, la interacción con las obras por parte del público, y la experimentación electrónica donde el uso de dispositivos mecánicos refuerzan el sentido de la investigación.
En segundo lugar, tal y como enfatiza la curaduría, esta propuesta se constituye a partir de los diversos acercamientos que desde el interior de la corriente Low-Tech se conciernen con una gran variedad de reflexiones, tales como la producción de conocimiento desde saberes tradicionales y fenómenos naturales, o prácticas artísticas que a partir de posturas activistas que surgen de la subalternidad, cuestionan nuestra relación con las industrias tecnológicas y sus prácticas.
(Le sugerimos: David Luna denuncia presuntos manejos irregulares en el Ministerio de Cultura)
Así mismo, algunas obras asumen una importante investigación sobre nuestra capacidad de escucha, cuyo enfoque sonoro se manifiesta en la configuración de ambientes y dispositivos elaborados a partir de una “arqueología de los medios” que bien sabemos se manifiesta como un campo de investigación alrededor de la intersección del arte, la técnica, la historia y la teoría de la cultura. Y, en este mismo sentido, la exposición ahonda en los estratos materiales de las culturas mediáticas del pasado, recuperando aparatos y prácticas, analizando, además, las experiencias creativas en la cultura medial, teórica, científica y tecnológica.
En este sentido, vale la pena destacar que en la actualidad las artes tecnológicas forman parte de múltiples propuestas expositivas y no siempre tienen por objetivo promover una reflexión crítica sobre la propia tecnología, pues muchas veces, las obras pueden ser incorporadas a un discurso conceptual mucho más amplio con el que pueden dialogar más allá de su naturaleza crítica.
Así, podemos entender que Louteck es una exposición para leer desde un doble valor: aquel que encarnan los discursos estéticos a través de la reformulación y la producción de objetos y piezas de carácter experimental, y desde el valor crítico con aquellas propuestas que se constituyen como una auténtica llamada de atención sobre los restos y/o “detritus” de lo que las tecnologías van dejando a su paso, y la mucha o poca responsabilidad que el hombre asume sobre ello.
Así, las obras que integran esta exposición, tal y como reflexiona el texto de sala “suponen ensayos hacia una reformulación del universo tecnológico desde posiciones no predominantes, perfilándose como un cúmulo de voces que, desde diversas posturas, geografías, contextos, perspectivas e ideologías anuncian la potencia de esta nueva concepción de progreso y desarrollo que desplaza su enfoque para no estar ya centrado en la acumulación, sino que sea dirigido hacia la humanidad de las comunidades que interactúen con nuevas apuestas tecnológicas”.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
Dentro de los términos que hacen parte del léxico de la tecnología, existen dos conceptos fundamentales que están siendo explorados por algunos artistas: El High-Tech (Tecnología de avanzada) y el Low-Tech (Bajas tecnologías).
(Le puede interesar: Alessandro Basile, nuevo director del FICCI, habla sobre la transición del festival)
En el arte, el primero hace alusión a todas aquellas obras realizadas a partir del uso de tecnologías avanzadas, como la proyección de imágenes en alta definición, performances y obras realizadas con realidad aumentada, instalaciones lumínicas con el uso de sofisticados sensores de luz o calor, etc. El segundo alude a un grupo de obras que son hibridaciones estéticas, donde se destacan el uso de dispositivos obsoletos, fragmentos de objetos y aparatos de diversas naturalezas, y que “suponen un intercambio de saberes que se nutre de múltiples mentalidades, con el propósito de discutir las problemáticas sociales, ambientales y filosóficas propias de las estructuras que en la actualidad rigen el uso del entorno natural, la innovación, la producción, el consumo, el desecho”.
Sobre esta segunda clase de propuestas está concebida Loutek, la exposición que presenta la galería Casa Hoffmann y que propone un despliegue de acercamientos a esta forma de arte, propiciando una conversación entre discursos y objetos de naturalezas diversas, pero que se manifiestan desde un fundamento estético en común.
Por una parte, las propuestas se constituyen de manera general, a partir de características esenciales en el arte Low-Tech, como la hibridación de materiales, la simultaneidad de los enfoques sensoriales, es decir, piezas que se dirigen al tiempo sobre varios sentidos con imágenes, sonidos, textos, movimientos y otros estímulos que se presentan de manera sincrónica; la indeterminación de los atributos formales como críticas o reflexiones sobre los valores estéticos, el concepto de la “desmaterialización del objeto” en propuestas específicamente de arte sonoro, la interacción con las obras por parte del público, y la experimentación electrónica donde el uso de dispositivos mecánicos refuerzan el sentido de la investigación.
En segundo lugar, tal y como enfatiza la curaduría, esta propuesta se constituye a partir de los diversos acercamientos que desde el interior de la corriente Low-Tech se conciernen con una gran variedad de reflexiones, tales como la producción de conocimiento desde saberes tradicionales y fenómenos naturales, o prácticas artísticas que a partir de posturas activistas que surgen de la subalternidad, cuestionan nuestra relación con las industrias tecnológicas y sus prácticas.
(Le sugerimos: David Luna denuncia presuntos manejos irregulares en el Ministerio de Cultura)
Así mismo, algunas obras asumen una importante investigación sobre nuestra capacidad de escucha, cuyo enfoque sonoro se manifiesta en la configuración de ambientes y dispositivos elaborados a partir de una “arqueología de los medios” que bien sabemos se manifiesta como un campo de investigación alrededor de la intersección del arte, la técnica, la historia y la teoría de la cultura. Y, en este mismo sentido, la exposición ahonda en los estratos materiales de las culturas mediáticas del pasado, recuperando aparatos y prácticas, analizando, además, las experiencias creativas en la cultura medial, teórica, científica y tecnológica.
En este sentido, vale la pena destacar que en la actualidad las artes tecnológicas forman parte de múltiples propuestas expositivas y no siempre tienen por objetivo promover una reflexión crítica sobre la propia tecnología, pues muchas veces, las obras pueden ser incorporadas a un discurso conceptual mucho más amplio con el que pueden dialogar más allá de su naturaleza crítica.
Así, podemos entender que Louteck es una exposición para leer desde un doble valor: aquel que encarnan los discursos estéticos a través de la reformulación y la producción de objetos y piezas de carácter experimental, y desde el valor crítico con aquellas propuestas que se constituyen como una auténtica llamada de atención sobre los restos y/o “detritus” de lo que las tecnologías van dejando a su paso, y la mucha o poca responsabilidad que el hombre asume sobre ello.
Así, las obras que integran esta exposición, tal y como reflexiona el texto de sala “suponen ensayos hacia una reformulación del universo tecnológico desde posiciones no predominantes, perfilándose como un cúmulo de voces que, desde diversas posturas, geografías, contextos, perspectivas e ideologías anuncian la potencia de esta nueva concepción de progreso y desarrollo que desplaza su enfoque para no estar ya centrado en la acumulación, sino que sea dirigido hacia la humanidad de las comunidades que interactúen con nuevas apuestas tecnológicas”.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖