“Magola”, caricatura de El Espectador, es reconocida en la Feria de Guadalajara
La caricaturista colombiana Adriana Mosquera Soto (Nani), creadora de “Magola”, caricatura que se publica desde hace 26 años en El Espectador, será galardonada con La Catrina, un reconocimiento que el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta les otorga a los dibujantes más destacados del continente.
Joseph Casañas Angulo
Bogotá, Feria del Libro de 1992. Cuando a Adriana Mosquera Soto le correspondió su turno de dibujar, el muro ya estaba repleto de figuras femeninas “perfectas”. Mujeres voluptuosas, rubias, de pelo largo y ojos claros. Heroínas inspiradas en los cómics gringos. Entonces, alimentada por la rabia que le generó no ser aceptada en una industria dominada por hombres y en un mundo en el que los chistes machistas, a pesar de ser flojos, provocaban carcajadas, Nani propuso otra cosa.
“Me inventé a Magola. Una mujer con las piernas peludas, flacucha, casi plana, narizona, con pelo azul, gafas y que se viste horrible. A la gente le gustó mucho el dibujo y se empezó a tomar fotos con ella, personaje que se sale de los cánones de belleza establecidos”, recuerda Mosquera Soto. Vea AQUÍ todas las caricaturas de Magola
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Seis meses después la viñeta fue publicada por primera vez en El Espectador. Y desde 1995 se publica diariamente en este medio. Han pasado 26 años desde entonces.
Después de definir el outfit de Magola había que establecer lo que iba a decir y cómo iba a hacerlo. Para entonces, como millones de fanáticos alrededor del mundo, Nani, que se sentía huérfana de Mafalda y sus incorrecciones, decidió que Magola, su Magola, sería la versión adulta de la creación de Quino.
“Cuando empecé a leer a Mafalda tenía siete años y no pensaba si Quino era hombre o mujer, solo veía una niña que opinaba y decía lo que quería y pensaba. Crecí con la idea de hacer algo similar a Mafalda; de hecho, el nombre Magola es similar a Mafalda porque viene de allí, pero cuando Quino deja de hacer a Mafalda pienso que aún le falta que crezca, que opine desde la sociedad desde un punto de vista más maduro, que sea autónoma y no dependa de los padres y a partir de ahí empiezo a trabajar a Magola”, dice Mosquera Soto.
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El reconocimiento que se le entregará a Nani valora a los caricaturistas que durante su trayectoria han trascendido con su trabajo mediante la imagen que confronta y que inminentemente los vuelve maestros de las nuevas generaciones. “El mundo ha cambiado. Las mujeres estamos llamadas a opinar igual que cualquier otro ser humano y este reconocimiento abre una ventana grande en ese sentido. Entrar en ese olimpo de los dioses de la caricatura latinoamericana debe servir para algo y espero que sea para que se me reconozca en mi propio país”, dice.
La colombiana Nani Mosquera se suma así al selecto grupo formado por Sergio Aragonés, Quino, Eduardo del Río, Gabriel Vargas, Roberto Fontanarrosa, Helio Flores, Rogelio Naranjo, José Palomo, Rafael Barajas, Bulmaro Castellanos, Hernán Vidal, Maitena, Sixto Valencia Burgos, Francisco Calderón Lelo de Larrea, Ángel Boligán, Antonio Helguera y Linniers.
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La primera mujer en ser galardonada con La Catrina, una estatuilla de bronce que reproduce un dibujo de Sergio Aragonés, fue la historietista argentina Maitena.
Una dibujante a la que le tocó estudiar biología
Nani recuerda que intentó estudiar Bellas Artes en la Universidad Nacional de Colombia pero no fue admitida, razón por la cual estudió Biología en la Universidad Distrital y desarrolló su carrera como dibujante de manera autodidacta.
“Soy una dibujante que le tocó estudiar biología y pude salvar la carrera porque toda la carrera la hice dibujada. Hice manuales de anatomía, de invertebrados, de genética. Incluso mi tesis fue un manual ilustrado del páramo de Sumapaz. El dibujo siempre me acompañó. En biología se dibuja mucho. Es una carrera bonita y visual. Nunca me sentí frustrada estudiando esa carrera porque todos os días tenía que dibujar algo de la naturaleza, los colores y las formas. Me sirvió mucho. Hoy en día todo lo que aprendí de anatomía y evolución lo estoy aplicando a las tiras cómicas”, dice.
Bogotá, Feria del Libro de 1992. Cuando a Adriana Mosquera Soto le correspondió su turno de dibujar, el muro ya estaba repleto de figuras femeninas “perfectas”. Mujeres voluptuosas, rubias, de pelo largo y ojos claros. Heroínas inspiradas en los cómics gringos. Entonces, alimentada por la rabia que le generó no ser aceptada en una industria dominada por hombres y en un mundo en el que los chistes machistas, a pesar de ser flojos, provocaban carcajadas, Nani propuso otra cosa.
“Me inventé a Magola. Una mujer con las piernas peludas, flacucha, casi plana, narizona, con pelo azul, gafas y que se viste horrible. A la gente le gustó mucho el dibujo y se empezó a tomar fotos con ella, personaje que se sale de los cánones de belleza establecidos”, recuerda Mosquera Soto. Vea AQUÍ todas las caricaturas de Magola
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Seis meses después la viñeta fue publicada por primera vez en El Espectador. Y desde 1995 se publica diariamente en este medio. Han pasado 26 años desde entonces.
Después de definir el outfit de Magola había que establecer lo que iba a decir y cómo iba a hacerlo. Para entonces, como millones de fanáticos alrededor del mundo, Nani, que se sentía huérfana de Mafalda y sus incorrecciones, decidió que Magola, su Magola, sería la versión adulta de la creación de Quino.
“Cuando empecé a leer a Mafalda tenía siete años y no pensaba si Quino era hombre o mujer, solo veía una niña que opinaba y decía lo que quería y pensaba. Crecí con la idea de hacer algo similar a Mafalda; de hecho, el nombre Magola es similar a Mafalda porque viene de allí, pero cuando Quino deja de hacer a Mafalda pienso que aún le falta que crezca, que opine desde la sociedad desde un punto de vista más maduro, que sea autónoma y no dependa de los padres y a partir de ahí empiezo a trabajar a Magola”, dice Mosquera Soto.
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El reconocimiento que se le entregará a Nani valora a los caricaturistas que durante su trayectoria han trascendido con su trabajo mediante la imagen que confronta y que inminentemente los vuelve maestros de las nuevas generaciones. “El mundo ha cambiado. Las mujeres estamos llamadas a opinar igual que cualquier otro ser humano y este reconocimiento abre una ventana grande en ese sentido. Entrar en ese olimpo de los dioses de la caricatura latinoamericana debe servir para algo y espero que sea para que se me reconozca en mi propio país”, dice.
La colombiana Nani Mosquera se suma así al selecto grupo formado por Sergio Aragonés, Quino, Eduardo del Río, Gabriel Vargas, Roberto Fontanarrosa, Helio Flores, Rogelio Naranjo, José Palomo, Rafael Barajas, Bulmaro Castellanos, Hernán Vidal, Maitena, Sixto Valencia Burgos, Francisco Calderón Lelo de Larrea, Ángel Boligán, Antonio Helguera y Linniers.
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Nani recuerda que intentó estudiar Bellas Artes en la Universidad Nacional de Colombia pero no fue admitida, razón por la cual estudió Biología en la Universidad Distrital y desarrolló su carrera como dibujante de manera autodidacta.
“Soy una dibujante que le tocó estudiar biología y pude salvar la carrera porque toda la carrera la hice dibujada. Hice manuales de anatomía, de invertebrados, de genética. Incluso mi tesis fue un manual ilustrado del páramo de Sumapaz. El dibujo siempre me acompañó. En biología se dibuja mucho. Es una carrera bonita y visual. Nunca me sentí frustrada estudiando esa carrera porque todos os días tenía que dibujar algo de la naturaleza, los colores y las formas. Me sirvió mucho. Hoy en día todo lo que aprendí de anatomía y evolución lo estoy aplicando a las tiras cómicas”, dice.