Macron encabeza la simbólica devolución de 26 obras robadas a Benín
Francia escenificó este miércoles la devolución a Benín de 26 obras del tesoro real de Abomey en una ceremonia encabezada por Emmanuel Macron, el primer líder europeo en restituir a África una parte del patrimonio saqueado durante el colonialismo.
María D. Valderrama
“Francia no podía permanecer pasiva ante el hecho de que el 95 % del patrimonio africano se encuentre fuera de sus fronteras. No había razón para que la juventud de Benín no pueda tener acceso a su patrimonio”, dijo Macron en la ceremonia simbólica de entrada, que tuvo lugar en el museo etnológico francés, el Quai de Brainly.
Al acto acudió desde Benín el ministro de Exteriores, Aurélien Agbenonci, en representación del presidente de ese país Patrice Talon, que se reunirá con Macron en Francia este mes de noviembre para firmar la transferencia de patrimonio.
“Los pueblos víctimas de este saqueo no han sido desposeídos de obras de arte irreemplazables, han sido desposeídos de una memoria que les hubiera ayudado a conocerse mejor a sí mismos, a ser mejor comprendidos. Las mujeres y hombres de este país tienen derecho de recuperarlas”, afirmó Macron.
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“Benín está feliz de marcar la Historia junto a Francia, que ha querido aceptar la demanda de restitución firmada en nuestro despacho en agosto de 2016. Los obstáculos eran numerosos y no hubiéramos podido imaginar este momento”, dijo por su parte Agbenonci.
Entre las obras devueltas destacan tres estatuas que representan a los líderes del antiguo reino de Dahomey, situado en la actual ciudad de Abomey y conocido por su ejército de mujeres soldado, hoy uno de los puntos turísticos del país africano y patrimonio mundial de la Unesco desde 1985.
REVISIÓN HISTÓRICA
Entre las 26 piezas se encuentran además los tronos reales, todos ellos saqueados por los hombres del general Alfred-Amédée Dodds, que lideró después el engaño mediante el que los franceses, haciendo creer al rey Béhanzin que iba a reunirse en París con el presidente, lo forzaron al exilio en Martinica.
Una historia de engaños y dominación que hasta hace pocos años era un absoluto tabú. El trabajo de reparación no afecta solo a estas obras: Francia también está cambiando el tono con el que cuenta la historia.
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Desde el Quai de Brainly insisten ahora en hablar de la “trampa” al rey Béhanzin, y en calificar de “ejecución pública” lo que antes se llamaba sacrificios, para poner al mismo nivel las antiguas costumbres africanas y occidentales.
En París, las 26 obras se exponen por última vez esta semana en este museo etnológico, que se ha visto en el centro de la polémica mundial sobre la restitución de obras de arte a África, un espinoso asunto que sigue dividiendo a los museos europeos.
Sólo en el caso de Francia, se estima que hay 90.000 objetos de arte africano, 70.000 de ellas en el Quai de Branly, y algo más de la mitad obtenidas durante el período colonial.
Macron se comprometió en 2017, en un viaje a Burkina Faso, a devolver en un plazo de cinco años dicho patrimonio.
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Un año más tarde, un informe realizado por una investigadora francesa y un profesor y escritor senegalés abogaba por el regreso de las piezas adquiridas por robo o violencia y ponía el marco legal para aprobar su retorno.
ECO MUNDIAL
El acto y aquel documento, que dieron pie en 2020 a una ley francesa que regulaba la salida de estas obras, fueron seguidos atentamente en países como Reino Unido, Alemania y Bélgica, poseedores también de obras africanas obtenidas ilegalmente.
Francia inicia así un movimiento que debería tener eco en Bruselas, que prometió este año devolver a República Democrática del Congo unas 880 obras robadas durante la colonización, expuestas en el renombrado Museo de África Central de Tervuren, a 12 kilómetros de la capital, y va a estudiar en los próximos años la procedencia de otras 35.000 piezas.
Alemania también mostró este año su voluntad de devolver a Nigeria una serie de bronces robadas en el siglo XIX.
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Del lado de los reparados, Benín adoptó en octubre una ley que vela por la protección de su patrimonio cultural y se ha comprometido a crear infraestructuras y equipos adaptados a los niveles internacionales.
“Vamos a continuar el trabajo de documentación junto a nuestros colegas franceses. Son obras que el general Dodds se llevó sin documentar, un trabajo que era fundamental. Es hora de profundizar en esa documentación y tener una visión específica sobre cada una de las obras”, dice a EFE el conservador del Museo de Historia de Ouidah, Calixte Biah.
Será ese museo donde se expondrán las piezas antes de ser instaladas de forma permanente en el futuro museo de Epopeya de las Amazonas y de los reyes de Dahomey.
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Para el conservador, el retorno de estas obras a Benín es un momento histórico y un orgullo para los benineses.
Este miércoles, Macron recordó que el país ha aprobado además la restitución de un valioso sable a Senegal, así como otras piezas que serán próximamente enviadas de manera temporal o definitiva a Madagascar y Costa de Marfil.
“Francia no podía permanecer pasiva ante el hecho de que el 95 % del patrimonio africano se encuentre fuera de sus fronteras. No había razón para que la juventud de Benín no pueda tener acceso a su patrimonio”, dijo Macron en la ceremonia simbólica de entrada, que tuvo lugar en el museo etnológico francés, el Quai de Brainly.
Al acto acudió desde Benín el ministro de Exteriores, Aurélien Agbenonci, en representación del presidente de ese país Patrice Talon, que se reunirá con Macron en Francia este mes de noviembre para firmar la transferencia de patrimonio.
“Los pueblos víctimas de este saqueo no han sido desposeídos de obras de arte irreemplazables, han sido desposeídos de una memoria que les hubiera ayudado a conocerse mejor a sí mismos, a ser mejor comprendidos. Las mujeres y hombres de este país tienen derecho de recuperarlas”, afirmó Macron.
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“Benín está feliz de marcar la Historia junto a Francia, que ha querido aceptar la demanda de restitución firmada en nuestro despacho en agosto de 2016. Los obstáculos eran numerosos y no hubiéramos podido imaginar este momento”, dijo por su parte Agbenonci.
Entre las obras devueltas destacan tres estatuas que representan a los líderes del antiguo reino de Dahomey, situado en la actual ciudad de Abomey y conocido por su ejército de mujeres soldado, hoy uno de los puntos turísticos del país africano y patrimonio mundial de la Unesco desde 1985.
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Entre las 26 piezas se encuentran además los tronos reales, todos ellos saqueados por los hombres del general Alfred-Amédée Dodds, que lideró después el engaño mediante el que los franceses, haciendo creer al rey Béhanzin que iba a reunirse en París con el presidente, lo forzaron al exilio en Martinica.
Una historia de engaños y dominación que hasta hace pocos años era un absoluto tabú. El trabajo de reparación no afecta solo a estas obras: Francia también está cambiando el tono con el que cuenta la historia.
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Desde el Quai de Brainly insisten ahora en hablar de la “trampa” al rey Béhanzin, y en calificar de “ejecución pública” lo que antes se llamaba sacrificios, para poner al mismo nivel las antiguas costumbres africanas y occidentales.
En París, las 26 obras se exponen por última vez esta semana en este museo etnológico, que se ha visto en el centro de la polémica mundial sobre la restitución de obras de arte a África, un espinoso asunto que sigue dividiendo a los museos europeos.
Sólo en el caso de Francia, se estima que hay 90.000 objetos de arte africano, 70.000 de ellas en el Quai de Branly, y algo más de la mitad obtenidas durante el período colonial.
Macron se comprometió en 2017, en un viaje a Burkina Faso, a devolver en un plazo de cinco años dicho patrimonio.
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Un año más tarde, un informe realizado por una investigadora francesa y un profesor y escritor senegalés abogaba por el regreso de las piezas adquiridas por robo o violencia y ponía el marco legal para aprobar su retorno.
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El acto y aquel documento, que dieron pie en 2020 a una ley francesa que regulaba la salida de estas obras, fueron seguidos atentamente en países como Reino Unido, Alemania y Bélgica, poseedores también de obras africanas obtenidas ilegalmente.
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Alemania también mostró este año su voluntad de devolver a Nigeria una serie de bronces robadas en el siglo XIX.
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“Vamos a continuar el trabajo de documentación junto a nuestros colegas franceses. Son obras que el general Dodds se llevó sin documentar, un trabajo que era fundamental. Es hora de profundizar en esa documentación y tener una visión específica sobre cada una de las obras”, dice a EFE el conservador del Museo de Historia de Ouidah, Calixte Biah.
Será ese museo donde se expondrán las piezas antes de ser instaladas de forma permanente en el futuro museo de Epopeya de las Amazonas y de los reyes de Dahomey.
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Para el conservador, el retorno de estas obras a Benín es un momento histórico y un orgullo para los benineses.
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