Luis Carlos Manjarrés, el nuevo gerente de un Museo de Bogotá más participativo
Además de tener un nuevo gerente, el Museo de Bogotá cumple 52 años. Manjarrés, quien fue investigador del área de Curaduría de este recinto, habló para El Espectador sobre los nuevos enfoques y líneas de acción que se pondrán en marcha para que el museo sea una plataforma de reflexión y acción.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Hablemos sobre esta nueva etapa del Museo de Bogotá...
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Hablemos sobre esta nueva etapa del Museo de Bogotá...
Consiste en realizar acciones para lograr un museo pertinente socialmente, un museo que se conecte con los debates de la ciudad y se relacione con la cotidianidad de las personas. Para ello tenemos una sede física, pero también trabajamos en una dimensión territorial y en otra digital. A la segunda no solamente la pensamos como un espacio de divulgación y amplificación de información, sino como un espacio de cocreación. Un ejemplo de esto es la convocatoria que estamos haciendo este mes: realizaremos un proceso de edición de artículos en Wikipedia para que las personas contribuyan en la creación de textos sobre temas centrales de la ciudad. En la dimensión territorial, estamos implementando estrategias para este año como la inauguración del Museo de la Ciudad Autoconstruida, que es un espacio que reflexiona sobre los debates de ciudad desde la autoconstrucción y la autogestión.
¿En qué consiste este museo? ¿Por qué de la ciudad “autoconstruida”?
Será el primer museo ubicado en el sur de la ciudad que se erigirá con apoyo distrital. Un lugar que nos permitirá reconocer las historias de las personas que han creado, pulso a pulso, su propio entorno. Ciudad Bolívar es una localidad que ha sido estigmatizada, pero, así mismo, tiene unas injusticias medioambientales inconmensurables y existen unos procesos de resistencia que han surgido para contrarrestar esa narrativa deshumanizante. Este espacio nos posibilitará que el resto de la ciudad se conecte con Ciudad Bolívar.
¿Por qué renovarse? ¿Hay una intención por hablar más del futuro que del pasado?
Queremos acercar el Museo a la ciudadanía. Queremos que el museo, además, responda o ayude a responder las preguntas del presente. La percepción que tienen los ciudadanos sobre los museos es que son espacios donde se relata o se habla sobre el pasado. Esta renovación es para experimentar y soñar lo que puede ser el futuro, pero eso solamente es posible si nos preguntamos sobre los debates y los enfoques del presente para que el Museo sea un espacio de articulación y creación. Queremos que sea un laboratorio que ayude a potenciar esas preguntas que aún están abiertas. Los museos son espacios democráticos y seguros donde podemos tener conversaciones difíciles, pero también son lugares para hablar sobre los derechos humanos y el derecho a la ciudad. Esperamos que el Museo de Bogotá sea una polifonía en donde todos nos sintamos reconocidos.
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Hablemos sobre la línea de acción que se centra en las comunidades y la formación de docentes en gestión comunitaria. Supongo que tiene que ver con la intención de descentralizar el Museo de Bogotá...
Sí. La pandemia debilitó la dinámica de las comunidades en los museos, por eso es que hemos implementado el fortalecimiento de las comunidades digitales. Lo hacemos con el objetivo de que el Museo sea un lugar cercano y afectivo para el cuidado. Lo que queremos es llegar a un museo que recoja las dinámicas y preguntas de las localidades. Queremos descentralizar la memoria de la ciudad y pensar en esas múltiples luchas y resistencias que se dan en Usme, Sumapaz, Bosa y Kennedy. Eso lo estamos haciendo a través del portafolio de estímulos, mediante el cual se entregaron cuatro becas a Proyectos Museográficos para Vivir Juntos. Esta sería la segunda vez que haríamos este ejercicio, que nos permite reconocer las narrativas que están surgiendo desde los territorios. Esta iniciativa se articula con una intención por fortalecer el Parque Arqueológico de Usme y la estrategia para conectar los patrimonios del borde sur de la ciudad. Queremos pensar mucho más en la relación entre la Bogotá urbana y la rural.
Antes de ser gerente del Museo, usted hacía parte del equipo curatorial. Ahora que está entre las directivas, ¿qué cambiará?
Hay un proyecto que se inicia y tiene que ver con el fortalecimiento institucional y museológico de las sedes del Museo de Bogotá. Esto implica una nueva metodología en un laboratorio permanente para pensarnos en colectivo cuál es la narrativa del futuro y la de este Museo en particular. También comenzaremos a gestionar formas en las que los públicos fluyen en las diferentes dimensiones: no necesariamente las personas que prefieren la comunidad digital van a las sedes físicas, etc. Estamos diseñando estrategias de circulación entre dimensiones.
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¿Cómo ve la relación de los bogotanos y residentes de la ciudad con este Museo?
El Museo cumple 52 años este mes y estamos en un ejercicio de conmemoración y celebración de esa trayectoria. El Museo necesita más reconocimiento y posicionamiento: algunas veces uno dice que trabaja en el Museo de Bogotá y lo primero que le preguntan es “¿dónde queda?” o “¿y ese cuál es?”. Eso tiene que ver con que solo desde 2019, el Museo tuvo su sede y la primera exposición de larga duración. Se ha hecho un ejercicio constante para comunicar que esta es la casa de todos los habitantes de la ciudad y eso se ve reflejado en los visitantes recurrentes que, por ejemplo, van a ver las películas que tenemos en la sala de cine, nos ayudan con el cuidado de la huerta o están presente en las redes sociales. Lo que queremos es que esa apropiación sea mayor, queremos a más personas identificadas con este lugar. Hemos decidido abrir el diálogo frente a la narración del museo para la ciudad que soñamos y que toda la ciudadanía haga parte de este diálogo y construcción que emprendemos hacia la apropiación social de nuestros patrimonios, como un proceso dinámico, vivo, plural e integrados con las subjetividades y el día a día de la ciudad.